Amarcord – Memorias Fellinianas | La Cabecita

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Nosotros como personas crecemos, vivimos sucesos y experiencias cada día. No paramos de crecer, dejando atrás un día tras otro. Pasamos de niños a adultos tras atravesar la adolescencia, esa etapa llena de cambios y hormonas. Con el tiempo, nos damos cuenta de que todas esas vivencias infantiles se han transformado en recuerdos, recuerdos que nos han construido moralmente y nos han transformado hasta llegar al ser que cada uno de nosotros es hoy en día. Federico Fellini tiró de sus recuerdos para realizar una película emotiva, y cuanto menos, simpática. Esos recuerdos tuvieron como resultado Amarcord, que en castellano significa “Yo recuerdo”.

Fellini describe, a través de su mirada adolescente, los recuerdos que le sucedieron durante su juventud. El argumento es sencillo: Amarcord es la descripción de una serie de historias que suceden en un pueblo de Italia durante los años 30. Estas historias suceden a lo largo de un año, puesto que la película empieza y termina con la llegada de la primavera, anunciada por los valinos. Por el film desfilan una gran cantidad de variopintos personajes, en los que la historia se apoya: la Gradisca, definida como la Greta Garbo del pueblo; Scutreza, un motero que nunca baja de su moto; la Volpina, la prostituta ninfómana del pueblo que actúa con provocación; y un largo etcétera.

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Pero no se confundan, el protagonista de esta película es el pueblo. Fellini no nos da ningún nombre, pero aquellos que conozcan un poco la vida del cineasta, sabrán que el pueblo es Rímini, donde él se crió y creció. Fellini recrea su propio alter ego en la película: Titta Biondi. A partir de aquí, podemos conocer cómo Fellini veía a su familia y su entorno. Su padre, un jefe de obra estresado e histérico; su madre, una mujer también histérica; su abuelo, que no piensa más que en sexo; y su tío, un hombre demente que quiere una mujer. La puesta en escena es pura teatralidad, cada personaje está perfectamente representado. El espectador se siente acogido por el pueblo desde el primer minuto, y algunos podrán asociar los personajes con sus respectivas vidas o memorias.

Hemos de tener en mente que la película está realizada desde el punto de vista de Fellini, por lo que está formada por recuerdos que le han marcado: 

– La escuela: en la cual el Director era muy estricto, la profesora de arte una borracha y la profesora de matemáticas un objeto de deseo sexual para los alumnos.
– El deseo sexual: que viene representado en la película por varias escenas, como en la que Titta le oculta al cura sus fantasías sexuales cuando va a confesarse, o la hilarante la escena en la que Titta y sus amigos se masturban en el coche diciendo en voz alta mujeres. A través de la estanquera también averiguamos de dónde surge esa obsesión de Fellini por los pechos grandes. También la Gradisca tiene un papel fundamental para Fellini en este aspecto
– La importancia del fascismo: la llegada al pueblo de Mussolini y cómo la gente le aclama, el entrenamiento de los alumnos como soldados del régimen fascista, la sociedad que se ha impuesto por la dictadura…

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La narración de la película varia. La historia se explica  través de la interacción de los personajes entre sí, aunque a veces el abogado o Giudizio explican determinadas cosas mirando a cámara, dirigiéndose al espectador directamente. Se nos muestran, por otra parte, escenas oníricas: imaginaciones de Titta o Ciccio, que fantasean con ser pilotos de coche o bodas; la historia de por qué Gradisca se llama Gradisca; o las anécdotas inventadas por Biscein.

La banda sonora de Nino Rota es excepcional, una de las mejores de la historia del cine sin duda alguna. La fotografía, llena de colores y de vida, de Giuseppe Rotunno, hace que la película sea toda una experiencia visual para el espectador.

Esta obra maestra es inclasificable. Lo más sencillo es decir que es una comedia dramática, pero va más allá de la comedia o del drama, es una película que nos puede recordar nuestras propias vivencias, cómo nuestro punto de vista ha cambiado con la edad y el tiempo, si cuando fuimos niños también exageramos algunas de nuestras historias, o sentirnos unos ancianos para volver a contar a alguien aquellos viejos recuerdos. 

Todo el conjunto acaba firmando una película, que puede ser definida como encantadora y única. Uno acaba simpatizando (ya sea más o sea menos) con los personajes, y resulta inevitable no esbozar una sonrisa o echar una lágrima en algún momento del film. Amarcord ya es parte de la memoria del cine, y de un servidor.