Spencer Tracy, el actor de actores. Parte II – Llega el éxito y llega Katharine | La Cabecita

«Él sabe muy bien lo bueno que es. Cualquier actor que haya interpretado una escena con Tracy te dirá lo mismo. No hay nadie que se le pueda comparar.»

Clark Gable

METRO GOLDWING MAYER, EL ÉXITO Y EL RECONOCIMIENTO

Por aquellos años, la Metro era el estudio más respetado de Hollywood. Pese a los riesgos que conllevaba contratar a alguien como Tracy, conocido por sus borracheras y por ser un alborotador, sabían todo el potencial que tenía el actor. El productor Irving G. Thalberg se mostró entusiasta con su talento y dijo que llegaría a ser una de las más grandes estrellas del estudio. En 1935, cuando se unió a MGM, el actor decidió reorganizar su vida. Primero, se reconcilió con su mujer, aunque realmente fue algo que duró poco y pronto el actor se iría de casa, empezando a vivir su vida en los hoteles y pasando por su casa, sólo, de manera ocasional. Al contrario que la otra vez que se separaron, ésta vez no hubo anuncio oficial, pero tampoco hizo falta, porque pronto se irían conociendo, con mayor frecuencia, nuevos romances del actor.

La otra decisión que tomó, decidido a aprovechar esta nueva oportunidad, fue la de dejar la bebida y mantenerse sobrio. «La voz que acusa» fue su primer papel en Metro, en una película en la que debutó James Stewart. Tras esta película, el estudio decidió juntarle con las grandes estrellas femeninas de la casa, hizo «Jaque al Rey» junto a Mirna Loy y «Flor de Arrabal» junto a Jean Harlow, el problema es que ambas películas estaban hechas para el lucimiento de sus actrices protagonistas, y Spencer Tracy seguía siendo un actor secundario desconocido para el público.

Pero 1936 sería el año en el que la suerte de Tracy cambiaría para siempre. Fritz Lang hacía su desembarco en Estados Unidos después de haber dejado filmadas obras como «Metrópolis», «Los Nibelungos» o «M, el vampiro de Düsseldorf». En «Furia» el papel del personaje protagonista era un rol bastante complejo, el de un hombre bueno que cegado por la ira decide buscar venganza. Podíamos decir que Tracy tenía que enfrentarse a rodar dos papeles totalmente distintos en una misma película. Pero el resultado no podía ser mejor, la película encandiló a la crítica y fue un completo éxito de público. No era el único proyecto de Tracy en ese año, la cinta catastrófica «San Francisco» le dio la oportunidad de compartir la pantalla, como hubiera hecho antes en los escenarios, con un Clark Gable que era la mayor estrella de la época. Pese a la brevedad del papel, Tracy caló entre el público, al que dejó noqueado igual que a Clark Gable en una escena de la película. Y por si fuera poco, con ella, Tracy logró su primera nominación al Oscar, por fin su nombre empezaba a ser bastante familiar.

Con sus siguientes proyectos, la reputación de Tracy iba creciendo, y en 1937 le llegaría el éxito definitivo. Tracy no estaba cómodo realizando el papel de Manuel, un pescador portugués, le resultaba molesto tener que forzar el acento y tenerse que hacer la permanente. Pero «Capitanes Intrépidos» fue uno de los grandes éxitos del año, y consiguió conmover de tal manera con su interpretación que hasta la academia de Hollywood acabó rendida a sus pies y le premió con su primer Oscar. Ese año además, también rodó «Maniquí», junto a Joan Crawford, con la que tuvo un pequeño romance.

La carrera de Tracy no había hecho más que despegar, al año siguiente trabajó de nuevo junto a Clark Gable y Mirna Loy en «Piloto de Pruebas» que fue un éxito rotundo. Visto el éxito que tuvo su papel de cura en «San Francisco», MGM le asignó el rol del Padre Flanagan en «Forja de Hombres», un papel que le volvió a valer el premio de la academia por segundo año consecutivo, como curiosidad apuntar que este Oscar está inscrito con el nombre de Dick Tracy. Ganar dos Oscar consecutivos es una hazaña que a día de hoy tan sólo ha conseguido repetir Tom Hanks cuando ganó sus premios por «Philadelphia» y «Forrest Gump». Además marcó un hito curioso, y es que Tracy fue el primer actor en ganar un Oscar por interpretar a un personaje que seguía vivo. Ese mismo año, Tracy ya era el quinto actor mejor pagado de Hollywood, y aunque en 1939 se tomó un descanso y apenas trabajó, una encuesta de la revista Fortune le nombró el actor favorito de los americanos.

Aún con sus dos premios Oscar, el actor expresó su opinión sobre los premios de la siguiente forma:

«Me complace mucho verme nominado e incluido entre otros actores, todos ellos más merecedores del premio que yo, y ése es suficiente honor para mí. Pero en caso de que ganase, ¿debería considerarme mejor que ellos? Por supuesto que no. Una buena interpretación depende del papel y de lo que el actor en cuestión aporte al mismo. Pero sólo él. Yo puedo aportar Spencer Tracy a un papel y nadie que no sea yo puede hacerlo. Yo soy el mejor Spencer Tracy del mundo. Y si quieren darme un premio por eso, que me lo den, pues me lo habré ganado.»

LLEGA KATHARINE

Cuando volvió en 1940, MGM intentó exprimir todo la fama de su estrella. Aquel año se estrenó «Fruto Dorado», dónde el actor volvía con Clark Gable y Claudette Colbert, fue la película más esperada del año y se estrenó en el evento más grande desde «Lo que el viento se llevó». En 1941 Tracy firmó su primer contrato de estrella, cobrando 5.000 dólares a la semana y limitando su trabajo a tres películas por año. Resulta curioso que en 1941 el actor podría haber coincidido por primera vez con Katharine Hepburn, la que más tarde se convertiría en el gran amor de su vida. A Tracy le ofrecieron el papel que finalmente hizo Cary Grant en «Historias de Filadelfia», pero declinó el proyecto para realizar «El Extraño caso del Dr. Jekyll» de Victor Fleming, donde coincidió con Ingrid Bergman, con la que también mantuvo un romance, y Lana Turner.

Pero sólo tuvo que esperar un año para conocerla, Katharine le admiraba, y estaba deseosa por trabajar con el que ella misma decía que era el mejor actor de cine. En 1942 rodaron su primera colaboración juntos, «La Mujer del Año». La película fue un éxito de público y crítica, la pareja se entendía dentro y fuera de la pantalla, eran divertidos y la gente disfrutaba con ellos.

Fue en ese rodaje donde comenzó su relación con Katharine Hepburn, al conocerse, Katharine le dijo «Me parece, señor Tracy, que es usted demasiado bajito para mí», Mankiewicz, que era el que les estaba presentando, le dijo: «No te preocupes, Kate, Spencer te humillará hasta rebajarte a su altura». Aunque Mankiewicz hablaba de su talento como actor, fue esto lo que puso las bases sobre su relación. La actriz se dedicó a él en cuerpo y el alma durante el resto de su vida. Tracy jamás volvió a vivir en su casa desde entonces, pero la relación no era mala y les seguía visitando con frecuencia, ocultándoles también su relación con Hepburn. La pareja fue cuidadosa, nunca se dejaban ver en público juntos y aunque era un secreto a voces, siempre tuvieron bastante decoro. De hecho, no vivieron juntos hasta los últimos años de vida de Tracy, pero todos los que estaban cerca con ellos, sabían que Tracy era totalmente dependiente de Hepburn. Aún así, el actor, seguía con sus excesos habituales, y fue infiel a Hepburn en varias ocasiones, la más conocida sería en 1952 con Gene Tierney a la que conoció durante el rodaje de «La Nave del Destino». E incluso en una ocasión, cuando Katharine le estaba acostando completamente borracho en un hotel de Beverly Hills, le cruzó la cara de un bofetón.

Tracy nunca se llegó a separar de su mujer, el actor afirmaba que podía divorciarse si quisiera pero que a Louise y a Katharine le gustaban las cosas tal y como estaban. Su mujer tampoco quería el divorcio, afirmaba que sería su esposa hasta el día que muriera. Katharine lo supo llevar bien, y nunca interfirió ni presionó al actor para que pasaran por la vicaria. Katharine por culpa de su amor no pudo llegar a formar una familia, la actriz confesó después: «¿Que podía hacer? Le amaba y lo único que quería era estar con él»

Hepburn y Tracy siguieron trabajando juntos, pero los resultados no eran tan buenos como lo que consiguieron con su primera película. No funcionaron tan bien las siguientes películas de la pareja, «La Llama Sagrada» se rodó el mismo año que «La mujer del Año», y pasaron tres hasta que repitieran en «Sin Amor», ambas películas pasaron desapercibidas para la crítica, pero aún así, consiguieron funcionar entre el público.

En 1945, Tracy volvió a los escenarios por última vez. Había pasado una mala racha, que le llevó a acabar en el hospital. Fue Katharine la que le propuso volver a actuar sobre las tablas, algo que le pareció bien y se lo tomó como un reto para probarse a sí mismo si aún podía actuar. Las reacciones del público eran tibias, las relaciones de Spencer Tracy con el resto del equipo eran muy tensas, y finalmente el actor decidió abandonar la obra seis semanas después, antes incluso de que llegase a estrenarse en Broadway. Al actor le cansaba tener que repetir las mismas líneas una y otra vez todas las noches, para él, el cine, era cada día una experiencia distinta, pero en su vuelta a los escenarios sentía que era siempre lo mismo.

Spencer volvió a Hollywood en 1947, como no podía ser de otra forma, su primera película cuando volvió la realizó al lado de Katharine Hepburn. Como pasó en las anteriores colaboraciones, «Mar de Hierba», un western de Elia Kazan, funcionó muy bien entre el  público, pero no entusiasmó a la crítica. Tras trabajar con Lana Turner en «Dos edades del amor», Tracy volvió con Katharine, para rodar «El Estado de la Unión» con Frank Capra. No estuvo muy contento con su siguiente personaje en «Edward, mi hijo», expresó su descontentó a Cukor constantemente durante el rodaje, y su actuación no estuvo a la altura, lo que hizo que la película fuese el mayor fracaso de su carrera hasta la fecha. Pero 1949 fue un año mucho más positivo para la pareja, después de que Tracy rodase «Malaya» junto a James Stewart, volvió a trabajar con Katharine por sexta vez en «La Costilla de Adán», una película que escribieron expresamente para ellos. Por primera vez, desde que estrenaron su primera película juntos, crítica y público la recibieron de manera unánime. «La Costilla de Adán» era una comedia divertidísima acerca de la guerra de sexos, y a día de hoy, posiblemente la película más célebre de la pareja.

La carrera de Tracy volvía a despegar, en 1950 volvió a ser nominado al Oscar doce años después de su última nominación. «El Padre de la Novia» se convirtió en el mayor éxito de la carrera de Tracy, y diez meses después estrenaba «El Padre es Abuelo» con un éxito igual de grande. Parecía que Tracy volvía a convertirse en una gran estrella. En 1953 recibió un Globo de Oro y una nominación al BAFTA por su papel en «La Actriz». La quinta nominación al Oscar le llegó en 1955 por su papel en «Conspiración de Silencio», pero no fue el único reconocimiento que le otorgó esta película, ya que en el festival de Cannes conseguía la palma de oro por su actuación. Con los años, Tracy se iba volviendo más antipático e insoportable, llegó a dejar colgados a todos en el rodaje de «La ley de la Horca» porque le dio mal altura. El hecho de que Katharine ya se hubiera liberado de su contrato con MGM, hizo que no quisiera renovar su contrato cuando éste finalizó en 1955 .

Pero no había acabado ahí la carrera de Tracy, era ya una estrella legendaria, y en los últimos años, pese a tener que luchar contra una grave enfermedad, siguió actuando y recibiendo reconocimientos tal y como veremos mañana en la última parte del especial.

>> Spencer Tracy, el actor de actores. Parte I – Su infancia, Broadway y los años en FOX

>> Spencer Tracy, el actor de actores. Parte III – Los últimos años y su enfermedad