Rastros de Sándalo – Tan lejos, tan cerca | La Cabecita

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Reconozco antes de empezar que mi conocimiento del cine de Bollywood se limita a algún documental sobre el tema y a fragmentos sueltos de films visionados en programas de cine, poco bagaje previo, cierto, pero en estas latitudes el desconocimiento de esa potente industria del cine tan lejana, más allá de la estética exótica, los bailes y la superficie de los estereotipos, es bastante habitual. Afortunadamente, eso no resulta un impedimento a la hora de apreciar lo que nos ofrece la presente película, incluso, se circunscribe en su temática de viaje de descubrimiento, que, al fin y al cabo, no deja de ser un tema universal.

La película es una adaptación de la novela homónima, aunque se centra solo en una de sus diversas tramas: la de la historia de dos hermanas de la India, Mina y Sita, separadas por la fuerza en la infancia después de la muerte de su madre. Treinta años después Mina, una actriz de éxito de Mumbai que nunca ha dejado de buscar a su hermana pequeña, descubre que Sita está bien y vive en Barcelona con el nombre de Paula, es bióloga y no conserva ningún recuerdo de su infancia y orígenes. A partir de aquí, Paula comenzará un viaje de descubrimiento de su verdadera identidad con la ayuda de Prakash, un atractivo inmigrante indio que vende películas de Bollywood en el barrio del Raval de Barcelona. La sinopsis, a priori, parece anunciar un melodrama lacrimógeno como el que más pero esta prevención inicial muy pronto se disuelve ante lo que resulta ser un drama, si, pero también poblado de sentido del humor y, lo más importante, bien narrado y con gran sensibilidad. Se enmarcaría lo que yo, en mi colección particular, tengo clasificado como “cine sentimental”, que no es otro que aquel que te emociona de verdad, sin circunscribirse a un solo tipo de sentimiento. Su inteligente estructura narrativa, que alterna entre los puntos de vista de dos hermanas criadas en mundos que culturalmente y sociológicamente parecen estar a años luz de distancia, hace fácil dejarse atrapar por lo que te están contando y meterse totalmente en la película.

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Este film, ya en su gestación y rodaje partía de una apuesta tan poco común como arriesgada: su productora y guionista, Anna Soler-Pont, y también coautora de la novela original, feminista convencida, quiso reivindicar el papel de la mujer en el cine apostando no solo por llevar a la gran pantalla una trama donde las mujeres llevan prácticamente todo el peso narrativo y dramático, ocupando los hombres un espacio más bien accesorio, sino que todo el equipo técnico y de arte fue capitaneado, y poblado en su mayor parte, por mujeres. Esto en sí mismo no es un problema, por supuesto, pero si que corría el riesgo comercial de ser vista por el gran público como una película hecha por y para mujeres, como una especie de versión feminista, salvando las distancias, claro, del fenómeno del cine Blaxploitation de los años 70. Pues bien, puedo decir que este riesgo se ha solventado sobradamente:el manifiesto carácter femenino del film no es obstáculo para que el público masculino esté igual de implicado con lo que está viendo durante la proyección. Al fin y al cabo, los grandes temas que toca son universales: la búsqueda de la propia identidad, el descubrimiento de nuevas culturas, deliciosamente vehiculado aquí a través del descubrimiento de su cinematografía, reivindicando así el papel del cine como vehículo universal, no solo de narrar historias, uno de los más antiguos atributos que nos hacen humanos, sino también para dar a conocer y descubrir otras realidades culturales o sociales lejanas y, al mismo tiempo, redescubrir lo más cercano, desde nuestro entorno hasta a nosotros mismos, aunque sea a través de la ventana deforme de la ficción. El cine dentro del cine, el metacine, ocupa aquí no solo un papel importante para desarrollar a los personajes y la propia trama, sino que se usa como hábil herramienta cinematográfica, destacando en especial una escena magistral, en la que se puede asistir a una de las mejores elipsis, combinada con el uso del metacine, que he podido ver en salas en mucho tiempo.

En definitiva, una buena película muy cuidada y que optimiza al máximo su ajustado presupuesto a través de un guión hábil y unas interpretaciones convincentes que facilitan la conexión con el espectador. Quizá algunas escenas no estén todo lo bien resueltas que podrían o, a veces, se abuse un poco de paisajes turísticos para retratar lo que es Barcelona, aunque luego también se compense con la visión que da del Raval, pero el balance final y las sensaciones que deja cuando llega el fundido a negro y los créditos, son muy satisfactorias.

3.5_estrellas

Ficha técnica:

Título Original: Rastres de sàndal Director: Maria Ripoll Guión: Anna Soler-Pont Música: Zeltia Montes Fotografía: Raquel Fernández Reparto: Nandita Das, Aina Clotet, Naby Dakhli Distribuidora: Golem Distribución Fecha de estreno: 28/11/2014