¡Música, maestros! – Alexandre Desplat, la elegancia del piano francés | La Cabecita

Pasamos de la dureza y la pasión de Bernard Herrmann al atrevimiento y la elegancia de Alexandre Desplat, un conocidísimo compositor francés que desde que comenzó su carrera en 1986 hasta el día de hoy ha participado en algunas de las películas más trascendentales de la década. Ya desde muy pequeño Desplat despertó un gran interés por la música, de ahí que a los 6 años estudiase piano, a los 8 trompeta y a los 10 flauta, además participó en discos de artistas como Carlinhos Brown y Ray Léma. Después de ésto decidió unir lo que más admiraba: la música y el cine.

Una de sus primeras grandes incursiones en Hollywood vino de la mano de Peter Webber y La joven de la perla, película por la que consiguió una nominación al Globo de Oro como Mejor BSO y gracias a la cual se ganó el respeto tanto de los directores hollywoodienses como de los espectadores más experimentados. Desplat creó la melodía perfecta para acompañar a Scarlett Johansson y Colin Firth en su drama de época. Maravilloso el francés que aquí demostró su maestría al piano y su buen oído a la hora de sincronizar película y música.

Después de este trabajo el francés hizo acto de presencia en películas como Hostage, Birth o Syriana, fiel a su estilo el compositor no se separaba de su piano en ningún momento y de esa manera seguía regalando composiciones tranquilas y bellísimas a todos los cinéfilos. En Hostage se separó un poco de la melancolía de la mayoría de sus notas pero con la brillantez y eficacia que le caracterizan consiguió dar con la banda sonora idónea para este thriller protagonizado por Bruce Willis.

En 2006 llegó su primera nominación al Oscar por la monárquica The Queen, un potente drama biográfico en el que lo más destacado fue la sublime interpretación de Helen Mirren y la música de Desplat, que volvió a demostrar que el piano era su mejor aliado y que junto a él podía hacer preciosidades como esta:

A pesar de su salto a Hollywood Alexandre Desplat seguía muy vinculado a su país, por ello su filmografía está repleta de títulos franceses, como Michou d’Auber o L’ennemi intime (Intimate Enemies). Y a pesar de que las películas americanas a nivel general pueden ser superiores, las composiciones de Desplat para el cine francés las superan en finura y esplendidez, prueba de ello es la misma L’ennemi intime, maravillosa. De cualquier modo el músico francés aún guardaba su mejor baza en la retaguardia y su carrera despegó un año después.

Hasta 2008 la carrera de Desplat no me había llamado especialmente la atención, a pesar de ser un autor con mucha personalidad sus composiciones no conseguían llenarme o emocionarme. Sin embargo ésto cambió cuando David Fincher le eligió para que compusiera la banda sonora de El curioso caso de Benjamin Button. Una partitura sólida y extraordinaria que le valió otra nominación al Oscar, un deleite para los espectadores. Al año siguiente Desplat aceptó participar en la saga de Crepúsculo poniendo su música a la segunda entrega, Luna nueva, algo que muchos fans le reprocharon en un primer momento pero que al escuchar el resultado final dieron las gracias al compositor. Dejando de lado la película, vale la pena ponerse unos cascos, evadirse del mundo exterior durante algo más de cuatro minutos y escuchar esto, una partitura de piano interpretada con una pasión y una delicadeza que pocas veces habíamos visto antes en un trabajo de Desplat

El mejor Desplat hacía acto de presencia, de esta manera llegó Fantástico Sr. Fox, un trabajo totalmente diferente a lo que Alexandre solía hacer, pero que se ajustaba perfectamente a la película de animación de Wes Anderson, por alguna razón los académicos decidieron nominarle nuevamente al Oscar, aquí la magnitud de su trabajo se incremento ya que no se ajustaba al mero solo de piano, en este filme encontramos una melodía orquestal y singular que conquistó por unanimidad a Hollywood. Acto seguido llegó The Ghost Writer, una composición que de nuevo se alejaba del Desplat del piano, y que demostró con creces que podía cumplir con cualquier sonido, esta vez sorprendió con una composición rocambolesca que aportó más intriga si cabe al filme de su compatriota Roman Polanski.

Con Harry Potter y Las reliquias de la muerte Parte I y Parte II, Desplat llegó a otro tipo de público, como ya hizo con Luna nueva años atrás. El francés utilizó todo su potencial en la segunda parte de esta exitosa saga de películas al realizar una obra en la desplegó todo su arsenal, sin lugar a dudas uno de sus mejores trabajos (junto con Luna nueva es uno de mis preferidos).

Era obvio que Alexandre había progresado, había dejado de lado su estilo más sencillo y calmado para pasar a uno más intenso e inquietante. Prueba de ello son sus últimos trabajos, trepidantes al igual que las películas, el francés conservó la elegancia de sus proyectos anteriores pero fue un paso más allá. Espectacular este tramo de su carrera, por esta razón aceptar otro tipo de proyectos a veces sirve para descubrir las posibilidades artísticas que tienen estos profesionales.

El último trabajo que Desplat nos ha ofrecido supone el regreso a su estilo, también es cierto que es lo que la película pedía, es el compositor idóneo para ambientar las películas de las 50 primeras décadas del pasado siglo y en El discurso del rey lo demostró.

Es evidente que Alexandre Desplat es un compositor peculiar, con un estilo propio muy definido (La joven de la perla, The Queen, El discurso del rey…) pero que cuando se aleja de su piano también regala obras exquisitas (Luna nueva, Fantástico Sr. Fox, Harry Potter…). Durante todos estos años ha evolucionado de manera muy provechosa, en el cine estadounidense comenzó con timidez (como cualquier persona) y ha conseguido aprovechar su calidad con grandes trabajos, tanto que la próxima película en la que le oiremos será El árbol de la vida, atentos todos, con piano o sin él (aunque imagino que sí), este hombre siempre fascina.