¡Música, maestros! – Alan Silvestri, las notas que nos llevaron del futuro a la ternura | La Cabecita

Durante este reportaje de BSOs he hablado de relaciones que nos han emocionado, uniones que han logrado que amemos aún más el Séptimo Arte. Primero fue Mansell y Aronofsky, luego Herrmann y Hitchcock y finalmente Desplat y su piano. Hoy me paro de nuevo para hablar de ésto, porque Alan Silvestri y Robert Zemeckis han regalado a los melómanos y cinéfilos con su amistad algunas de las bandas sonoras más memorables de todos los tiempos. Como casi todos los compositores que ocupan estas líneas, Silvestri desde pequeño estuvo vinculado a la música, era el único miembro de su familia que despertó interés por este arte de la vida pero él lo tuvo claro. No fue tan tajante y radical como Bernard Herrmann, pero fue testarudo y constante, en el instituto ya destacó tocando en la orquesta instrumentos de viento y más tarde la guitarra. En 1972 Silvestri conoció al letrista de algunos proyectos de Quincy Jones y ésto le abrió muchas puertas. Bradford Craig fue el hombre que metió en el cine a Silvestri, poniendo sus melodías a películas de bajo presupuesto como Las Vegas Lady o The Amazing Dobermans.

Sin embargo, los orígenes de la carrera de Silvestri se deben buscar en el mundo de la televisión. Tras componer la música para un capítulo de Starsky y Hutch en 1977, consiguió que la Metro Goldwyn Meyer le encargase una serie de proyectos a largo plazo que engrandecerían su nombre en Hollywood. Tras esta experiencia televisiva, Alan dio el salto a la pantalla grande, de la mano de un joven y prometedor director, Robert Zemeckis.

Tras el corazón verde fue la primera película en la que ambos trabajaron juntos, Zemeckis buscaba un compositor y Alan Silvestri tenía 24 horas para mandarle una pieza, así lo hizo y el director quedó encantado. La música se ajustaba al estilo de la película, una melodía aventurera y llena de frescura que nos adentró en la naturaleza a través de un jazz exquisito, idónea para el filme de Michael Douglas y Kathleen Turner. Este sólo fue el comienzo de la carrera de Silvestri en el cine, después le llovieron las ofertas y, cómo no, continuó enraizado al trabajo del que sería un gran amigo, Zemeckis.

En 1985, con apenas un par de trabajos importantes en su haber, Silvestri compuso una de las BSOs más memorables de la historia del cine, y para muchos la mejor de su carrera. Siguió a las órdenes de Zemeckis y esta vez le tocó a Regreso al futuro, una película entretenidísima y original con una legión de fans incondicionales que no olvidarán nunca las aventuras de Doc y McFly, siempre bajo las notas del mejor Silvestri que podemos recordar. Apasionante composición, en la que se volcó con los instrumentos de viento (se nota su pasión infantil por ellos), probablemente hoy en día sería difícil (por no decir imposible) ver alguna de las películas de esta trilogía sin la música de Silvestri y sentir la misma fascinación por ellas.

Después de ese gran empujón hacia el estrellato, Silvestri participó en Abyss, de James Cameron, el trabajo de Alan se ajustó muy bien al producto submarino del director, ramificó su obra con momentos concordes con la aventura y otros con la intriga y logró fascinar con una facilidad aplastante. Sin embargo, su mayor éxito llegó un tiempo más tarde, en 1994 para ser exactos. Por aquel entonces Zemeckis ya estaba en la cumbre, había trabajado con algunos de los actores más demandados de la década (Michael Douglas, Kurt Russell, Meryl Streep o Bruce Willis) y para su mejor proyecto no dudo en contar con Alan Silvestri: Forrest Gump.

Posiblemente la BSO más significativa de su carrera y la razón por la que hoy estoy escribiendo sobre él. Esta banda sonora es capaz de sacarte una sonrisa llena de humildad en cualquier momento, no se recrea ni en la melancolía ni el jolgorio, simplemente está ahí, una melodía que comienza con el piano y que con el paso de los minutos se hace grande, con los violines de fondo, con el aroma de un personaje que llenó de simpatía la historia del Séptimo Arte. Una composición muy completa, de gran potencia instrumental y con una carga emocional asombrosa, tiene unos cambios de ritmo perfectos para la película de Zemeckis, si el filme ya de por sí es una obra magnífica, por Tom Hanks, por su historia o por lo que sea, con la música de Alan Silvestri todo fue un poco mejor. Icono de la música cinematográfica, vale la pena sentirla.

La relación con Zemeckis continuó en Contact, y también participó en otros filmes que pasaron más inadvertidos como Un ratoncito duro de roer, Tú a Londres y yo a California o ¿En qué piensan las mujeres?, películas cuya calidad es cuestionable pero a las que dedico un espacio para hacer ver que Silvestri no disminuía su nivel ante ninguna película, siempre inconmensurable en todos sus trabajos (destaco la banda sonora del último filme, muy agradable). Pero volviendo a su relación más enriquecedora, en el año 2000 director (Zemeckis) y compositor caminaron juntos en dos proyectos, primero fue Lo que la verdad esconde, una composición tenebrosa e inquietante idónea para esta cinta de terror, pido atención al final del vídeo de este filme, genial con ese cambio de ritmo intensificador del horror, prueba de que los vaivenes a Silvestri además de gustarle se le daban de lujo. Sin embargo fue en Náufrago donde el compositor volvió a lucirse, aquí volvió a demostrar su buen hacer orquestal, además en este filme protagonizado por Hanks al no haber exceso de palabra la música cobró gran importancia. Este trabajo de Silvestri lleva sin dificultad a la lágrima, emociona y fascina, soberbio.

Títulos como Stuart Little, Sucedió en Manhattan, Van Helsing o Noche en el museo son prueba de que el compositor además de poder adaptarse a cualquier tipo de película, no tiene un estilo definido, ni elige sus filmes por un género concreto, simplemente deja que sus notas fluyan y así poder evolucionar como autor, siempre regalando partituras de grandísima calidad. Estos últimos años ha compuesto las bandas sonoras de El equipo A y Capitán América: El primer vengador (trepidante e intensísima esta última, grandiosa) y ha cumplido con las expectativas como en casi toda su carrera.

¿Compositor irregular? Para mí no, sí es cierto que ha elegido algunos proyectos que no son lo que otros buscarían para saltar a la fama pero hay que profundizar en su carrera para darse cuenta que a pesar de todo ha logrado cautivar, con su gran capacidad de adaptación y por su maestría ante propuestas musicales colosales. Ha regalado BSOs que guardaremos en la memoria cinéfila para siempre (Regreso al futuro, Forrest Gump…) y otras que pasarán desapercibidas por el paupérrimo nivel visual pero que escuchar una vez en la vida hará de todo menos mal. Su relación con Zemeckis (12 veces han trabajo juntos) le ha dado nominaciones a los Oscar y a los Globos de Oro y a nosotros, una amistad imposible de olvidar.