Cuando el enfant terrible del cine francés François Ozon anunció que filmaría una película basada en el caso real de los crímenes sexuales perpetrados por la Iglesia Católica a manos de Bernard Preynat, sacerdote de la Diócesis de Lyon, acusado en 2016 de abusar sexualmente de decenas de niños, nadie podía presagiar que lejos de a lo que nos tiene acostumbrados su cine, esta sería una película aséptica y firmada desde un profundo respeto. Gracias a Dios no es la película que nos esperábamos, pero sí es la que el mundo se merece.
El siempre estimulante François Ozon firma con Gracias a Dios su película más convencional y clásica. En la cinta reflexiona sobre los sucesos acontecidos sin arrojar la más mínima perversión y construye una investigación legal y sus repercusiones mediáticas al más puro estilo Spotlight ( Thomas McCarthy, 2015) a través de la psique de sus víctimas y las conexiones que el dolor establece entre ellas. Sin dejar dejar de señalar en ningún momento al culpable (y culpables) de lo sucedido, Ozon se emplea a fondo a la hora de adaptar los sucesos con profundo cuidado y respeto para conformar la que es probablemente su película más accesible y necesaria. Toda una declaración de intenciones que va más allá de una producción cinematográfica al uso.
Gracias a Dios centra su relato alrededor de las tres víctimas principales de unos abusos y violaciones que marcaron para siempre la vida de estas personas y las secuelas que los mencionados sucesos tuvieron a la hora de determinar sus diferentes existencias. Casi como si se tratase de un catálogo sobre la diversidad de las víctimas de abusos sexuales, Ozon explica cómo independientemente del estrato social al que pertenezcas en el París del presente año, nadie está exento de ser una víctima y la única forma de poder vivir con ello es tratándolo con especialistas y juntando el valor necesario para señalar con firmeza a los culpables y llevarlos ante la ley para pagar por su culpa, su gran culpa.
La última película de François Ozon no es una obra militante contra el sistema de la Iglesia Católica, es la cinta de un artista no confesional que sintió la necesidad de denunciar desde su cine, la mudez de una institución y un país que no quiso ser capaz de asumir públicamente el impacto de tener entre sus más destacadas figuras eclesiásticas a un sacerdote, que no le tembló el pulso al reconocer abiertamente sentirse sexualmente atraído por niños cada vez más menores. Algo que sacudió los cimientos en los que se basa la conciencia colectiva de uno de los países de tradición católica más férrea del mundo. No debe ser una empresa fácil asumir la responsabilidad de contar estos sucesos y evitar que un país entero se te eche encima, quizá, por eso en parte Ozon reconoció no querer mostrar ni una sola escena explícita de los abusos y mucho menos las violaciones, su trabajo se basa en contar lo que sucedió después y el porqué, pero siempre con la distancia suficiente para no incomodar en ningún momento al espectador, sea éste religioso o no.
Gracias a Dios es una solemne cinta que no busca levantar ampollas sino que por el contrario trata de cimentar el camino para el perdón y la curación. Es una película totalmente bien intencionada que es consciente y consecuente con lo que está denunciado. Su mayor o único defecto podría ser el de ser demasiado academicista para con el tema que tiene entre manos, pero en honor a la verdad la precaución que le ha llevado a adaptarse a ese estilo fílmico es posiblemente lo que le permita ser vista en aquellos círculos en donde principalmente tiene y debe ser vista, como son las instituciones educativas y eclesiásticas, por el contrario ¿Cómo van a aprender de sus errores y van a sentirse avergonzados sino aquellos que se esconden en el poder?
Mención aparte requieren las poderosas interpretaciones de su trío protagonista Melvil Poupaud, Denis Menochet y Swann Arlaud quienes ponen cara y dolor a este suceso real que lamentablemente está muy lejos de ser un hecho aislado. Gracias a Dios no es (ni de lejos) la mejor película de la carrera de Ozon, pero sin lugar a dudas es la más necesaria y esa debería ser razón suficiente para empujar al espectador hasta las salas.
Título original: Grâce à Dieu Director: François Ozon Guión: François Ozon Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine Fotografía: Manuel Dacosse Reparto: Melvil Poupaud, Denis Menochet, Swann Arlaud, Eric Caravaca,François Marthouret, Bernard Verley, Josiane Balasko, Hélène Vincent Distribuidora: Golem