Hemos pasado el ecuador del festival pero todavía nos espera mucho cine (y algún que otro gran título) para poder disfrutar. Desde Francia nos ha dejado fascinados la historia de Alain Lamare, asesino en serie que sembró el pánico en Oise en los años 70. La española El Cadáver de Anna Fritz ha resultado ser un thriller correcto aunque con muchos peros. En The Demolisher nada tiene sentido y acaba convirtiéndose en la peor película proyectada hasta ahora durante el festival. Teníamos muchas ganas de una sesión doble tan gamberra como la planteada por Bite y Stung, y no ha decepcionado. Después de la enorme acogida del nuevo trabajo de Paolo Sorrentino en el pasado festival de Cannes, Youth era (y con razón) una de las apuestas fuertes de la semana, y para finalizar la jornada qué mejor opción que The Devil’s Candy, un drama familiar con mucho terror al ritmo del mejor heavy metal.
La Prochaine Fois Je Viserai Le Coeur – En la mente del asesino
Basada en hechos reales el realizador Cédric Anger adapta a la gran pantalla la novela del escritor Yvan Stefanovitch que narra los pasos de Alain Lamare, un miembro de la gendarmería responsable de múltiples asesinatos de chicas jóvenes a finales de los años 70. El actor y director Guillaume Canet es el responsable de dar vida al asesino en serie, siendo posiblemente la mejor actuación de su carrera. La Prochaine Fois Je Viserai Le Coeur tiene mucho del Zodiac de David Fincher, pero deja a un lado todo lo relacionado con la investigación policial para centrarse en los conflictos internos del asesino. Un thriller que hipnotiza y atrapa de manera sobresaliente.
El Cadáver De Anna Fritz – Con los muertos no se juega
Dos títulos me vienen a la cabeza durante la proyección de la película, Deadgirl (2008) y Kill Bill: Volumen 1 (2003), y es que la ópera prima de Hèctor Hernández tiene mucho de éstas dos, eso si, salvando las distancias.
Anna Fritz, la joven actriz del momento, ha fallecido y uno de los celadores del hospital en el que se encuentra no duda en llamar a dos amigos para montarse una “fiesta” privada con el cadáver de la famosa, pero para sorpresa de ellos Anna no está tan muerta como parecía. El Cadáver de Anna Fritz toca sin ningún tipo de escrúpulos el tema de la necrofilia, para luego dar pie a un rape & revenge del montón. Se agradece el buen manejo de la tensión y un ritmo que no decae durante toda la película, pero el resultado final es tan irregular que no acaba de convencer. Aún así se trata de una valiente e interesante propuesta y desde aquí aplaudimos a los directores noveles que asumen riesgos.
Mención aparte el impecable trabajo de Alba Ribas dando “vida” a la protagonista de la película, una actriz con mucho futuro por delante.
The Demolisher – Todo es un sinsentido (fundido a negro)
Todavía sigo sin entender que pretendía el director y guionista Gabriel Carrer con tal despropósito de película. Una pena que no se dignase a aparecer en el Q&A después de la proyección porque con mucho gusto se lo hubiese preguntado. Aquí nada tiene sentido. Una sucesión de escenas inconexas y de fundidos a negro en una película que no nos cuenta absolutamente nada y que prometía ser una historia donde la culpabilidad sumiese al personaje principal en un mundo repleto de violencia y venganza. De lo peor visto en el festival, una pena.
Bite – Este body horror es caviar
Si hay un subgénero dentro del terror que nos haya dado muchas alegrías en los últimos años ese es el body horror, películas no aptas para estómagos sensibles que muestran en pantalla de una forma gráfica la degradación física del cuerpo humano. Thanatomorphose o la reciente Starry Eyes son dos grandes exponentes de éste subgénero tan querido por los amantes de las emociones fuertes. Desde Canadá nos llega Bite, precedida por la polémica causada durante su premiere mundial en el Fantasia International Film Festival en la que ciertas personas tuvieron que abandonar la sala durante la proyección (de echo los responsables de la película la promocionaban regalando bolsas para vomitar a la entrada del cine). Siento comunicar que como todos sospechábamos Bite no es tan fuerte como anunciaban, pero su segunda mitad está repleta de pus, sangre, supuraciones y demás fluidos corporales que harán la delicia de muchos (y desagradarán a otros tantos).
Con una fantástica y efectiva metamorfosis muy cuidada en su apartado técnico de la protagonista, Bite supone todo un festín ideal para disfrutar en las sesiones nocturnas del festival.
Stung – La monster movie del festival
Hace 9 años servidor lo pasó como un niño con esa gamberrada titulada Ovejas Asesinas, una monster movie de serie B con altas dosis de humor y un gore de lo más salvaje y desenfadado. Stung repite exactamente la misma formula de aquella, pero esta vez es el turno de un enjambre de gigantescas abejas mutadas que harán de las suyas. Con unos efectos especiales superiores a la media, un diseño bastante convincente de las criaturas y un gore artesanal de lo más efectivo, la película no tiene mayor pretensión que la de entretener al personal. Que la trama sea nada original o que los personajes estén tan poco pulidos es lo de menos, y el director Benni Diez es consciente de ello. Lo que buscamos en películas como Stung es una sucesión de muertes (cuanto más bestias mejor) y pasar una divertida hora y media entre monstruos ansiosos de sangre humana. Y en este aspecto Stung se perfila como la monster movie del festival.
Youth – Hermosa vejez
Youth (Juventud) la nueva película de Paolo Sorrentino, que pese al título trata sobre todo lo contrario, es una de esas cintas que hacen que te vuelvas a enamorar del cine y de la vida. Llegar a la vejez no debe ser nada fácil, se dejan atrás todo un sinfín de momentos vividos que desgraciadamente se recuerdan a duras penas y cada vez se encuentra más próximo el oscuro final que tarde o temprano nos llega a todos. Youth cuenta la historia de dos amigos bien entrados en la vejez que pasan las vacaciones en un hotel de los Alpes. Uno es un director de orquesta retirado que se define a sí mismo como una persona apática a la que le gusta pasar los días sin hacer nada y el otro es un famoso director de cine que trabaja en su última película, con la que a modo de testamento pretende ser recordado de por vida. Dos entrañables personajes a los que dan vida unos maravillosos y melancólicos Michael Caine y Harvey Keitel protagonistas de algunas de las escenas más desternillantes de la película. Dentro de los secundarios cabe destacar el gran trabajo de Paul Dano, Rachel Weisz y Jane Fonda (que pese a aparecer en pantalla menos de 10 minutos, es uno de los personajes con mayor fuerza de la cinta).
No tiene desperdicio la acertada elección de situar la acción en un hotel donde somos testigos de un peculiar desfile de personajes a cada cual más pintoresco.
Tremendamente bella, optimista y con muchísimo humor irónico Youth es un emotivo canto a la vida y una de las mejores películas proyectadas durante el festival.
The Devil’s Candy – No escuches al diablo
Segundo y esperadísimo largo del australiano Sean Byrne, director de la joya The Loved Ones. Si en ésta Byrne mezclaba de una forma sobresaliente el cine adolescente de bailes de graduación con el torture-porn más salvaje, en The Devil’s Candy nos deleita con una historia más oscura y madura, un drama familiar con tintes de terror psicológico, todo ello al ritmo de heavy metal. Impecable en su apartado técnico y con una atmósfera brillante, la película narra la historia de una familia que al mudarse de casa deberá hacer frente al mismísimo Satán. Se agradece un guión tan sumamente cuidado con unos personajes definidos a la perfección. Si que echamos en falta que hubiese profundizado más en esa interesantísima y aterradora trama satánica, pero puede que haya sido una buena decisión para que el fantástico drama familiar que propone no se viese eclipsado.
Con solo dos trabajos a su espalda tan redondos como sus anteriores películas, creo que no me equivoco al pensar que Sean Byrne nos va a dar muchas alegrías en el futuro.