Tomorrowland: El mundo del mañana – El sincero asombro | La Cabecita

TOMORROWLAND

Si uno piensa en Brad Bird inmediatamente se le viene a la cabeza su trayectoria como director de animación: suyas son dos de las películas más aplaudidas de Pixar, Los increíbles y Ratatouille, o esa joya de nombre El gigante de hierro. Se adentró en la imagen real con la cuarta entrega de Misión Imposible, y con Tomorrowland: El mundo del mañana vuelve a dirigir a actores de carne y hueso en una aventura que, teniendo bastante de su cine, se distancia de los proyectos que ha realizado hasta el momento.

Casey Newton, interpretada por una convincente Britt Robertson, es una joven disgustada con su entorno que cada noche se cuela en una estación espacial con tal de parar el desmontaje de la misma. Un día, y sin previo aviso, encuentra entre sus cosas un misterioso pin que, al tocarlo, la transporta como por arte de magia a un mundo futurista casi idílico. A pesar de que la historia se traduce en la pantalla de una forma no lineal y es fácil destripar más de la cuenta si nos ceñimos a los primeros minutos de la cinta, diría que este es el punto de partida de una película que mezcla la aventura con la ciencia-ficción y con la, en este caso inevitable, chispa de la fantasía.

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Tomorrowland: El mundo del mañana viene bajo el sello de Disney, y ese es un dato fundamental a la hora de saber a qué nos estamos enfrentando. La idea de hacer esta película surgió de una atracción del parque de la propia compañía, por lo que su marca no solo se encuentra en la superficie sino que conjuga un fragmento del singular ADN, y Brad Bird no lo ha querido esconder en ningún momento: ya en los trailers veíamos, en la lejanía de un gran campo de maíz, una ciudad cuya forma recordaba sospechosamente al castillo que da forma al logo de Disney. El director, uniendo fuerzas con el guionista Damon Lindelof (partícipe de productos tan dispares como Perdidos, Prometheus o las dos entregas de Star Trek realizadas por J.J. Abrams), nos brinda un film cuyo principal objetivo es entretener. Un blockbuster con todas las letras que apuesta por un tono simpático que nos puede llegar a recordar a Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio de Steven Spielberg, salvando las obvias distancias.

Si digo que es una película “muy Disney” no es solo por los guiños (que se permiten homenajear a recientes adquisiciones, como cierta saga galáctica), sino que el tono encaja en lo que la factoría de Mickey Mouse ha ido persiguiendo en los últimos años: contar historias para todos los públicos. El humor camina por la fina línea entre lo infantil y el humor realmente general, y aunque no pueda evitar deslizarse con poco cuidado hacia alguno de los dos lados (mayormente hacia el infantil), aguanta bien el pulso y posee varios golpes y situaciones con el sello de Brad Bird. Nos cuentan una historia muy frenética, siempre en movimiento y que apenas da respiro a un espectador que se ve quizá algo saturado ante tanta ida y venida, especialmente en un tramo final bastante previsible que intenta romper el marco de film comercial amable para reflexionar sobre temas más grandilocuentes, y aunque el discurso está ahí, apenas se pueden saborear al haber saltado al tablero en el último minuto y de aquella manera.

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A parte de la mencionada Britt Robertson, el plano actoral de la película se sustenta en un George Clooney que no necesita esforzarse en exceso para realizar a este tipo de personajes (cascarrabias con corazón), y en la joven Raffey Cassidy, que lleva con mucha gracia un papel protagonista de alguno de los mejores momentos de la trama, la mayoría apoyados en un apartado visual a la altura de una producción de estas características. El que no se salva ni con decenas de efectos especiales es el personaje de Hugh Laurie, no ya por el actor, bastante correcto, sino por su papel en la trama, el cual no quiero desvelar pero que se torna como forzado y metido con calzador, como si la estructura de la película necesitara de un individuo así. Quizá sí, quizá era necesario, pero en todo caso la manera de desarrollarlo está lejos de ser la idónea.

Sin embargo, y en su conjunto, Tomorrowland: El mundo del mañana es una película con bastante corazón y que nos traslada, o lo intenta, a esa edad en la que todo lo que veíamos en pantalla nos producía un cierto y sincero asombro. Sus problemas estructurales (con un último tramo que desluce ligeramente el resultado final) y el hecho de aparcar la muy interesante dinámica de los pines y los viajes instantáneos demasiado pronto provocan que el film se resienta un poco a la hora de recordarlo, pero aun así no puedo más que recomendar esta caja de juguetes que el señor Brad Bird nos ha regalado desde su más pura sinceridad.

3.5_estrellas

Ficha técnica:

Título original: Tomorrowland Director: Brad Bird Guión: Damon Lindelof, Brad Bird, Jeff Jensen Música: Michael Giacchino Fotografía: Claudio Miranda Reparto: George Clooney, Hugh Laurie, Britt Robertson, Raffey Cassidy, Judy Greer, Kathryn Hahn, Lochlyn Munro, Chris Bauer, Tim McGraw, Paul McGillion, Raiden Integra Distribuidora: Disney Fecha de estreno: 29/05/2015