Cuarta jornada. El día se presenta lluvioso y frío, aunque después de la intensa jornada de ayer hoy se presenta mucho más oxigenado en cuanto a proyecciones: solo una por la mañana y una por la tarde.
La proyección de la mañana en el Vinseum se engloba dentro de las actividades paralelas, en los “Hits Most”, en que se proyectan obras premiadas en anteriores ediciones. Una nueva oportunidad para los que no las pudieron disfrutar en su momento. La escogida de hoy ha sido el documental griego Pelican’s Watch, de Lea Binzer (2011), Gran Premio del Jurado 2013, además de recibir el Premio del Jurado del Festival Oenovideo de Francia. Su sinopsis en si ya promete: “En la superturística isla griega de Santorini hay una pequeña comunidad que mantiene un único objetivo: preservar la tradición de cultivar la viña como se ha hecho siempre, luchando con el clima y con la sabiduría de años y años. Sus personajes, más parecidos a los propios de un western fronterizo que a una isla “bendecida” por el turismo de masas conrean y beben vino mientras hablan de la tradición, el verdadero amor o el rol de Dios”. Para mi desgracia, si en la edición anterior del Most ya me la perdí, hoy me vuelve a suceder de nuevo, por motivos laborales estoy fuera toda la mañana. Solo espero que a la tercera vaya a la vencida.
Por la tarde llego por los pelos a la proyección de la Sección Cosecha en la Sala Zazie y la sala está tan llena que no me queda otra que sentarme en la primera fila, mientras el Presidente del Cine Club Vilafranca, Josep María Escofet, aún está acabando de presentarla, quedo discretísimo. La de película ahora ya tiene un perfil mucho más lúdico, se trata del largometraje argentino Vino para robar, de Ariel Winograd (2013), Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva 2013 y Premio Casa América Cataluña al Mejor Guion de la 20ª Muestra de Cine Latinoamericano de Cataluña de Lleida (Lérida).
“Sebastián y Natalia son dos ladrones profesionales que se conocieron mientras intentaban, cada uno por su cuenta, robar una importante pieza de arte de un museo, lo que despierta una rivalidad irreconciliable. Ahora sus vidas peligraran lo que hace que tengan que trabajar juntos en contra de su voluntad, para llevar adelante un robo mucho más complejo. Tienen que sacar de la bóveda de un inexpugnable banco de Mendoza una valiosa y única botella de Malbec de mediados del siglo XIX.” La sinopsis ya adelanta mucho de lo que vamos a ver, aunque no tanto el tono. Se trata de una muy entretenida comedia de robos sofisticados y juego de identidades y equívocos que sabe caminar por la delgada línea entre el homenaje y la parodia sin despeñarse. Efectivamente, durante su metraje se pueden encontrar hábiles guiños a la saga de Indiana Jones, a James Bond, a El secreto de Thomas Crown, Ocean’s Eleven o incluso al Hitchcock de Con la muerte en los talones, pero metidos con la suficiente habilidad para no caer en la parodia simplona y mantener una personalidad propia de una película que, acertadamente, evita tomarse demasiado en serio a sí misma.Gracias a un ritmo endiablado, un guionbien armado, mostrar sin tapujos una estética algo videoclipera, una banda sonora trepidante que la acompaña en todo momento (aunque tienda a subrayar demasiado la acción) y unos protagonistas metidos en sus papeles, el film consigue mantener en todo momento la atención y divertir al público. Una película sin otra pretensión ni profundidad que la de ser un buen pasatiempo, y eso se agradece a veces, cosa que consigue sin problemas a tenor de las reacciones positivas del público, aparte de la de un servidor.