Un golpe de altura – Simple pero agradable entretenimiento con un reparto ideal | La Cabecita

Brett Ratner no ha promocionado Un golpe de altura de la mejor manera posible, sus declaraciones homófonas además de propiciar su dimisión como productor de la próxima gala de los Oscar han eclipsado el estreno de su último trabajo. Ante la idea de encontrarnos en el mismo filme al director de Family Man y la trilogía de Hora punta con Eddie Murphy, Ben Stiller y Casey Affleck como principales atractivos de cartel muchos no sabíamos si huir o entusiasmarnos. Tower Heist está ligeramente por debajo de los trabajos más completos de Ratner (El dragón rojo, X-Men: La decisión final) pero es un largometraje a tener en cuenta en su filmografía, en especial por el gran reparto que consiguió reunir, y en el que destaca un Murphy en estado de gracia que no se lucía así desde Dreamgirls (2006), su último gran éxito.

La crisis financiera se ha enfocado de diversas maneras desde su estallido hace ya más de tres años, hemos vivido estrenos de dramas independientes (The company men), documentales (Inside Job), comedias románticas (Larry Crowne, nunca es tarde) o simplemente comedias, como es el caso de Un golpe de altura, y en todas se han visto reflejadas (a su manera) las consecuencias que este acontecimiento ha traído consigo. El último trabajo de Ratner puede ser una simple comedia palomitera con cierto aire familiar para algunos pero su primera media hora dista mucho de esa calificación, durante tiempo reducido este proyecto va más allá e indaga de una manera muy peculiar (y superficial) en los robos a inversores, las crisis existenciales y las enormes diferencias en las formas de vida de los peces gordos de Nueva York y los hombres de a pie, todo bajo una atmósfera de ingeniosa hilaridad que con los minutos desafortunadamente languidece y deja como única protagonista a la risa clicheada.

Un golpe de altura cuenta la historia de Josh Kovacs (Ben Stiller), un hombre que durante la última década ha sido el encargado de una de las residencias más lujosas de Nueva York. Bajo su atenta mirada, nada pasa desapercibido, o al menos es lo que él siempre ha creído: El inquilino de la última planta del impresionante edificio, Arthur Shaw (Alan Alda), un titán de Wall Street, se encuentra en arresto domiciliario tras ser sorprendido robando dos mil millones de dólares a sus inversores, entre ellos el propio personal del edificio. A sólo unos días para que Arthur salga inmune del problema, Josh y su equipo solicitarán la ayuda de un delincuente de poca monta, Slide (Eddie Murphy) para que les ayude a planear un plan imposible: robar un botín que están seguros está oculto en el ático del Arthur.

Un golpe de altura puede llegar a sorprender en ciertos momentos pero no deja de ser un producto insustancial que de no ser por sus protagonistas quedaría muy rápido en el olvido. Ratner enfocó el comienzo del largometraje de una manera interesante, durante varios minutos ahonda con firmeza en temas de actualidad pero todo comienza y termina ahí, el resto del metraje sale a flote gracias a unas buenas escenas de acción y a la comicidad innata del dúo Murphy-Stiller. El guión no duda en beber de todas las películas de robos y atracos que se han hecho en las últimas décadas y a pesar de todo, los agudos gags dejan satisfecho al público. Tower Heist no está hecha para tomársela en serio sino para disfrutar de su inverosimilitud y deleitarse con la estupenda química entre el sexteto protagónico (no hay que olvidar a Gabourey Sidibe) que sabe cómo sacar la carcajada con simples miradas.

Para sorpresa de una servidora, Un golpe de altura es una película plenamente disfrutable que seguramente no supere expectativas pero que cumplirá con las del espectador menos exigente. Una película simpática con un reparto ideal que sobrelleva un guión irregular con evidentes buenas intenciones. Entretenida para cualquier época del año.