Tom y Jerry – El lujo también es cosa de gatos y ratones

Si me dicen que hace unos días que saldría del pase de prensa de Tom y Jerry recomendándoosla, os juro que no lo creería, pero para mí sorpresa, el experimento de traer al dúo más travieso de la animación al cine en acción real ha sido bastante mejor de lo que cabía esperar.

Tom y Jerry son un simpático gato y un travieso ratón creados, escritos y dirigidos por William Hanna y Joseph Barbera en varios cortometrajes allá por la década de los 60. Justo antes de que el estudio que los lanzó se convirtiera en leyenda bajo el nombre de Hanna-Barbera Productions logrando hasta 7 premios Oscars. Por eso no era de extrañar que en la actual era en la que absolutamente todo se adapta al cine, Tom y Jerry tuvieran su propia película, su trayectoria al menos les avala. Y por supuesto así ha sido. El mismo estudio artífice también de la excelente serie animada Scooby Doo (que curiosamente también ha tenido una película este mismo año y la primera de animación lanzada en cines desde su nacimiento) ha dado el paso al largometraje fusionando sorprendentemente bien la técnica de animación 2D con la acción real, al más puro estilo del bueno de Robert Zemeckis y su mítica ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (1988) y aunque tamaña empresa ha estado a la altura visual pero no narrativa (el guión de Roger Rabbit era una genialidad que pasaba de puntillas incluso por el noir adaptándolo a todos los públicos) en honor a la verdad la cinta les ha quedado bastante bien apañada, dando como resultado un digno entretenimiento para los más peques sin renunciar a gran parte del encanto que tenían y aún tienen las interminables peleas de Tom y Jerry.

En ocasiones me parece casi insultante que las películas denominadas infantiles o destinadas a los peques, eviten a toda costa cualquier alusión a la realidad social en base a ser un subterfugio de la misma. Considero que no es necesario que siempre esto ocurra, pues el cine es un reflejo de la vida y si los niños crecen viendo solo cuentos de color de rosa, terminarán por creer que la vida es así y nada más lejos de la realidad. Por ello es por lo que Tom y Jerry me ha sorprendido muy para bien al desarrollar la historia del gato y el ratón en un hotel de gran lujo de NY en la que la joven protagonista (Chloë Grace Moretz) al igual que ellos, trata de ganarse la vida y busca desesperadamente un trabajo que le pueda proporcionar (entre otras cosas) un techo bajo el que vivir. Es ahí donde considero que la película marca su mejor tanto, ya que en los tiempos tan difíciles en los que vivimos me agrada especialmente que los tres protagonistas de esta película tengan un mismo objetivo en común y que su forma de lograrlo sea legítima.

La cinta de Tim Story funciona a los niveles de exigencia que puede tener una película de este estilo: es entretenida, simpática, no renuncia a la esencia y encanto original de sus personajes y aunque esté claramente enfocada únicamente al público infantil, no se dirige a ellos con condescencia. Siendo esto último, probablemente lo más importante, Tom y Jerry es una caótica comedia familiar (en el buen sentido) que juega a que Tom y Jerry se peleen constantemente sin hastiar al espectador y construyendo de paso un perfecto reflejo de la superficial sociedad actual en la que dos animales sin hogar y una joven desempleada unirán fuerzas para llevar a cabo la boda del año en un lujoso hotel. Porque no hay nada más universal que el amor por los animales en contraposición del lujo y la opulencia de una rica heredera y su prometido queriendo copar todos los titulares de la prensa rosa en busca de como insiste el futuro marido “la boda más cara jamás realizada” ¿porque si nosotros nos vemos tentados por el lujo viendo el reality de las Kardashians como subterfugio de la situación actual, por qué no lo iban a ser también un gato y un ratón? Después de todo el lujo nos gusta a todos.

Tom y Jerry, es lo que es, no es ninguna gran película pero cierto es que es mucho, vaya muchísimo mejor que sus antecesoras películas que erróneamente intentaron adaptar las series de animación en insufribles películas como El oso Yogui (Eric Brevig, 2010), o Los pitufos y Los pitufos 2 (Raja Gosnell). Esta cinta sí entusiasmará a los más pequeños de la casa y entretendrá mínimamente a los adultos que les acompañen.