Una nueva película de terror se estrena, en esta ocasión se llama Ouija, ha valido 5 millones y lleva recaudados cerca de 70 en todo el mundo. Es fácil entender porque estas películas se estrenan como churros. ¿Qué tiene Ouija que la haga diferente a cualquier otra película del género? Nada, absolutamente nada.
Recuerdo, cuando yo era el público objetivo de este tipo de cine, que realmente me encantaba, no había mucha variación en la fórmula, pero si encontraba cierta magia que no veo hoy, y hablo por supuesto de esos slasher ochenteros que alquilaba en el videoclub y me zampaba a todas horas.
Siendo justos, la mayoría de estas películas, refritos y secuelas hasta no poder parar de contar serían incapaces de pasar un análisis crítico, de la misma forma que películas como Ouija siguen fallando hoy, treinta años después y con la misma fórmula reciclada una y otra vez. Pero tenían algo especial, y eso es lo que añoro del cine de terror actual: Villanos. Porque era realmente lo que hizo funcionar estas formulas, villanos con carisma. ¿Qué era realmente lo que importaba en las Pesadilla en Elm Street o Viernes 13? No era tanto sus sustos, siempre evidentes, predecibles y sin demasiado nuevo que contar, era la capacidad que tenían personajes como Freddy Kruegger o Jason Voorhees de aterrar al espectador. Ellos eran los que producían el verdadero terror no las fórmulas gastadas.
Hay mil giros para esto, en Destino final el protagonista de la historia, el villano, no era nadie que viésemos en pantalla, no existía, pero su forma de matar era tan clara como la de cualquier asesino de un slasher, aquella Parca era tan fantástica como lo podían ser los Michael Myers de turno. Incluso la saga Saw supo jugar con esto, haciendo que el asesino, que no estaba presente en los asesinatos, fuera un ente verdaderamente terrorífico y verdadero protagonista de sus juegos maquiavélicos. La fórmula se reciclaba, se reinventaba y se tiraba de ella una y otra vez, pero funcionaba y agradaba, aunque muchas de esas pelis fueran realmente malas, la sensación era satisfactoria cuando el villano estaba a la altura.
En los últimos años venimos presenciando una reestructura del género slasher realmente curiosa, porque bien es cierto que películas como ésta no dejan de partir de la misma fórmula. Pero se ha suprimido la imagen del villano, se ha optado por contar historias de fantasmas, el problema de estos es que las historias de fantasmas tienen un componente psicológico que debe ser mucho más cuidado de lo que se hace en la mayoría de estos filmes, si de verdad se quiere asustar con el villano hay que dar la sensación de que éste es real, y si es un fantasma tienes que levantar los verdaderos miedos del espectador para jugar con ellos, porque si no, no te lo crees.
Y por eso Ouija es una película que me resulta tan antipática, porque ni siquiera consigue que me lleve a mis años de adolescente a donde disfrutaba con las salvajadas que veía en pantalla y con esos villanos que me fascinaban, no hay nada que me llame la atención, porque todo queda en manos de los protagonistas que como suele ocurrir en este tipo de producciones son demasiado tontos.
Siendo justos, lo cierto es que Ouija al menos es más entretenida que muchas de las películas de este tipo que llegan a las pantallas (basta con ver Annabelle, como ejemplo del más burdo aburrimiento). Es una película que pese a estar llena de clichés y lugares comunes, sabe más o menor llevarlo bien, pero es una película que es incapaz de decirme nada, y acabo agarrándome a todos sus fallos. El público que busque los sustos fáciles la disfrutaran, los tiene, pero nada más.
Ficha técnica:
Título Original: Ouija Director: Stiles White Guión: Juliet Snowden, Stiles White Música: Anton Sanko Fotografía: David Emmerichs Reparto: Olivia Cooke, Ana Coto, Daren Kagasoff, Bianca A. Santos, Douglas Smith, Shelley Hennig, Sierra Heuermann, Sunny May Allison Distribuidora: Universal Fecha de estreno: 05/12/2014