
Elegir al actor encargado de interpretar a Batman no debe ser una tarea fácil. Nolan partía de cero con Batman Begins, debía crear su Gotham, y tomó las decisiones correctas desde el principio. Las interpretaciones que realizaron de Batman Michael Keaton, Val Kimer y George Clooney distaron mucho del superhéroe que todos ansiaban ver en la gran pantalla, a pesar de que Keaton en el primer Batman de Tim Burton consiguiera sorprender gratamente. Pero Nolan dio en el clavo, Christian Bale es y será siempre el Hombre Murciélago por excelencia, ese que llegó en el momento justo para decirnos “Soy Batman” y conquistarnos. Con el superhéroe abordo y un villano a la altura de las circunstancias, contar con Gary Oldman como inspector Gordon y Morgan Freeman y Michael Caine como Lucius Fox y Alfred respectivamente no hacía más que confirmar nuestros presagios: este Batman valdría muchísimo la pena.
Batman Begins narra los orígenes de la leyenda de Batman y los motivos que lo convirtieron en el representante del Bien en la ciudad de Gotham. Bruce Wayne vive obsesionado con el recuerdo de sus padres, asesinados ante él. Atormentado por el dolor, se va de Gotham y recorre el mundo hasta que encuentra a un extraño personaje que lo adiestra para combatir el Mal. Por esta razón, la Liga de las Sombras, dirigida por el enigmático Ra’s Al Ghul, intenta reclutarlo. Cuando Bruce vuelve a Gotham, la ciudad está dominada por el crimen y la corrupción. Con la ayuda de su leal mayordomo Alfred, del detective de la policía Jim Gordo y de Lucius Fox, Wayne libera a su imponente alter ego: Batman, un justiciero enmascarado que utiliza la fuerza, la inteligencia y un despliegue de artefactos de alta tecnología para luchar contra las siniestras fuerzas que amenazan con destruir la ciudad.
La cuidad de ficción por antonomasia de los últimos años regresó a mediados de década para cautivar a fans de los cómics y a cinéfilos curiosos inexpertos en el universo de DC Comics, lo que se pretendía era hacer una buena película disfrutable por todos, sin destinarla a un público específico. Batman Begins no es un filme perfecto, pero sus fallos se olvidan muy pronto en favor de la emoción, de la intensidad de las escenas y de la épica que sobrevuela durante las más de dos horas de metraje. Nolan ha conseguido lavar la imagen del Hombre Murciélago, ha creado un largometraje menos esteticista pero más honesto, y ha captado nuestra atención como nadie. Batman Begins es una película perfectamente ambientada, oscura, fría, turbulenta, y, sobre todo, sincera, con un guión muy sólido y grandes dosis de acción real. Y precisamente ésto último es lo que hace que la primera hora de la cinta sea tan atrayente, porque nos encanta ver a un tío (y más si es Bruce Wayne) entrenándose, y porque Liam Neeson con un buen guión puede comerse la gran pantalla. También merece una mención especial el magnífico trabajo de montaje, el cual se apoya en efectivos recursos narrativos como el flashback que no hacen más que afianzar la complicidad que se crea desde el principio entre el espectador y Wayne, y que más tarde se extiende a Alfred, encarnado por un soberbio Michael Caine, protagonista de algunos de los mejores diálogos de la película, y al inspector Gordon, la voz del espectador en el largometraje, el personaje que pregunta todo lo que pasa por nuestra inquieta mente y el que aporta cierta comicidad en el momento apropiado. Y entre todos estos aciertos técnicos, argumentales y de casting, no sorprende que Hans Zimmer vuelva a ofrecernos una de sus mejores composiciones (y ya van…) aquí, alcanzado el climax con temas como Vespertilio o Macrotus, esenciales para la creación de la atmósfera de temor que tanto desea el Espantapájaros.
Batman no necesita superpoderes para convertirse en uno de nuestros mayores iconos, ese que a base de voluntad y perseverancia no dejará de luchar contra una cuidad atestada de corruptos y en la que tanta falta hace el respeto y el Bien que un día existieron. Batman Begins es hasta el momento una de las mejores representaciones que se ha hecho del héroe, ¡y además consigue que sintamos lástima por Jack Gleeson (Joffrey Baratheon en Game of Thrones)!
El “se nos conoce por nuestros actos” tan repetido en esta primera entrega se podría aplicar sin duda a su director, un Christopher Nolan que volvió a ilusionar a miles de fanáticos del cine con esta magnífica adaptación.