Posiblemente me falle la memoria pero tras ver Silencio en la Nieve, la nueva película de Gerardo Herrero traté de recordar una película similar a ésta en nuestro cine, que usase la guerra como telón de fondo para desenvolver en ella un thriller de intriga, y no fui capaz de dar con otra parecida, puede que haya alguna excepción que se me escape, pero aún así resulta bastante complicado de rebatir que la nueva película de Gerardo Herrero se ve como algo novedoso y poco tocado en nuestro cine. Sin dar apenas lugar a las presentaciones, más que con un texto que informa al espectador de la situación de la División Azul, la película arranca con una escena en la que vemos a unos caballos enterrados en el hielo, una imagen que resulta espectacular. Junto a ellos está el cadáver de un soldado español asesinado que lleva escrito en el pecho “Mira que te mira Dios”, esto hará que se encargue una investigación para encontrar al asesino de ese soldado y que no será el único en caer, y al frente de la investigación irá el soldado Arturo Andrade (Juan Diego Botto) antiguo inspector de la policía, al que le acompañará en sus investigaciones el Sargento Espinosa (Carmelo Gómez), ambos trataran de descubrir cuál es la verdad que se esconde tras estos asesinatos, una verdad que esconderá ritos masónicos, venganzas y mucho más de lo que se podrían llegar a imaginar tras encontrar el primer cadáver.
Más allá del marco en el que se encuentra esté thriller, quizá una de las cosas que más nos pille por sorpresa es la nula intención de hacer a la película partidista por ninguno de los dos bandos, la guerra está en el fondo, y es un personaje vital en la trama, pero el realizador evita cualquier tratamiento político sobre la misma, lo que la hace aún más disfrutable cuando nos encontramos con lo enriquecedor de la misma, un perfecto y bonito escenario nevado, con tanques y trineos de caballos y un excelente vestuario. El problema viene cuando todas sus virtudes técnicas se empiezan a diluir según avanza la película y nos vamos desconectando y perdiendo todo el interés por la identidad del criminal y el porqué de esos crímenes, un interés que no vuelve a parecer hasta el final de la película, dónde si se llega a conseguir un cierre bastante tenso y sobre todo una gratificante solución al misterio. Quedan también bastante difusos ambos protagonistas, unos Sherlock Holmes y Watson de los que apenas sabemos nada sobre su pasado en España, algo que no se trata de enmendar y dejando de dar al espectador información que podría haber resultado vital para la conexión con dos protagonistas que quedan bastante desdibujados. Esto también hace que no se pueda terminar de entender bien la relación de Andrade con un niño y una mujer rusa, algo que parece casi metido a calzador y que se ve arañado de forma muy superficial.
Pese a todo, Silencio en la Nieve es una película a tener en cuenta, más allá de por lo distinto que resulta su propuesta, por ser un thriller que por momentos consigue ser bastante interesante, y por lo fascinante que resulta todo ese cuadro de la división azul en el que está enmarcada. Aspectos que brillan por lo cuidados que están, destacando especialmente la fotografía de Alfredo Mayo, con un fabuloso tratamiento a una imagen cubierta del blanco de la nieve, y un vestuario con el que se ha procurado tener una exacta precisión. Es cierto que Gerardo Herrero siempre ha destacado más por su labor de productor (no en vano, es uno de los más importantes y arriesgados que hemos tenido en España), pero en Silencio en la Nieve vuelve a demostrar que también es un realizador bastante solvente. Destaca también un equipo dónde brilla especialmente Victor Clavijo en un pequeño pero importante papel. Silencio en la nieve no deja de ser un thriller bastante típico en el que sólo cambia el escenario, pero es precisamente eso lo que la hace una película distinta a las demás y la convierte en una interesante propuesta.