American History X – Brutal e insuperable, Norton de Oscar | La Cabecita
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Difícil, muy difícil. Lo que Tony Kaye hizo en 1998 fue algo verdaderamente complicado, aceptó un proyecto al que pocos autores con experiencia habrían accedido. American History X es una de esas películas con las que cuesta trabajo comprometerse, ya sea por su controversial trama o por miedo a las represalias. Es un tema que se ha tocado en innumerables ocasiones en el cine, se han contado muchas historias desde diferentes puntos de vista, pero nunca antes se había hecho de esta manera, y lo que nunca imaginamos es que un director sin experiencia detrás de las cámaras daría lugar a uno de los mejores filmes de la década y para muchos de la historia. Kaye consiguió salir airoso de este reto y dejó un producto de una calidad inconmensurable que conquistó a público y crítica con gran facilidad.

Lo que tampoco imaginábamos es que este filme nos descubriría a un grandísimo actor que años después nos regalaría actuaciones para la posteridad en El Club de la lucha (1999), La última noche (2002) o El ilusionista (2006). Un jovencísimo Edward Norton se adentró en este arduo personaje con una aptitud que le valió su primera nominación al Oscar como Mejor Actor y la segunda de su carrera.

American History X cuenta la historia de Derek (Edward Norton), un joven skinhead californiano de ideología neonazi, que fue encarcelado por asesinar a unos negros que pretendían robar su furgoneta. Cuando sale de prisión y regresa a su barrio, se encuentra con que su hermano pequeño (Edward Furlong), para quien Derek es el modelo a seguir, lleva el mismo camino que a él lo condujo a la cárcel. 

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Esta historia se sitúa muchos escalones por encima de la mayoría de las películas de denuncia de su época. American History X significa, entre otras muchas cosas, el cambio de lo radical (representado aquí por los neonazi) ante las divergencias étnicas y teológicas que se forjaron hace décadas. Con una narrativa espectacular la película consigue argumentar con una inteligencia magistral cada una de sus líneas, logrando un efecto perturbador sobre el espectador que pocas películas son capaces de escenificar; es tan demoledora como sorprendente y resulta prácticamente imposible que se supere. A través de una estética fascinante, con el B&N como principal atractivo, la película avanza con rapidez y abriendo reflexiones al público en las que vale la pena indagar. Con el paso del tiempo la historia mundial nos ha dado la razón: la violencia engendra violencia; Kaye lo reflejó a través de Derek y su vida y resulta utópico olvidar algunas de las secuencias de esta cinta, sublimes las de la cárcel, por crudeza y realismo. A American History X no le falta emoción, intensidad y brutalidad, es cine en todo su esplendor.

A pesar de su excelente guión y dirección lo mejor del largometraje es Edward Norton, su actuación pone los pelos de punta, asombra y conmueve. Durante las dos horas de metraje está espectacular representando el progreso de su personaje. De no haber sido por la victoria incuestionable de Roberto Benigni, sin duda su interpretación era merecedora de una estatuilla. Sobresaliente Norton demostrando su versatilidad y grandeza.

American History X es una película que no puede faltar en el visionado de cualquier cinéfilo, además de por sus interpretaciones, por su mensaje explícito y la efectividad de su narración. Colosal.