Insidious – Infame insulto a la inteligencia | La Cabecita

¿Cual es la fórmula para hacer una buena película de terror? Hay veces que parece algo imposible, un género tan prolífico como este y la mayoría de los productos no pasan de ser simple serie B, sin nada nuevo que aportar. Por eso cuando de vez en cuando te anuncian una película que al parecer si funciona, te lanzas corriendo a sus brazos, a ver si esta si es la que consigue aterrarte, o al menos, hacerte pasarlo mal durante un rato.

Precisamente Insidious se presentaba como algo que a priori podría haber dado de nuevo con esa fórmula que tan gastada esta, se esforzaron mucho en la promoción de que el nombre del creador de Saw, James Wan, director también de esta, sonase bien clarito. También se encargaron de promocionar el nombre del creador de ese infame bodrio que es Paranormal Activity, pero que en principio solo estuviera buscando la pasta, hacía creer que al menos podría no haber tocado nada en la cuestión artística.

¿Lo habrá hecho? Pues si no lo ha hecho, poco ha faltado, porque Insidious es prácticamente la misma mierda, y perdón por el lenguaje, pero hay veces en las que te tienes que rebajar al nivel de la película para poder expresar los sentimientos hacia ella. No voy a negar las (pocas) virtudes de la cinta de Wan, que aunque parezca extraordinario las tiene, porque eso sí, no se limita a poner la cámara encima de la mesa y grabar un par de tonterías, solo con eso, ya se posiciona por encima de la película de Oren Peli.

Y es precisamente el tramo de su comienzo cuando de verdad piensas que te pueden ofrecer algo interesante, Wan sabe jugar muy bien con espacio cerrados, lo dejo bastante claro en la primera entrega de Saw, y son precisamente los momentos en los que la casa cobra el protagonismo cuando el realizador más cómodo esta. Durante esos escasos 20 minutos se transmite al espectador una constante sensación de claustrofobia, manejando la cámara con elegancia y haciéndola participé del espectáculo, regalando planos tan agobiantes como el picado a través de las escaleras hasta llegar a una Rose Byrne totalmente aterrada por lo que escucha por un Walkie-Talkie.

Pero precisamente tras esa escena, la protagonista decide abandonar la casa y con la casa se quedan toda la interesante premisa que se había montado durante el comienzo de la película. Y es que en un intento de giro inesperado, con aires de grandilocuencia, dejan la casa atrás, siendo un simple macguffin en su tramo inicial, y buscando una vuelta de tuerca, que no funciona en absoluto.

A partir de ese momento, y aún con más de una hora de película por delante, asistimos a un bochornoso espectáculo, dónde se presume de maquillaje, y se intenta sin éxito hacer que el espectador se asuste tirando de volumen, y regalando un producto bien distinto, que es incluso incapaz de inquietar por un instante.

Pero no se queda simplemente en eso, porque aunque parezca imposible a partir de ahí la película va resultando cada segundo que avanza más, usando para ello herramientas como las de unos secundarios dignos de una nueva versión de los cazafantasmas, o un viaje astral que produce verdadera vergüenza ajena, y parece más digno de una atracción de feria.

Insidious intenta crear algo nuevo, ser un nuevo punto de referencia, lo que no sabe, es que ya a mitad de la película se ha convertido en más de lo mismo, y lo que es peor, se ha convertido en un verdadero chiste, pero de esos que son tan malos que solo puedes esbozar una sonrisa por la vergüenza que producen.

1.5_estrellas