10 momentos históricos de los Oscar | La Cabecita

Las ceremonias de los Premios Oscar nos han regalado momentos históricos. Algunos nos han hecho reír, otros llorar, y alguno más especial ambas cosas. Hoy es el día idóneo para publicar un top como el que aquí se os presenta. No sabemos si la gala de hoy, conducida por Ellen DeGeneres, nos deleitará con alguno de esos momentos tan especiales, pero mientras tanto os dejamos con algunos que sí se han quedado grabados en nuestra memoria. Hemos querido alejarnos de los típicos (Roberto Benigni saltando por las butacas, Affleck y Damon recogiendo el premio por El indomable Will Hunting, Woody Allen y su discurso post-11S…), aunque bien podríamos haberlos incluidos, porque típicos o no son enormes y merecen ser vistos y revistos, pero como momentos involvidables ha habido muchos, hoy hemos querido destacar los siguientes (ordenados por orden cronológico, no por importancia):

1. Alfred Hitchcock recibe el Oscar Honorífico (1967)

 

Bob Hope introdujo a Robert Wise, y Robert Wise a Alfred Hitchcock. Entre uno y otro tardaron más en presentar el premio Irving G. Thalberg que Hitchcock en aceptarlo. Wise, director de obras tan importantes como Nadie puede vencerme, Marcado por el odio o West Side Story ensalzó a Hitchcock durante su presentación, haciendo referencia a sus primeras obras en Gran Bretaña y a su posterior paso al continente americano, donde realizó obras tan significativas como Rebeca, La ventana indiscreta o Psicosis. El orondo director se dirigió hacia Wise con paso lento (68 años tenía entonces), le dio la mano y sin siquiera colocarse en el medio de la imagen, a un lateral del estrado, Hitchcock dijo un escueto: «Thank you«. Se acercó de nuevo a decir algo pero el micro ya estaba cerrado y no se distingue con claridad lo que dice.  Entendemos que Hitchcock reaccionara de esta manera, ser ignorado por la Academia durante toda tu vida debe de joder, porque que alguien como él muriera sin un sólo galardón como Mejor director (a pesar de haber estado nominado nada menos que 5 veces) es algo que jamás nos explicaremos. Pero el Honorífico que no falte, claro.

2. Charles Chaplin recibe el Oscar Honorífico (1972)

 

Mucho más agradecido se mostró Charles Chaplin, otro al que la Academia ninguneó durante muchísimos años. Y eso que el maestro del cine mudo tenía razones para estar más que enfadado con la Academia en particular y con Estados Unidos en general. Chaplin únicamente obtuvo un Oscar en su vida, y no uno de los importantes… Sus reconocimientos en los Oscar empiezan y terminan con el Oscar a la Mejor banda sonora por Candilejas, una de sus últimas películas. Y que alguien como él, artífice de algunas de las grandes obras maestras de la historia, como El chico, La quimera del oro, Luces de la ciudad, Tiempos modernos o El gran dictador, y uno de los directores más importantes (si no el que más) del periodo mudo, tuviera que conformarse con eso es algo que duele. Aún así, en 1972 el director volvió a Estados Unidos y recibió con gran emoción el Oscar que premiaba toda su trayectoria.

Este momento constituye sin duda uno de los más emotivos de toda la historia de los premios. Justo el día que Chaplin cumplía 83 años, el Pavillion Dorothy Chandler del Music Center de Los Ángeles, se levantó para aplaudir durante ¡12 minutos! a un genio de la cinematografía. Chaplin, emocionadísimo, dijo: «Las palabras parecen tan insignificantes, tan inútiles. Sólo puedo decir que… gracias por el honor de ser invitado aquí, y… ¡oh!, son gente maravillosa y dulce, gracias«. 

3. Jack Lemmon entrega el Oscar Honorífico a Groucho Marx (1974)

Lemmon, a quien admiramos en La Cabecita como a pocos actores de la historia, fue el encargado de entregar el Oscar Honorífico a uno de los cómicos más importantes del siglo pasado: Groucho Marx. De los tres hermanos mayores, que fueron el núcleo del grupo, tan sólo Groucho seguía vivo en 1974, cuando éste recibió el galardón. Aquella noche del 74 Lemmon habló de la familia al completo y de cómo Miene, la madre de los cinco hermanos, ansiaba que sus hijos se dedicaran al mundo del espectáculo. Lemmon no perdió la ocasión para rendir homenaje al grupo diciendo que «durante 45 años han rendido tributo al mundo con amor y risas, y esta noche la Academia se enorgullece de homenajear a Groucho Marx y a los Hermanos Marx«. Groucho recibió el premio con gran sentimiento y tras una gran ovación, empezando su discurso con un «quiero dar las gracias a quien ha votado por mí para este premio«. Siempre mágico, siempre único.

4. John Wayne entrega el Oscar a la Mejor película a El cazador (1979)

Fue realmente impresionante ver a John Wayne bajando las escaleras del escenario del Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles en 1979. El actor ganador del Oscar por Valor de ley murió dos meses después de entregar este premio, y, obviamente, su apariencia en la gala era de todo menos saludable. Wayne estuvo aquejado en los últimos años de su vida por numerosas enfermedades. En 1964 se le extrajo un pulmón y dos costillas por un cáncer de pulmón y finalmente en 1979 falleció por otro cáncer, esta vez de estómago (mucho se ha hablado de que el rodaje de El conquistador de Mongolia fuera el desencadenante de esa enfermedad que le afectó en dos ocasiones). Al ser recibido en pie y entre aplausos Wayne dijo que esa era la única medicina que necesitaba. En el vídeo que hoy os traemos nos duele verle tan demacrado, pero su «estaría por aquí durante muchos años más» bien merece que le destaquemos. 

5. Billy «Hannibal» Crystal (1992)

 

Billy Crystal ha presentado la gala de los Oscar nada menos que 9 veces. Únicamente Bob Hope ha superado en número de entregas presentadas al comediante. En 1992, la tercera vez que Crystal conducía la ceremonia más importante de la cinematografía mundial, el actor de Cuando Harry encontró a Sally nos deleitó con uno de los momentos más divertido de la historia. En camilla y con la máscara de Hannibal, Crystal se dirigió al patio de butacas y saludó a Anthony Hopkins, a quien preguntó si se quería unir a él comiéndose a unos cuantos académicos. Ojalá esas galas, tan dinámicas y divertidas, vuelvan pronto a ser una constante en Hollywood. 

6. Tom Hanks recibe el premio a Mejor actor por Philadelphia (1994)

 

El primero de los dos Oscar que conseguiría Hanks a lo largo de su carrera (ojalá llegue ese tercero en algún momento) no sólo fue merecedísimo sino que dio lugar a uno de los discursos más emotivos de la historia. Aunque la cagada de Hanks fue épica. El discurso no pasó a la historia por la emoción de Hanks ni por sus bonitas palabras, sino porque sacó del armario a un antiguo profesor de instituto. Para más inri, el discurso de Hanks se convirtió en fuente de inspiración para Hollywood ya que Frank Oz dirigió un filme basado en el mismo. In & Out fue el resultado de aquel discurso, una película que contaba la historia Howard Brackett (Kevin Kline), un profesor de literatura inglesa que está a punto de casarse pero al que le surgen complicaciones cuando un antiguo alumno suyo (interpretado por Matt Dilon) gana un Oscar y se lo dedica a «su antiguo profesor homosexual de literatura«.

7. Ellen DeGeneres y su foto con Clint Eastwood (2007)

Ellen DeGeneres repetirá este año como presentadora de los Premios Oscar. No sabemos si lo hará igual de bien que en 2007 pero así lo esperamos. Ese año la comediante, actriz y presentadora nos hizo reir a carcajadas cuando se acercó al asiento de Clint Eastwood y confesándose auténtica fan suya le dijo: «Quiero una foto para mi MySpace, ¿puedo hacerme una foto contigo? ¿Alguien puede hacérmela? ¡Oh! Steven Spielberg. ¿Puedes hacérnosla?«. El descaro de DeGeneres, la naturalidad con la que manejó la situación y la simpatía que derrocharon Spielberg y Eastwood convirtieron este momento en uno de los más grandes de la noche y de las historia de los Oscar en general. 

 8. Jack Black y Will Ferrell cantan por amor a la comedia (2007)

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Los números musicales de los Oscar suelen ser muy espectaculares. Y si no buscad alguno de los numeritos de Hugh Jackman o Neil Patrick Harris. Seguramente os quedéis sin palabras… Y os recomendamos que no comparéis con ceremonias de otros países (Goyas, ejem…). Pero lo mejor es cuando un número musical está acompañado de una situación realmente divertida. Eso fue lo que ocurrió en 2007 cuando Will Ferrell, Jack Black y John C. Reilly se juntaron para cantar sobre la ausencia de actores cómicos entre los nominados a los Oscar. A destacar una frase que pronuncia Ferrell en la que dice (haciendo referencia a los cómicos): «Las peliculas te harán millonario pero tu nombre nunca será pronunciado«. Eso sí, lo mejor fueron las puyitas que lanzaron a guaperas como Ryan Gosling y Leonardo DiCaprio, al que Black dijo que si cree que puede ser supermodelo y ganar premios… Parece que sí. 

9. Heath Ledger recibe el Oscar póstumo a Mejor actor de reparto (2008)

Como fue habitual durante unos cuantos años, fueron varios antiguos ganadores los que presentaron a todos los nominados a Mejor actor. Heath Ledger estaba nominado por su papel en El caballero oscuro y Kevin Kline se dirigió a él diciendo: «Nos ha privado de ver qué nos podría traer a continuación, pero con este papel y otros en los que puso su carácter inimitable, Heath Ledger nos ha dejado un original y perdurable legado«. Alan Arkin abrió el sobre que contenía el nombre de Ledger y el Dolby Theatre se puso entero de pie ovacionando a su familia, que se dirigió al escenario para recibir la estatuilla. Los rostros de emoción se veían entre los presentadores y el público mientras el padre de Ledger leía los agradecimientos al premio de su hijo. El discurso lo acabó su hermana diciendo que el premio lo aceptaban para su pequeña hija Matilda. Aquel año, con el malogrado Philip Seymour Hoffman nominado, Alan Arkin tuvo unas bellas palabras para el actor llamándole actor de actores.

10. Homenaje a John Hughes (2010)

En La Cabecita hemos dedicado muchas líneas a John Hughes, y es que su admiramos muchísimo la manera en que hacía cine y cómo retrataba a la juventud de los ochenta. En 2009 Hughes murió en Nueva York a causa de un paro cardíaco con tan sólo 59 años. Su muerte entristeció muchísimo al mundo del cine, y así se demostró cuando en la gala de los Oscar del año siguiente se le rindió tributo. Matthew Broderick y Molly Ringwald salieron a presentar su vídeo homenaje y no dudaron en mostrar su admiración al director. Ringwald dijo que siempre hay una persona en tu vida que te enseña a ser quien eres, que determina en quién te conviertes, y que esa persona en su vida fue John Hughes. Broderick afirmó que como actor simplemente escuchaba a John y hacía lo que él me decía. Y gracias a él en los últimos 25 años cada día alguien se acerca a él, le coge por los hombros y le dice: «Hey Ferris, ¿es tu día libre?«, haciendo referencia a la película Todo en un día. Broderick terminó su discurso diciendo: «Para mí John fue un amigo, un mentor, un hombre cercano, un hombre de familia y a su manera, uno de los seres humanos más divertidos que he conocido nunca«.