En un momento profesional en el que Stephen King está facturando más que nunca y en el que su nombre alcanza una merecidísima popularidad muy, pero que muy grande, nos llega al fin la adaptación al cine de la que fue su primera novela La larga marcha. Fue en 1979 y bajo el seudónimo Richard Bachman, cuando King publicó la novela originalmente como un libro de bolsillo, un material que fue una de las referencias que inspiraron la famosa saga de libros juveniles Los juegos del hambre de Suzanne Collins, que fue llevada al cine con un éxito arrollador, curiosamente por el mismo director que ha dirigido también La larga marcha, Francis Lawrence, una estupenda “casualidad” que se entiende y sobre todo que se agradece.
Alejada bastante del lado más terrorífico de lo que nos tiene acostumbrados Stephen King, La larga marcha conecta mucho con ese espíritu entrañable sobre la amistad masculina y la camaradería, tal y como hizo en Cuenta conmigo (también llevada al cine por el siempre eficiente Rob Reiner en 1986). Francis Lawrence adapta con maestría una historia adulta sobre situada en un futuro distópico, donde cien adolescentes participan voluntariamente en una brutal competición conocida como «La larga marcha», donde deben caminar sin descanso hasta una meta sin concretar, durante la cual si se detienen o reducen la velocidad de la marcha, mueren haciendo que al final, solo uno de ellos sobreviva y gane.
La similitudes con Los juegos del hambre, Battle Royale o incluso el reciente éxito de Netflix El juiego de calamar, son obvias y beben originariamente del mismo material innovador con el que King habló ya en los años 70 de cómo el mundo del espectáculo acabaría por condicionar a la juventud y por arrastrarlos a un éxito predecesor de la muerte. Algo así como una aproximación visionaria y en clave de género social, que se adelantaba a la dependencia de las redes sociales y el formato de los realities shows, porque por supuesto toda la travesía a pie estaba seguida por un equipo de filmación para emitir en televisión.

La diferencia principal que se establece entre la premisa de La larga marcha y cualquier actual formato de reality show, es quizá que el contexto social en el que se narran los violentos hechos es el de una crisol económica y social distópica, similar a la crisis que precedió a la Gran Depresión de 1929 y sus secuelas en la década de 1930 que hacía que la población norteamericana muriese de hambre en las calles. De ahí la necesidad de que éstos jóvenes se planteasen perder sus vidas en una larga marcha con el único fin de sobrevivir y poder pedir un deseo a conceder por la organización, algo que solo podía llegar a manos del más fuerte o el más astuto.
Francis Lawrence rueda como pocos lo hacen, su sensacional manera de dirigir blockbusters sobre todo de carácter distópicos son ya una marca de calidad y de referencia para el cine actual. La larga marcha no solo le viene como un guante, sino que logra elevar el material de partida y dar lugar a una cinta de entretenimiento juvenil con muchas capas que más allá de su cruel premisa, logra conmover y lo más complicado: entretener al espectador durante todo el metraje cuando la narración se limita a seguir con la cámara al grupo de andantes sin final. Haciendo un símil con la principal condición de la expedición que es la de en ningún momento reducir la marcha, su capacidad para mantener el interés en todo momento es algo digno de agradecer y de poner en valor.
Protagonizada por el talentoso Cooper Hoffman como Raymond Garraty #47, hace honor a su apellido y nos recuerda que en ocasiones el talento también se hereda, ya que es hijo del grandísimo Phillip Seymour Hoffman, desaparecido hace ya algo más de una década. La larga marcha funciona como un ejercicio de tensión al máximo que nos coloca un nudo en el estómago durante toda esa caminata sin fin en la que los chavales van sufriendo mil penurias a lo largo del camino mientras vemos cómo sus sueños y esperanzas de llegar a la meta y conseguir un futuro mejor se desvanecen con un tiro en la nuca a manos del implacable Major al mando, interpretado por el legendario Mark Hamill.

Bajo la sobrecogedora norma de “camina o muere”, La larga marcha nos muestra un desolador relato sobre la necesidad de supervivencia de una población masculina que se ve empujada a usar sus propias vidas como moneda de cambio a favor de un formato deleznable de éxito que juega con sus vidas. Un relato salvaje que aún así se las apaña para conmover al público con una preciosa representación de la bondad humana que tiene su punto de partida en la amistad y en la camaradería como única forma de supervivencia y lección a aprender de la nefasta marcha mortal a la que están sometiéndose.
La larga marcha es un contundente y duro entretenimiento juvenil que logra conmover al espectador con una buena dosis de cine social enmascarado en un distópico blockbuster de género que habla más de nosotros como sociedad de lo que pensábamos hasta antes de entrar a la sala.
Título original: The Long Walk Director: Francis Lawrence Guión: JT Mollner Fotografía: Jo Willems Música: Jeremiah Fraites Reparto: Cooper Hoffman, David Jonsson, Judy Greer, Mark Hamill, Garrett Wareing, Tut Nyuot, Charlie Plummer, Ben Wang, Jordan Gonzalez, Joshua Odjick, Roman Griffin Davis Distribuidora: Diamond Films Fecha de estreno: 14/11/2025

