Minúsculos: el valle de las hormigas perdidas – ¿Cuál es el sonido de un bostezo? | La Cabecita

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Minúsculos: el valle de las hormigas perdidas es una película arriesgada. El furor insectil que pudo existir hace años con películas como Bichos, Antz e incluso Bee Movie es algo que, aunque cercano, ya está muy lejos en el imaginario colectivo. Además, Minúsculos apuesta por una animación que pretende ser hiperrealista pero que, a su vez, tiene mucho de cartoon al no existir diálogos en toda la película. La historia es lo más simple del mundo: dos facciones de hormigas enfrentadas por los restos de una cesta de picnic y una mariquita, nuestra protagonista, atrapada en el fuego cruzado.

El estilo de animación del estudio francés es una pasada. No he visto la serie en la que se basa la película pero, si la realización es la misma, seguro que merece la pena. La película está rodada en localizaciones reales en su mayoría, que pasan por bosques, alcantarillas, habitaciones, prados… con una fotografía muy planificada y un elegante uso del macro para acercarnos a ese mundo a ras del suelo. Luego, sobre las imágenes reales, los personajes modelados en 3D viven e interactúan de forma fluida y, visualmente, muy gratificante. El diseño de los insectos, además, es muy particular y mezcla una representación “realista” de su anatomía y forma de comportarse, con rasgos físicos más exagerados y una amplia galería de sonidos (algunos muy obvios, otros bastante rebuscados) para que puedan comunicarse porque ¿quién sabe qué ruido hace una hormiga?

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Por si no fuera suficiente, Minúsculos pone toda la carne en el asador con otra cosa más: no tiene diálogos. Es una película de 82 minutos sin ningún diálogo, solo ruidos que acompañan la mímica de los personajes. Y, para un servidor, aquí es donde se estrella. El formato televisivo del que parte sin duda es muchísimo más acertado para este tipo de experimentos y, seguramente, el conjunto funciona mucho mejor en sus episodios cortos. Pero sostener un largometraje mudo de animación de estas características no es tarea fácil. Ni siquiera Pixar se la terminó de jugar con Wall-e y reculó a partir de su segundo acto introduciendo líneas de guión (y chafando la magia de la película, pero ese es otro tema). Para captar la atención de un público infantil en una sala de cine sin introducir palabras tienes que tener mucho genio. Un talento especial como el que tiene Aardman, con personajes como Gromit o La Oveja Shaun que, con una cantidad de matices casi imperceptibles, se expresan mejor que la mayoría de parlantes. En Minúsculos, por aquello de parecer realistas, esos matices no existen. De modo que la única forma que tiene para transmitir emociones es el tono de la trompetilla de la mariquita, o la intensidad del zumbido de la mosca. Y eso está bien un rato. Pero a la media hora cae por su propio peso.

En definitiva, creo que el problema de Minúsculos es que no existe una franja de público a la que le pueda gustar de verdad. Los peques muy peques (hasta los 5 años) necesitan más color y un ritmo más dinámico para mantener la atención, los no tan peques (6-12 años) buscan algo más ingenioso y divertido que no van a encontrar en una historia tan simplona, los mayorcetes (de 12 años para arriba) directamente no tienen ningún interés en ver esto, y los posibles adultos (ya sean padres o no) que les guste ver una buena peli de animación van a caer como moscas (véase el juego de palabras) por lo infantil y repetitivo del asunto. Es una pena, pero queda demostrado una vez más que, aunque tengas unas buenísimas intenciones, si no tienes genio prueba con algo menos arriesgado.

1.5_estrellas

Ficha técnica:

Título original: Minuscule: La vallée des fourmis perdues Director: Thomas Szabo, Hélène Giraud Guión: Thomas Szabo, Hélène Giraud Música: Hervé Lavandier Distribuidora: Festival Films Fecha de estreno: 08/05/2015