Pocos biopics de directores han hecho levantar a los espectadores de sus asientos, y Hitchcock no es la excepción, porque a pesar de que nos encontramos ante uno de los directores más importantes y trascendentales de la historia del cine, esta película, dirigida por Sacha Gervais, no ha estado a la altura. RKO 281 (el plató donde se rodó Ciudadano Kane) lo intentó con Orson Welles (1999), La sombra del vampiro (2000) con Murnau y Chaplin (1992), la película que dio la primera nominación al Oscar a Robert Downey Jr., y la única como actor principal, tuvo más suerte pero ni siquiera se acercó al biopic que alguien como Chaplin merecía. Con Hitchcock ha pasado exactamente lo mismo, además la película llega el mismo año en el que HBO ha estrenado el telefilme The Girl, que aunque parece que tampoco es lo mejor que la cadena ha producido, hace que el factor sorpresa desaparezca y el interés disminuya. A pesar de todo, el principal problema de Hitchcock es que cualquier amante del cine que sea muestra un mínimo de curiosidad, podrá encontrar información más completa sobre el maestro del suspense en cualquier enciclopedia online. Estamos, por tanto, ante un filme biográfico que simplemente navega por la superficie de la vida de Alfred Hitchcock, si bien en determinadas ocasiones se consigue crear un clima de tensión e intriga que enganchan al público.
El principal atractivo de este filme recae en la interpretación de Anthony Hopkins, que encarna al emblemático director de obras maestras como Vértigo o Con la muerte en los talones. Pocas veces falla Hopkins, y esta vez no iba a ser menos, sin embargo en Hitchcock el actor corre el riesgo de que Helen Mirren sea quien se lleve las principales alabanzas (curiosamente al contrario de lo que ocurría en la vida real), y es que ambos actores están soberbios. Los gestos, el habla, y la espectacular labor de maquillaje no se pueden obviar en esta cinta, y es que es precisamente eso lo que convierte interesante su visionado.
Sacha Gervasi, por su parte, ha pasado del documental musical (Anvil – El sueño de una banda de rock) al biopic cinematográfico en un abrir y cerrar de ojos. En 2008 Gervasi sorprendió a medio mundo con su opera prima, un filme que trata las dificultades que existen en la industria musical, en la que un momento determina si serás grande o si caerás en el olvido incluso antes de haber despegado. Hitchcock está varios peldaños por debajo del largometraje con el que debutó Gervais, pero ni las expectativas ni el hype se pueden comparar así que dentro de lo que cabe, el director y guionista británico ha conseguido crear un filme correcto sobre un director único.
En la cima de su carrera como director, Alfred Hitchcock decide filmar una película de terror aparentemente de baja categoría. Ningún estudio apoya el proyecto, así que Hitchcock decide financiarlo él mismo y rodarla con un equipo barato de TV. El resultado fue un fenómeno internacional y una de las películas más famosas e influyentes de la historia.
Cuando te enfrentas al visionado de un biopic siempre esperas lo mejor, porque en la mayoría de los casos admiras al personaje que es objeto de análisis, por eso el nivel de decepción en este tipo de películas es mayor que en otras. Si no conoces la vida de Hitchcock, ni tampoco has visto sus obras clave (como Vértigo, Crimen perfecto o la propia Psicosis), el largometraje de Sacha Gervasi te gustará, y quizá también enganche a los seguidores del director británico, pero a estos últimos nada de lo que se cuenta les conseguirá sorprender. Hitchcock tiene momentos muy llamativos (la desesperante búsqueda de financiación, la escena de los censores y la posterior revisión de la cinta) que se ven sostenidos y engrandecidos por unos magníficos Hopkins y Mirren, que no titubean en ningún momento de la actuación. Conocer lo que el maestro del suspense tuvo que pasar para sacar adelante esta película es cuanto menos, interesante, porque demuestra que ni siquiera los grandes creadores tienen asegurado su camino en este mundo tan complicado, por eso ver Hitchcock vale la pena, porque la lección se aprende si no se conocía, y se ve reforzada si ya lo hacía.
Se podría decir que el largometraje trata dos temas diferentes pero conectados. Por una parte está el rodaje de Psicosis, con sus momentos memorables (las menciones a Bernard Herrmann o el inconformismo de Hitch ante las actuaciones de los actores) y por otra la relación personal que Alfred Hitchcock mantenía con su esposa, Alma Reville. Es entonces cuando el filme podría haber aportado alguna novedad, cuando podría haber dejado noqueado al espectador, pero no lo hace. Es sabido por gran parte de los amantes del cine que Alma era parte esencial en el trabajo de Hitchcock pero la cinta no aborda el tema con profundidad, y el público queda con ganas de más.
A pesar de todo Hitchcock gustará a los incondicionales del director, ya que el simple hecho de que homenajeen a alguien que admiras es algo de agradecer. Podría haber sido mucho más, pero al menos consigue captar tu atención durante algo más de hora y media.
Lo mejor: Hopkins y Mirren están en su línea: soberbios.
Lo peor: Gervasi no se ha mojado demasiado, ha contado la historia de una manera superficial. Y su doblaje, esto hay que verlo en V.O.
Nota: 6,5/10