No sé muy bien qué es lo ambicionaba Angelina Jolie cuando decidió rodar su primera película, una película en la que se destila insuflas de pedantería con un titulo rimbombante (además de que es una estupidez que no responde a nada) y el hecho no sólo de rodar en serbio (idioma que seguro que ella conoce muy bien), lo cual se lo podemos aceptar, si no ya la suprema estupidez de hacer aparecer carteles ilustrativos y títulos de crédito en ese mismo idioma pese a ser una película americana. Angelina quiere parecerse a Kusturica, quiere ir pasearse por los festivales y que todos la aplaudan, quieren creerse que puede ser una directora de culto de forma instantánea y que todos sus hijos, sean del color que sean, se pondrán unas gafas de pasta antes de decirla hola, pero el problema es que cuando Kusturica ve tu película, te dice que es “Pura y asquerosa propaganda de Hollywood” y te lo dice con toda la razón del mundo.
Estoy seguro de que Angelina tiene en su casa todos los DVD de gente como Von Trier, Kusturica, Kaurismäki, los Dardenne… y que incluso a lo mejor disfruta viendo sus películas, y seguro que un día haciendo zapping por el canal de Historia descubrió la guerra de los Balcanes, y se quedo horrorizada ante lo que estaba viendo, pero Angelina lleva toda la vida mamando el cine americano, y por mucho que quiera creerse europea no puede salir del estándar hollywoodiense y no puede salirse desde la primera instancia, cuando se pone a intentar hurgar en un tema que le pilla demasiado lejano, un tema del que seguro que sabe muy poco ¿Cuántas veces habría visitado cualquiera de los países de la antigua Yugoslavia antes de rodar esta película? ¿Conoce algo más de esta guerra que lo que haya podido ver en Underground o en la trilogía de Tanovic? Estoy seguro de que la respuesta a todas estas preguntas es no, y como es no, pues esto es lo que te pasa cuando te pones hacer cosas que no deberías hacer.
No quiero decir con todo esto que Angelina Jolie no demuestre ciertas maneras en la dirección, es más, ofrece cosas muy interesantes y tiene ideas que nos hacen pensar que si en un futuro decide volver a ponerse tras las cámaras y contar algo que de verdad conozca y sobretodo que realmente esta interesada en contarlo podríamos presenciar el nacer de una directora con talento, nunca se sabe, porque pese a lo efectista que es todo lo que ocurre en “En Tierra de Sangre y Miel” hay ecos que permiten vislumbrar algo más, pero que quedan ahogados ante toda la estupidez a la que el espectador es testigo. Angelina hace de la hipérbole su religión, todo está exagerado hasta más no poder, todo sufrimiento es poco y se multiplica por dos, dónde pueda pasar algo malo va a pasar, y va a pasar aún peor, es ésta la única forma que encuentra para hacer que el espectador se implique y se emocione, el problema es que llega a un punto en el que tanta exageración acaba produciendo la mayor de las indiferencias, ni siquiera el ver a un bebé aplastado contra el suelo es capaz de impresionarnos lo más mínimo, todo es tan a lo grande, que nos resulta difícil de creer, difícil incluso de tomarnos en serio, una exageración que solo contesta a una necesidad de impresionar al espectador al estilo más hollywoodiense, es la única forma de la que puede conseguir que el espectador acostumbrado a fuegos artificiales pueda implicarse en la historia.
Y puede que Angelina quiera ser Kusturica, pero cuando mete una historia de amor entre un soldado serbio y una prisionera albana, nos recuerda más a Nora Ephron o Garry Marshall, cada momento compartido roza el mayor de los patetismos, la vergüenza ajena se apodera del espectador que no solo no puede sentir ningún tipo de simpatía o compasión por esos Romeo y Julieta encerrados en una guerra cruel representada de una manera bizarra, sino que incluso desea que llegue un pelotón de fusilamiento y acabe con ellos, con su dolor y por supuesto con el nuestro.
Angelina deja cosas interesantes, además de arrancar con una espectacular y muy interesante escena y pese a todo conseguir cerrar la película de una manera que casi podríamos considerar brillante, siendo lo único que realmente destaca en toda la película, pero entre ese comienzo y final pasan dos horas, dos horas de la mayor de las estupideces, en una película que rezuma a tontería, que no nos interesa y no nos la creemos, es la culpa de los delirios de grandeza de una realizadora que aún no lo es, de una súper-estrella que quiere ser interesante, de una tonta que se pone a hablar de algo que oyó una vez de refilón como si fuera una erudita en el tema, por que al final del todo, eso es lo único que parece, una gran tonta.