La gala de los Oscar de 2014 va a pasar la historia por una foto, por un «selfie», una «autofoto», ese fenómeno tan de moda que suprime la figura del fotógrafo por la auto-suficiencia a la hora de tomar un retrato de nosotros mismos. Un «selfie» es más que una simple fotografía, es, apenas un día después de tomarla, el mejor reflejo del nuevo Hollywood.
Pongámonos en precedentes para entender el chiste, la primera vez que Ellen DeGeneres presentó la gala fue en 2007, antes del boom de la telefonía móvil. Ni corta, ni perezosa sacó una cámara digital y le pidió al mismísimo Steven Spielberg que le hiciera una foto con Clint Eastwood. Fue un momento realmente divertido por la frescura del mismo, algo que identifica muy bien el estilo de Ellen DeGeneres, realmente cercana al público, sea cuál sea el estatus de éste, y que sin saber lo que nos acontecería la noche decidimos añadirlo en nuestro especial de grandes momentos de la historia de los Oscar. Parecía una predicción.
Dispuesta a repetir su chiste Ellen DeGeneres se acercó a Meryl Streep y le dijo que iban a conseguir el tuit más retuiteado de la historia con un «selfie» de las dos. Por mucho que ciertos expertos se empeñasen en decir que esto era una maniobra publicitaria de la red social y cierta marca de móvil, de la cual nos enteramos más por la prensa que por la propia gala, lo que hizo Ellen no fue un más reflejo del movimiento de la sociedad en el que el móvil y las redes sociales se han convertido en la herramienta de mayor acercamiento entre las grandes estrellas y el populacho. Pero lo que iba a ser una foto de las dos, pronto creció, se empezaron a juntar, como en cualquier fiesta en la que se lanza una foto, todos aquellos que estaban alrededor. La cosa es que los que estaban alrededor respondían a los nombres de: Jared Leto, Jennifer Lawrence, Channing Tatum, Julia Roberts, Kevin Spacey, Brad Pitt, Angelina Jolie, Lupita O’Nyongo y Bradley Cooper como improvisado auto-fotógrafo, es decir, toda la élite de Hollywood. También andaban por ahí Liza Minnelli la cual se intento sumar a la fiesta, pero no consiguió salir en la fotografía, y el hermano de Lupita, un invitado que realmente se coló en un momento para la historia.
Lo que más me fascina de esta fotografía, una fotografía, un «selfie», que sin lugar a dudas será la fotografía del año, es todo lo que significa en ella. Echen la vista atrás, ¿se imaginan a Humphrey Bogart haciendo esa fotografía?, ¿al matrimonio de Elizabeth Taylor y Richard Burton formando parte de ella? Pero no hace falta ir tan atrás, no me imagino a las mismas Julia Roberts y Meryl Streep en los años 90, formando parte de un espectáculo que en aquel momento se habría tildado de bochornoso. Pero vivimos en un mundo distinto, la mayor estrella de Hollywood en este momento, presente en esa foto, es Jennifer Lawrence, una chica que no sólo no tiene glamur, no quiere tenerlo, no lo necesita, y precisamente eso la elevado a donde está. Es un actriz despampanante y sensual y sin embargo opta siempre por ser una chica más, la chica de la calle que como cualquiera se emociona cuando ve a su lado a alguna estrella a la que admira, dice pasar las noches en casa comiendo pizza con su novio e incluso se echa a llorar de frustración cuando se le desvela un «spoiler» de una serie que sigue.
Pero hubo más en esta gala que ese «selfie», el fenómeno de los «photobombs» sigue en auge, sentido del humor para destrozar las fotos con las mejores poses de las estrellas en la alfombra roja, eso que haríamos nosotros con cualquier amigo, es algo que las estrellas ahora también hacen. Y ahí estuvo Benedict Cumberbatch saltando detrás del grupo U2. O incluso Jared Leto, ya con su Oscar, colándose en una foto de Anne Hatthaway. La frescura de Ellen DeGeneres se coló en la fiesta, invitó a pizza a las grandes estrellas, y hasta la que posiblemente sea la persona más famosa del mundo, Brad Pitt, fue cazado comiendo sin ningún sentido del glamur, sin ningún afán por guardar la etiqueta, un trocito de pizza. ¿Se imaginan ver comer así a John Wayne?
La gala de los Oscar de 2014 será recordada por un «selfie» pero ese «selfie» no es más que un reflejo de lo que ahora es Hollywood, ese mundo de grandes estrellas, de estrellas que parecían tan lejanas, ahora es un mundo de gente cercana, de actores a los que vemos como amigos, de artistas que apuestan por la sencillez. Hace años diríamos que ayer ganaron las Sra. Blanchett y Nyong’o y los señores Leto y McConaughey. Hoy decimos que han ganado Cate, Lupita, Jared y Matthew, porque son como nuestros amigos y ese ha sido el mayor acierto de Hollywood en los últimos años, acercar sus estrellas al público, algo que más que nunca se reflejo en un «selfie» vulgar, corriente, carente de estilo y glamur, y la evidencia más clara de lo que hoy es Hollywood.