Four Lions – Cuatro gatitos | La Cabecita

No se equivoquen, Four Lions no es una película valiente, al menos cinematográficamente hablando, una parodia que derriba un tema tabú para reírse de él, es algo que ya hemos visto miles de veces en el cine desde Chaplin hasta Kubrick, siempre se han derribado las barreras de los temas más sensiblemente delicados, y se ha hecho humor con ellos, la filosofía de te puedes reír de todo en esta vida, es algo que siempre ha permanecido bastante vigente en la historia del cine, y sin necesidad de mal gusto ninguno. Otra cosa es que por asuntos tristemente extra-cinematográficos si la podamos tildar de valiente (o más bien de osada), pero me parece algo muy tramposo, y que desde luego no hace justicia a la película que estamos viendo, y que el hecho de verla con la idea de ser una propuesta realmente distinta puede perjudicar a su visionado.

La película es incendiaria desde su planteamiento, no cabe duda, un grupo de musulmanes británicos deciden hacer la yihad y atentar en Inglaterra, sin un objetivo todavía claro. Incluso dos de ellos partirán a un campamento de entrenamiento del que tendrán que volver deprisa y corriendo por un divertido –y premonitorio– accidente. Y es que la peculiaridad de estos tipos que quieren luchar su propia guerra santa, es que son realmente torpes, y además de eso demuestran no tener demasiadas luces, dan lugar por su propia actitud a momentos bastante disparatados.

Es fácil que por momentos la cinta nos llegué a remitir a grandes clásicos de la comedia británica, como incluso los Monty Python, al fin y al cabo el humor negro, y la forma de rozar el absurdo a cada momento, son unos sellos muy de escuela. Y aunque la cinta es por momentos descacharrantes y cuenta con un puñado de momentos memorables, tampoco es perfecta, en ocasiones adolece una falta de ritmo bastante preocupante, algo que incluso llega a sacarte de la película, y la elevación del absurdo hasta la máxima potencia no es siempre funcional.

En Four Lions todos son absurdos, desde la policía, hasta los ingleses y por supuesto todos los islamistas, falta ese contrapunto necesario en la comedía, ese personaje serio que en lugar de hacer los chistes termine siendo el blanco de todas las bromas, la saturación en este punto desde luego tampoco ayuda demasiado a la marcha del film. A esto hay que sumarle también algún golpe de efecto realmente innecesario como el doble montaje con la policía sitiando la casa, que resulta bastante ridículo y no en el sentido que busca el filme. Aún así, la película se levanta de todos esos factores negativos por sí sola, funcionando a la perfección en el siguiente chiste, con algunos diálogos realmente mordaces y también, cómo no, unas buenas dosis de slapstick.

La cinta desde luego gana enteros en toda su recta final, desde el delirante momento con la oveja, hasta toda la fantástica carrera, montada a la perfección, y que consigue por primera vez en la película cruzar el absurdo con una escena bastante trepidante y en ocasiones incluso emocionante, y cargándola incluso de algún momento de derrota bastante deprimente que consigue elevar a la película un escalón más arriba de lo que se había conseguido hasta el momento.

Chris Morris, reputado cómico ingles salido de la televisión, al que aquí conocemos más por su papel en la primera temporada en de The IT Crowd como el memorable Denholm Reynholm, hace su debut en la dirección con este trabajo, que le valió el premio BAFTA al mejor director debutante. Su experiencia detrás de la comedia inglesa se nota demasiado, tanto para lo bueno, haciéndola heredera de ese clásico humor inglés que tan bien que conoce, y que implanta a la película un sello de procedencia, y una marca que desde luego no se podría haber hecho en otro sitio de la misma manera, como para lo malo, y es que en más de una ocasión es inevitable tener la sensación de que estamos ante un buen puñado de gags realizados para la televisión, a veces incluso inconexos.

No hay que confundir el tema que trata con la calidad de la película, ni la valentía de la misma, que no es más que el puro atrevimiento de su planteamiento inicial. Temas tabúes a parte está claro que Four Lions es una comedia bastante divertida, aunque lo resulte aún más sobre el papel, y es que las irregularidades y fallos de la misma, impiden que las carcajadas que se van sucediendo desde la primera hasta la última escena, puedan ser constantes e insaciables. No, no estamos ante El Gran Dictador, ni La Vida de Brian, ni Teléfono Rojo, pero aún así estamos ante una buena película con ganas de levantar alguna ampolla.

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