El Gran Lebowski – Apoteósica comedia única en su género | La Cabecita

foto el gran lebowski

Pocos autores pueden presumir de tener un estilo tan característico y particular como los Coen. Joel e Ethan consiguieron sorprender con cada uno de sus proyectos durante más de una década, y dejaron por el camino películas que además de destacar por su calidad plasmaban una manera de hacer cine que no podríamos olvidar jamás. Hoy en día El Gran Lebowski (1998) se utiliza como ejemplo de cómo debe ser la verdadera comedia negra, y es que los Coen estaban inspirados en ese momento, después de arrasar con Fargo se plantaron con esta historia de bolos que supuso la mejor interpretación de Jeff Bridges hasta la fecha (aunque el Oscar se lo llevó en 2009 por Corazón rebelde). El Nota nos regaló bailes para la posteridad, y logró lo que nadie: que adorásemos una puta alfombra, porque gracias a ella fue posible esta película marca Coen.

The Big Lebowski cuenta la historia de El Nota (Jeff Bridges), un hombre fracasado y en paro que un día es confundido con otra persona con su mismo nombre. Dos matones irrumpen en su apartamento y destrozan su alfombra creyendo que están ante Jeff Lebowski, un millonario de Pasadena, entonces El Nota visita a su tocayo con la esperanza de que le reponga su vieja alfombra. De su encuentro surgirá un trato: El Nota recibirá una recompensa si consigue encontrar a la mujer del magnate.

La personalidad que emana esta película se ha visto pocas veces en la historia del cine moderno, por eso El Gran Lebowski ha tenido una gran trascendencia y todavía hoy saca carcajadas a los espectadores. Los Coen se lo montaron bien, eligieron a tres hombres de una calidad incuestionable, Jeff Bridges ya arrastraba en 1998 una filmografía plagada de grandes experiencias, habiendo trabajo con Sidney Lumet, Francis Ford Coppola, Peter Weir y Ridley Scott, y a pesar de todo, éste papel de vago consumado es el que le dio la fama mundial. Lo de John Goodman y Steve Buscemi ya era rutina, antes de hacer este filme Goodman ya había participado en Arizona Baby y Barton Fink y Buscemi ya había estado con los hermanos en nada menos que cuatro ocasiones, compartiendo cartel con John en Barton Fink. Todo quedaba en familia y se manifestó en la gran pantalla.

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En esta delirante historia se demostró que se puede hacer reír sin tener que recurrir a los chistes fáciles ni a los clichés del género, aquí todo se basa en unas interpretaciones sublimes por parte de un reparto maravilloso (incluyendo a un John Turturro magistral haciendo de español agitanado). En El Gran Lebowski hay de todo, pero destaca por encima de cualquier cosa su originalidad. La historia se desarrolla con inteligencia, no se cae en la previsibilidad en ningún momento, nunca sabes con qué nuevo detalle te sorprenderá el trío protagónico y la coherencia se mantiene en los giros argumentales. El surrealismo también tiene cabida en este ambicioso proyecto, atentos a la imaginación de El Nota cuando está inconsciente y las secuencias musicales, son algunas de las escenas más memorables de la filmografía de los Coen, acompañadas por una BSO que da más comicidad a las disparatadas situaciones en las que se ve envuelto nuestro Lebowski.

En los enloquecedores diálogos se centran los momentos más divertidos de la película; las discusiones entre El Nota y Walter (John Goodman) en las que “fucking” se repite hasta la saciedad, los silencios obligados de Donny (Steve Buscemi), o los ataques de histeria de Walter cuando le viene el recuerdo de Vietnam. El Gran Lebowski es una película difícil de definir («Yo soy El Nota o Su Notísima o Noti o El Notarino… en fin, si no le hacen los nombres cortos»), llena de momentos irrepetibles que recomiendo visionar a todos los cinéfilos que por aquí se pasen, aviso que después de verla podéis adorar los rusos blanco sin razón alguna y, sobre todo, admiraréis a Jeff Bridges por haber cambiado vuestra visión de este subgénero.

En definitiva, una película divertidísima y gamberra con un guión y una dirección inmejorables y unos personajes inmemoriales.