Con el tiempo te acabas dando cuenta de que el cine más enriquecedor no viene de Estados Unidos, sino de Europa u Oriente, esto ocurre con Déjame entrar, thriller sueco que sencillamente, te deja sin palabras, alabada allí donde fuese y llevándose todos los premios posibles se ha hecho un hueco entre las grandes películas del cine de culto. Vale la pena salir de Hollywood para encontrarse con una maravilla así.
Lo triste es que por la simple razón de que a los americanos no les gusten los subtítulos tengan que hacer remakes que no llegan ni a la suela de los zapatos a las originales. El pasado año se estrenó el remake norteamericano de esta joya sueca, y a pesar de no haberse llevado unas críticas destructivas es imposible igualar a la original, es entonces cuando me pregunto yo por qué era necesario hacer algo así. De cualquier modo cualquiera sabrá decantarse por la opción correcta y se dejará llevar por Kåre Hedebrant y Lina Leandersson.