A veces para hacer algo bien hay que resetear y empezar de cero, ir justo al origen de todo y replantearte cómo volver a empezar. Esto es lo que en el Hollywood moderno se conoce como “reboot” y que a menudo tiene una única y principal razón de ser: sacar tajada en la taquilla con un producto que ya ha sido explotado todo lo posible, pero a veces y solo a veces, esta idea trae consigo un nuevo renacer y un despertar de lo que en su día tanto nos gustó. El nuevo Muñeco diabólico es eso, un reboot que rescata la esencia original de calidad de una franquicia perdida, que ahora en el 2019 resucita al mito, a Chucky, uno de los mejores personajes del cine de terror de los últimos años.
Don Mancini y Tom Holland crearon en 1988 una película sobre un muñeco de juguete que era poseído por un asesino en serie y que con mucho carisma y una buena mano para el cuchillo, haría de las suyas durante nada más y nada menos que hasta en siete películas. Un recorrido que curiosamente tuvo su mejor momento en dos de las entregas La novia de Chucky (Ronny Yu, 1998) y las posterior La semilla de Chucky (Don Mancini, 2004) en donde optaron por entregarse al gore y la comedia negra. Después de estas entregas Chucky siguió dando de sí hasta estirar el chicle, pero para muchos fans, el muñeco murió, no en la ficción, pero sí en la práctica. Porque perdió su esencia y dejó de interesar a muchos, hasta el momento en que el propio Mancini optó por recuperar de nuevo las riendas de la saga y lanzó directamente en formato doméstico Cult of Chucky (2017). Un título que en una pequeña parte recuperó el encanto del muñeco original, pero que seguía sin dejar lugar a ninguna duda de que Chucky ya había dado demasiado de sí mismo y que era mejor dejarlo estar. Hasta que ahora en el 2019 nuestro juguete favorito volvió perfeccionado y mejorado.
Sin tener absolutamente nada que ver con los creadores originales y apostando por un total renacimiento, el casi inexperto Lars Klevberg se encargó de firmar el guión y de dirigir Muñeco diabólico, la versión 2.0 de un Chucky que todavía tiene vida para rato. En esta nueva y refrescante versión Chucky (originalmente bautizado como Buddi “colega”) el muñeco es un juguete de inteligencia artificial creado por y para aprender sensitivamente de su dueño y ser “un amigo para toda la vida y hasta el final”. Premisa que se vuelve terrorífica cuando un empleado de la fábrica de Vietnam decide eliminar el sistema interno de no violencia y deja al muñeco totalmente desprovisto de cualquier protocolo de actuación de seguridad. Y claro la empresa que lanza al juguete promueve un aprendizaje sensitivo basado en el día a día que el dueño proporcione a esta especie de Pinocho cabrón 2.0 y de una forma totalmente lógica, el angelical Chucky se convierte en un amigo despechado ávido de venganza y mucha, mucha sangre.
Gracias a esta singular premisa Muñeco diabólico ha logrado firmar la mejor película de Chucky en 15 años. Un hito que debería encantar a los fans de la saga original y que demuestra que hay productos que por míticos que sean, merecen un renacer en lugar de ser “prostituidos” en una infinidad de secuelas de medio pelo que rara vez hacen justicia al slasher original. Esta nueva versión parida por Lars Klevberg funciona de principio a fin. Es mortalmente entretenida, tiene lógica y coherencia para con la narración y la premisa que desarrolla y tiene a un excelente reparto encabezado por Aubrey Plaza y Gabriel Bateman (madre e hijo en la ficción) que hacen que la película sea cien por cien disfrutable. Aunque de lejos el mayor acierto de este desquiciado slasher juguetil reside en que Mark Hamill ponga la voz a Chucky. El popular actor impregna de personalidad y muchísimo carisma al juguete y logra que por primera vez en la Historia de la saga, empaticemos con el muñeco y entendamos cuál es su motivación para matar.
Este nuevo y puesto a punto Muñeco diabólico tiene todo lo necesario para contentar a los fans más puristas de Chucky y para dar una buena puñalada a una taquilla veraniega en la que curiosamente el juguete se las tendrá que ver con los muñecos de la saga de Toy Story y con la también diabólica Annabelle, que por otra parte bien podría protagonizar algún día el más ambicioso crossover del terror junto a Chucky, algo con lo que voy a soñar desde ya.
Título original: Child’s Play Director: Lars Klevberg Guión: Tyler Burton Smith Música: Bear McCreary Fotografía: Brendan Uegama Reparto: Aubrey Plaza, Brian Tyree Henry, Tim Matheson, Gabriel Bateman, David Lewis,Ty Consiglio, Amber Taylor, Beatrice Kitsos, Carlease Burke, Hannah Drew Distribuidora: Vértigo Films