La chica del tren – El Voyerismo como terapia | La Cabecita

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Actualmente cualquiera que vaya al menos una vez al mes al cine, puede comprobar como Hollywood lamentablemente está decayendo sin remedio y  a una velocidad vertiginosa en el oscuro pozo de los remakes y secuelas. Un pozo sin aparente fin que ha encontrado un nuevo filón  muy rentable y cómodo (al que estoy empezando a tener mucho miedo) la inagotable fuente de inspiración de  los best –sellers y sus a menudo nada bien pensadas adaptaciones.

Y es que hablar de La chica del tren, sin mencionar el éxito de Perdida David Fincher (2.014) es casi imposible, pues sin duda ha sido el film que ha abierto la veda a adaptar absolutamente todo. Lo cual no tendría porque ser necesariamente un problema, pues en la historia del cine siempre se han adaptado las grandes novelas de todos los tiempos y muchas veces con gran éxito, pero el problema reside cuando se quiere aprovechar el momento de apogeo en ventas de un libro que está de moda y se lanza casi a la par la película, sin tiempo casi para hacerla con el mimo y atención necesarias que requiere un film, que se basa en una historia que el 99’9% del público que la va a ver – partamos de la base de que – ya conoce la trama entera, porque es  lector de la novela en la que se basa el material.

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Y justamente el único o principal problema que encontraréis en La chica del tren a diferencia de la sublime Perdida,  radica en su director, no porque Tate Taylor sea precisamente un mal director, en absoluto, sus anteriores trabajos tanto en Criadas y Señoras (2.010) como en I Feel Good (2.014), demuestran su buena mano a la hora de contar historias tiernas y cercanas pertenecientes a la cultura norteamericana y afroamericana. Pero eso no lo convierte en un director con la suficiente personalidad y soltura como para adaptar un material tan complejo sobre el papel como es La chica del tren. Un film que habría necesitado de  mucha más agresividad y atrevimiento para enganchar al público por los huevos  y dejarlo clavado en la butaca de principio a fin. Algo que lamentablemente no pasa, debido en gran parte a la comodidad y convencionalismo con el que la cinta está rodada.

Está claro que la novela ya presentaba un reto muy complicado, el de contar una historia sobre la desaparición de una joven y los posibles sospechosos del crimen, narrada en 3 partes, por tres personajes femeninos que convergen en base al personaje principal de  Rachel. Una mujer que cada día viaja ebria y depresiva en un tren, desde el que se imagina la vida de unos extraños que espía sugerentemente por la ventana del vagón. Un papel  que está interpretado por una impecable Emily Blunt– pero que ya desde su lectura resultaba imposible empatizar, algo que también ocurre con el resto de los personajes , ya sean el de las  otras 2 mujeres protagonistas, como con el resto de  personajes secundarios.

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 Dato que deberían haber tenido en cuenta o  estudiado para  posteriormente reconducido en esta su versión cinematográfica, pues resulta un reto demasiado descabellado, abordar esa historia sin aportar la suficiente mala leche y agresividad necesarias para de verdad incomodar al espectador mientras lo haces sucumbir al lado oscuro y fascinante del voyerismo, algo que no ocurre en esta película. Una película que pese a ser correcta y entretenida, cumple su cometido, pero sin conseguir un material lo suficientemente escabroso como para sucumbir de lleno a él.

Un problema que podría haberse evitado con un director mucho más curtido en estos menesteres como podría haber sido el ya citado David Fincher o Paul Verhoven o incluso Thomas Vinterberg, por sugerir algunos ejemplos de directores con un ojo mucho más afinado en este tipo de thrillers irreverentes. Aún así la dirección de Taylor es correcta y digna, sobretodo a la hora de utilizar el flashback de una forma muy bien ejecutada para retorcer y descolocar una historia que funciona como única vía en torno a la que poder empatizar con su ebria y descalabrada protagonista.

Girl on a Train, The

La chica del tren es un sexy thriller psicológico, que no es ni  lo suficientemente sexy, ni lo suficientemente violento y retorcido de lo  que debería haber sido, pero que cumple su función de sorprender y descolocar al espectador en una trama que está totalmente bien planificada en torno a su portentoso giro final, en el que toda la película cobra al fin un esperado sentido.

Lo mejor sin duda una entregadísima Emily Blunt y un enigmático plantel de sensacionales secundarios entre los que destacan Rebeca Ferguson, Haley Bennet, Luke Evans, Edgar Ramirez, Justin Theroux y las grandísimas Allison Janney y Lisa Kudrow, las auténticas roba escenas de la película.

2.5_estrellas

Título original: The Girl on the Train Director: Tate Taylor Guión: Erin Cressida Wilson Música: Danny Elfman Fotografía: Charlotte Bruus Christensen Reparto: Emily Blunt, Rebecca Ferguson, Haley Bennett, Luke Evans, Edgar Ramirez, Justin Theroux, Allison Janney, Lisa Kudrow, Laura Prepon Distribuidora: DeAplaneta Fecha de estreno:  21/10/2016