Cuarto día y parece que el virus se ha quedado en un susto. Disculpad que comparta mi estado de salud, pero un resfriado en el ecuador del festival no es lo más aconsejable. Intimidades médicas a parte, el cuarto día ha sido el día del déjà vu. Hasta cuatro películas se han comunicado entre sí con un tema bastante recurrente como el de la personalidad múltiple, desdoblamiento de personalidad, alucinaciones o como buenamente lo queráis llamar. Ha sido el caso de películas como The voices o Stereo, además de dos más que para evitar spoilers evitaré comentar en esta entrada, reservándolo para un artículo futuro.
The voices
Empezamos el día con la nueva película de Marjane Satrapi, interpretada por un más que correcto Ryan Reynolds en un papel bastante cómodo, secundado por las siempre atractivas Gemma Arterton y Anna Kendrick. En este filme, el personaje de Reynolds tiene la facultad de hablar con los animales, concretamente su perro y su gato, pero no porque sea la versión blanca del Dr. Dolittle, sino porque sufre un trastorno de personalidad. Esta es la excusa para que el tono de la película, rodeada de una importante estética kitsch, gire libremente hacia la comedia oscura o la más gamberra con suma facilidad. Lástima que se quede a medio camino y no termine de mutar. La narración da bandazos a un género y otro encontrando en el punto intermedio una zona de confort peligrosa que frena bastante las pretensiones de la película, dilapidando un buen punto de partida. Hasta los títulos de crédito parecen una muestra más de la indefinición narrativa y conceptual de la película. No sería sorprendente que se llevara el premio del público, es una película concebida para satisfacer al gran público más que ir más allá y plantear una premisa rompedora.
Stereo
La segunda película del día también giró en torno a la personalidad múltiple. En este caso, Eric, un mecánico que tiene un taller de motos, empieza a ver un extraño encapuchado que lo vigila de lejos. Eric ha empezado de nuevo su vida con un nuevo empleo y una nueva novia (hija de ella incluida). Pero pronto tendrá que enfrentarse a su pasado de problemas con la mafia, personalizado en esta aparición misteriosa que le persigue y que sólo él puede ver. Stereo no deja de ser una película muy sencilla sobre la lucha contra los propios demonios interiores y afrontar las consecuencias de tus acciones. Un trabajo sin pretensiones que cumple su papel de divertimento, pero que dividió a crítica y público probablemente por una narración un tanto pesada y alargada. Tiene una estructura muy marcada que le deja poca libertad de movimiento y termina siendo un viejo conocido con los ingredientes de este género de películas. Una historia de remordimientos y redenciones que no aporta nada nuevo, pero se deja ver por su honestidad en el planteamiento. Como he comentado, una diversión sin pretensiones.
2030
Una de las películas más delicadas del festival ha servido para tomar un primer contacto con la cinematografía vietnamita. Cierto es que no se puede sentar cátedra de toda una filmografía por una sola obra, pero tras asistir a la proyección de 2030 es inevitable sentirme muy lejos de confiar en el talento vietnamita. El guión brilla por su ausencia, degenerando en una película que convierte los saltos temporales en un auténtico rompecabezas en el peor de los sentidos. No tienen una coherencia narrativa lógica y la edición tampoco ha ayudado a subsanar unos agujeros de guión tan descabellados que cuesta seguir la historia. Una narración aburrida, excesivamente larga y carente de cualquier interés. Se espera la Waterworld asiática de bajo presupuesto y acaba pareciendo la nueva Venecia en el mar del sur de China, aderezada con un poco de ciencia ficción fácil e innecesaria. Sin duda, fue la gran decepción del día, se esperaba un poco más de esta pequeña producción vietnamita.