El tiempo pasa para todos, aunque parece que para Harmony Korine se ha detenido completo. Cerca de veinte años han pasado desde que firmara Kids, su primer guión, una de las visiones más radicales y pesimistas sobre la juventud de los noventa. Pero con Spring Breakers, lo único que demuestra es que en cierta forma la juventud no ha cambiado, aunque nos parezca peor, su visión sigue siendo tan cínica y descarada como lo era cuando apenas tenía veinte años, y si Spring Breakers no resulta tan angustiosa como lo era Kids, es sencillamente porque si ya entonces la juventud se preocupaba bien poco por todo, ahora, y a los ojos de Korine, ha desaparecido cualquier atisbo de preocupación. Spring Breakers es una obra de una radical puesta en escena, de contenido provocativo, un vil retrato de una juventud cuya pasión por el «carpe diem» ha ido demasiado lejos. Una película que habla sobre almas vacías y consigue ser tan camaleónica que hasta aparentar estar tan vacía como sus protagonistas, pero que debajo de las múltiples capas con las que está diseñada, el resultado acaba siendo mucho más desesperanzador que aquella brutal escena final con la que cerraba Kids.
El termino Spring Break no es demasiado conocido en España, aunque ello no hace que la universalidad de la obra no sirva como reflejo de la juventud general de todo el occidente globalizado. El Spring Break es un periodo de vacaciones al comienzo de la primavera del que gozan todas las universidades americanas, en esa semana, la juventud sólo busca desfasar, con fiestas brutales en la playa, que no distan mucho de las que podemos ver en verano en algunas playas españolas en diversos programas de televisión. Un periodo dónde nada existe más allá del momento, dónde para ellas, ser tratadas como un objeto es su forma de divertirse, dónde las únicas necesidades básicas para la diversión prometida, son el sexo y las drogas. El ferviente deseo de las cuatro protagonistas de tomar estas vacaciones, les lleva a buscar cómo hacerlo a cualquier precio. La única importancia es la de conseguir el dinero, sin preocuparse de las repercusiones que eso pueda tener, no existe una visión de futuro en la forma de ver la vida. No la existe para conseguir su propósito, divertirse, y no la existe para llevar esta diversión a los extremos más radicales. De hecho, no hay lugar para la conciencia, el temor, ni los remordimientos. De hecho, cuando la única de ellas empiece a tener estos sentimientos, debidos a una educación cristiana, lo subsanaran con la facilidad de mandarla a casa, ni la amistad parece un factor clave, cuando alguien puede aguarles la fiesta acercando a ellas la realidad.
Korine apuesta por la completa anarquía a la hora de plantear la película, se salta cualquier norma narrativa, y simplemente apuesta por ver la película pasar a ojos de su protagonistas, acercando esa visión al espectador libre de críticas y juicios sociales. Incluso la elección de sus actrices protagonistas se puede entender como un golpe de rebeldía, aunque no podría ser más lógico y consecuente. Al igual que la elección de Cronenberg de elegir a Robert Pattinson para encarnar al protagonista de Cosmópolis, no podía ser más acertada, Korine da la oportunidad de lucirse a protagonistas con un gran grupo de fans por trabajos bastante alejados a lo que el cineasta aquí propone. Pero realmente la elección de dos «princesas» Disney como Vanessa Hudgens y Selena Gómez, además de Ashley Benson, estrella de ABC Family, algo así como la extensión adolescente de Disney Channel, responde de una forma sensata a la forma que esa juventud reniega por completo de una infancia, de la que en cierta forma aún no han salido. Guardan el cuerpo de princesas, pero deciden de olvidarse de ello en un afán por crecer a toda costa de la forma más inmadura posible.
Pero quien sin duda alguna se erige como estrella de la función es un James Franco más pasado de rosca que nunca. Ataviado con unas rastas y unos dientes de oro, sentado a un piano cantando Everytime de Britney Spears, en lo que sin duda es uno de los momentos más locos y bellos de la cinta. Franco da un recital interpretativo en la imagen del modelo a que la juventud quiere idolatrar. El personaje de Franco lo tiene todo, tiene dinero, tiene fama y tiene toda la diversión que se pueda desear. Lo tiene, exactamente de la misma forma que esas veinteañeras buscan su objetivo en la vida, sin preocuparse de las consecuencias, encarnando a un mafioso al que sólo le preocupa vivir el momento. Es normal que en su primer encuentro con ellas, caigan rendidas a sus encantos. No existe lugar para la ética, si no para tener lo que quieren, y tenerlo ahora, sin esforzarse en cómo conseguirlo.
Korine crea una película loca, alejada de cualquier norma. Una película que desde su banda sonora, llena de insípidos temas pop de gente como Skrillex o Nicki Minaj, empieza a dibujar un retrato penumbroso sobre una juventud envasada al vacio. Veinte años ha pasado desde Kids, ¿pero tantas diferencias existen?. Telly en Kids, vivía en una pobreza, que aquí realmente no sabemos si llega a existir, pues para llegar a su meta, las «spring breakers», hacen todo lo que pueden para hacerse con ese dinero para disfrutar de esas vacaciones. Pero la única preocupación de Telly, en esa tarde de verano, era acostarse con dos chicas distintas en el mismo día, de fumar y beber, y divertirse, agredir a aquellos que eran diferentes, y no pararse nunca a mirar las consecuencias. Sí es cierto que en aquella, a través de Jennie, a la que daba vida una maravillosa Chloë Sevigny, nos tocaba enfrentarnos a las consecuencias de actos inconscientes. Veinte años han pasado, y realmente la única diferencia que encontramos entre la juventud de Kids y la de Spring Breakers es que las consecuencias importan menos, y cuando la preocupación puede empezar a ser visible, es mejor despejarse de ella. Sí, Spring Breakers puede dar la sensación de ser una película vacía, de contenido nulo y de puro desparrame, pero lo es por voluntad propia, como reflejo de aquello que busca enmarcar, porque debajo de ella existe una visión, si me apuran, incluso más atroz y pesimista que la que enmarcaba en su primera obra. Korine lo deja claro, no es esta juventud el problema real, si no toda aquella juventud sin valores, ni referencias.
Título Original: Spring Breakers Director: Harmony Korine Guión: Harmony Korine Música: Cliff Martinez, Skrillex Fotografía: Benoît Debie Interpetes: Selena Gomez, Vanessa Hudgens, Rachel Korine, Ashley Benson, James Franco, Heather Morris, Emma Holzer, Ash Lendzion, Josh Randall, Gucci Mane Distribuidora: Vértigo Fecha de Estreno: 15/03/2013