Moonrise Kingdom – El campamento mágico de Wes Anderson | La Cabecita

El discreto éxito de Moonrise Kingdom en la pasada edición de Cannes 2012 fue más que suficiente para despertar en los cinéfilos de todo mundo el deseo incontrolable de sentir, de vivir, la nueva (des)aventura mágica de Wes Anderson. Tras las alabanzas que recibió su filme anterior, Fantástico Sr. Fox, el director texano tenía la difícil tarea de, al menos, mantener el nivel de la cinta de animación, y para muchos (entre los que una servidora se incluye) no sólo ha cumplido con ese cometido sino que además lo ha superado, logrando hipnotizar al público durante la hora y media  de metraje, manteniéndose siempre fiel a su estilo, ese que probablemente nos conquistó desde Academia Rushmore. Moonrise Kingdom es la película que necesitábamos para volver a creer en el amor preadolescente, en el encanto de la inocencia, en los sueños imposibles… Y de no ser por el efectismo de los movimientos de cámara de Anderson, las líneas de guión tan inteligentes como emotivas y la calidad de un reparto de ensueño nada de eso hubiera sido posible. A pesar de lo que diga Cannes, estamos ante una de las mejores películas de lo que va de año. 

Jared Gilman y Kata Hayward son el centro de buena parte de los elogios que la cinta de Anderson está recibiendo. Dos niños que prácticamente debutan en la gran pantalla con este largometraje y que han eclipsado con pasmosa facilidad a actores del calibre de Bill Murray, Bruce Willis, Frances McDormand o Edward Norton. Pero Moonrise Kingdom era su historia y lo han demostrado con unas interpretaciones cautivadoras y precisas, capaces de despertar carcajadas e inquietar al público hasta extremos insospechados (¡ay, el tramo final!), y todo ello rodeado de una estética que evoca a la imaginación.

Moonrise Kingdom está ambientada en los años 60 y se centra en la huida que llevan a cabo dos jóvenes amantes de su pueblo natal. La fuga hará que los habitantes de la ciudad se pongan en marcha para tratar de localizarlos, con el sheriff y el líder de un campamento dirigiendo la búsqueda. Así, quedarán de manifiesto viejos rencores y ocultas relaciones románticas entre algunos de los personajes que participan en la búsqueda.

Todo el cine de Wes Anderson se condensa en Moonrise Kingdom, el director no se molesta en mostrar nada nuevo, se limita a ser leal a sus famosísimos planos centrales (la secuencia de las cartas es sencillamente fascinante), a contar la historia desde un punto de vista fantasioso, con sus personajes histriónicos y un humor perspicaz, pero tampoco nos importa. Nos gusta ese Wes Anderson, el que no teme ser diferente, el que prefiere un público singular pero honesto a uno comercial y conformista. Y su último trabajo tiene todo lo necesario para convertirse en la obra más trascendental de su carrera.

Desde el primer minuto la inventiva de Anderson causa desconcierto y admiración a partes iguales, presentado de una forma tremendamente original (habitación por habitación, con una grabación de música clásica en off) a la protagonista del filme y a su (disfuncional) familia, capitaneada por una McDormand irreconocible (con megáfono en mano) y un Bill Murray en estado de gracia. Y no con menos singularidad se da a conocer al pequeño héroe de esta aventura sesentera cuando el líder del campamento en el que se ve obligado a permanecer, encarnado por un estrambótico Edward Norton, descubre que éste se ha dado a la fuga. A partir de aquí se suceden una serie de acontecimientos hilarantes, como el enfrentamiento entre el deprimido sheriff al que da vida Bruce Willis y la familia de la chica, que se ven reforzados por la peculiar pero enternecedora historia de amor de sus protagonistas. Moonrise Kingdom llega directamente al corazón, por su colorido, por su música, por su inocencia, por la atmósfera indie que rodea cada escena y emociona casi sin querer. La personalidad de cada uno de los personajes del filme está espectacularmente dibujada, de manera que Anderson consigue que el espectador forme parte de la comunidad de esa pequeña isla, con sus excentricidades y rarezas, con sus devastadoras tormentas y sus fugas rebeldes. Moonrise Kingdom es el canto perfecto a la libertad del amor en cualquier edad.

Antes de ver esta película es preferible conocer el mundo de Anderson, intentar entenderlo o simplemente dejarse llevar, pero tomar contacto con él, así se podrá disfrutar a mayor escala de este ejercicio de creatividad total que conquistará tanto a jóvenes como a adultos.