Festival de Cine Europeo de Sevilla 2014 – Día 4 | La Cabecita

Superamos oficialmente la primera mitad de esta undécima edición del SEFF, y lo hacemos con una jornada en la que han brillado especialmente dos auténticas joyas como son Misunderstood de Asia Argento, y la sueca Something must break. Un día sin duda muy interesante que subraya la idea de ofrecer las nuevas formas de cine emergentes en Europa, idea que tiene por bandera este festival.

Misunderstood – La magia roja de Asia Argento

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Asia Argento, hija del legendario Darío, autobiografía lo que parece ser su infancia en su cuarto largometraje detrás de las cámaras, Misunderstood (Incompresa). He de reconocer que entré en la sala un poco con la mosca detrás de la oreja, porque lo poco que conozco de la filmografía de esta mujer me echaba bastante hacia atrás. Sin embargo, la sorpresa no ha podido ser más gratificante.

Misunderstood es una extraña comedia con un particular sentido del drama, pero que en casi todo momento sabe lograr el tono exacto para contar las peripecias que vive esa chica llamada Aria, haciendo que vayamos emocionalmente de su mano durante toda la película. Me parece un gran acierto, en lo relativo al tono, la decisión de caricaturizar el mundo adulto en general y al disfuncional matrimonio protagonista en particular, lo cual da pie a situaciones hilarantes en las que la inocencia del punto de vista de la niña siempre parece más lógica que las descerebradas mentes del resto de su familia. Por cierto, perfecta elección de casting la de Giulia Salerno, una chica que tiene una mirada y una presencia impresionante.

Además, Argento ofrece un despliegue visual que casa a la perfección con ese tono inocente-nostálgico tan característico de la historia, utilizando una gama de colores muy llamativa para dibujar la infancia diaria de la chica protagonista, dejando los colores más oscuros para el mundo adulto. No en vano, el uso de la luz y el color me hizo pensar más de una vez en autores como Wes Anderson o Jean-Pierre Jeunet. La banda sonora es la guinda del pastel que acaba de redondear todo lo anterior, y que ayuda mucho a transmitir los estados de ánimo que va atravesando Aria.

Misunderstood es como ese caramelo imaginario descrito por Aria en su poema, “algo que parece no tener fin pero que, cuando menos te lo esperas, se acaba”. Y creo que eso es lo único que le puedo reprochar a esta película, un final que no me acaba de encajar con el resto de la película. Pero sea como sea, me parece una joya a reivindicar desde ya.

Stratos – El drama del pez pequeño

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Película griega que tuve ocasión de ver hace unas horas, pero que ahora mismo parecen semanas. Y es una lástima, porque tiene una buena historia que contar y un buen personaje protagonista. En otras palabras, en Stratos hay un potencial buen thriller pero que acaba siendo un poco olvidable, debido esto principalmente a que tarda unas dos horas y media en contar algo que debería ser contado en noventa minutos, recreándose innecesariamente en temas y tramas adyacentes a modo de denuncia social, cuando a la hora de la verdad no hace más que entorpecer el ritmo.

La idea principal del guión es buena, como es narrar la historia de un hombre que se ve obligado a compaginar su labor de panadero con trabajitos de asesino a sueldo para poder solucionar ciertas “necesidades sociales”, que tienen como telón de fondo la tremenda crisis económica que sufre Grecia actualmente. Sin embargo, lo mejor de Stratos es su retrato de esa crisis de valores que sale a flote en época de vacas flacas, cuando palabras como “amigo” o “confianza” parecen perder todo su significado (“el pez grande siempre se come al pequeño”). El final es duro, pero me parece muy acertado y consecuente con todo lo que cuenta, ofreciendo una visión deprimente y deshumanizada del ser humano en tiempos de crisis.

Something must break – You’re my thrill

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Primer drama de ficción del sueco Ester Martin Bergsmark, que ofrece un interesante e inmersivo retrato psicológico de un chico con rostro tan andrógino y bello “que dan ganas de vomitar”. Así, Bergsmark se mueve hábilmente entre el drama psicológico y el romántico, analizando con bastante precisión temas como la homexualidad, la transexualidad y la identidad sexual, todo ello con planos a ras de piel que pone al espectador en todo momento tras la mirada de Sebastian, el chico protagonista.

En resumen, Something must break ofrece un doloroso y bello retrato sobre la amplia escala de grises que representa la sexualidad de algunas personas, y lo consigue gracias a una narración hábil y honesta, sin pelos en la lengua. Sin duda, uno de los descubrimientos de lo que va de festival y una de las películas europeas del año.