Festival de Cine Europeo de Sevilla – Último día | La Cabecita

Con una última y trágica jornada con los terribles sucesos acontecidos en Paris como telón de fondo, El festival de cine de Sevilla ha cerrado su duodécima edición con una sobria lectura del palmarés, tras lo cual se anunciaría que el resto de actos oficiales –gala de clausura y entrega de premios incluidos- serían cancelados en conmemoración a las víctimas de los atentados del país galo.

De este modo, paso a comentar las últimas películas vistas en un festival que ha vuelto a rayar un nivel altísimo en cuanto a la organización (ni una queja por mi parte) y que sigue apostando por un plantel cinematográfico tan ecléctico como interesante, y que ha gozado este año de una extraordinaria respuesta por parte del público.

TOP 5 mejores películas

  1. Mustang
  2. La novia
  3. La academia de las musas
  4. Paulina
  5. Langosta

Paulina

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Remake de La patota, película también argentina dirigida por Daniel Tinayre en 1961, con Paulina Santiago Mitre narra la historia de una joven idealista que, a pesar de haberse labrado una carrera brillante relacionada con el derecho, decide dedicarse a labores humanitarias en zonas humildes de la periferia de la ciudad. Sin embargo, sus fuertes convicciones pronto se verán confrontadas por una violación que la hará replantearse muchas cosas.

Antes de nada, he de subrayar la superlativa interpretación de Dolores Fonzi en un trabajo complejo y lleno de matices, que evoluciona progresivamente a través de un doloroso humanismo que acaba involucrando emocionalmente al espectador con su sola mirada. Por otro lado, creo que el otro gran acierto del film reside en la aproximación que lleva a cabo Mitre en torno al conflicto principal y en como poco a poco va añadiendo capas dramáticas al mismo, desarrollando un fascinante diálogo a dos bandas que fluye entre los personajes por un lado, y entre el film y el espectador por otro, haciendo a este último reflexionar e intentar formarse una opinión sobre la polémica que se deriva de las decisiones de Paulina. En este sentido, encontré un interesantísimo duelo entre el sentido de la justicia de la sociedad y el individualismo tras el personaje protagonista, reflejado todo ello a través de una secuencia final protagonizada por padre e hija absolutamente magistral.

El único pero que observo en Paulina es que, al igual que todos los personajes que le rodean, no termino de comprender por qué tras las decisiones de Paulina. Cierto es que, tal y como dice el personaje, es ella la que ha sido violada y por tanto, es la única que puede saber y comprender el modo en que hace frente a sus problemas, pero aun así hubiese agradecido una mayor conexión emocional con la psicología de la protagonista. Más allá de esto, una película dura, complicada y magistralmente interpretada, cuyo mayor logro, como dice el propio Santiago Mitre, es hacer reflexionar y no dejar indiferente a nadie.

Langosta

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Tras las originales y desconcertantes Canino y Alps, Yorgos Lanthimos vuelve a la palestra cinematográfica con su cuarto largometraje, Langosta, en la que presenta una satírica y fascinante distopía ambientada en un futuro cercano en el que los solteros son confinados en un hotel en el que serán obligados a encontrar pareja en un plazo máximo de cuarenta y cinco días.

Bajo esta premisa, Lanthimos presenta y desarrolla ese genial micro-cosmos que tiene lugar dentro de un hotel que se siente y percibe como una auténtica dictadura que funciona bajo la brutal represión de la libertad emocional y sexual en un primer plano, y de la libertad humana en sus últimas consecuencias. De este modo, el realizador griego entrega una primera hora de metraje absolutamente genial y delirante en la que se nos muestra el funcionamiento de esa desquiciada sociedad, así como las consecuencias de ella en los distintos personajes, con alguna que otra secuencia realmente memorable.

Mi problema con Langosta llega tras ese punto de giro que tiene lugar hacia el tercer acto, tras el cual la película se precipita inevitablemente hacia una segunda hora que, aun resultando interesante y funcional gracias a los logrados personajes de Weisz y Farrell, se ve ensombrecida por una primera mitad demasiado buena para su propio beneficio. En otras palabras, Lanthimos intenta construir fuera del hotel un universo igual de interesante que aquel construido en el interior del complejo, pero lo único que consigue es que el espectador observe con cierta frustración cómo se esfuerza en hacerlo, terminando por ver los hilos que hay detrás de la función.  Sin embargo, a pesar de la irregularidad del conjunto, Langosta es una película creativa, estimulante y con un mensaje que tiene muchas y fascinantes lecturas, con la que Lanthimos vuelve a remover los cimientos de un subconsciente colectivo que quizás no esté tan lejos de materializarse.

La loi du marché

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Película dirigida por la francesa Stephane Brizé y premiada en Cannes al mejor actor, La loi du marché se centra en la rutina de Thierry, un padre de familia que ronda los cincuenta años que, tras pasar mucho tiempo en paro consigue un trabajo que pondrá a prueba su ética.

La loi du marché es una película que no funciona, simple y llanamente. Y esto se debe principalmente a un escandaloso maniqueísmo narrativo y a su constante y reiterativa manipulación emocional, basada en machacones recursos narrativos de índole social y que se excusa convenientemente en la crisis económica que ha azotado el continente europeo durante los últimos años para sobre-exponer innecesariamente los resultados y consecuencias de la misma a nivel humano. Básicamente, es su falta de sutileza e inspiración lo que hace que el mensaje que intenta transmitir Brizé se convierta en un torpe panfleto que no sólo no me cuenta nada nuevo que no me hubiese contado mucho mejor recientemente Dos días y una noche, sino que además lo hace desde una descarada postura de superioridad moral que, simplemente, me saca de mis casillas. Ni siquiera la sólida interpretación de Vincent Lindon consigue mantener a flote un film que, desgraciadamente, se hunde por su propio peso.