Desde que en 2013 el bueno de James Wan nos presentó a nuestro matrimonio paranormal favorito, ha pasado mucho, muchísimo, incluso la creación de un universo propio, probablemente el primero del género de terror. Un universo popularizado con el nombre del Warrenverso, que hace referencia al apellido del matrimonio formado por Ed y Lorraine Warren y que claramente tomó buena nota del UCM (Universo cinematográfico de Marvel) para establecer algo inaudito hasta el momento. Una serie de películas de superproducciones de terror todas vinculadas entre sí y con un claro elemento común: los expedientes basados en los casos originales investigados por los Warren y su ya icónico almacén maldito en donde figuran los objetos demoníacos más peligrosos de toda su carrera como demonólogos. Nueve películas después y una línea temporal que se inició en 1952, llegamos hasta la décima – y aparentemente última entrega del universo – con Expediente Warren: El último rito, film que nos traslada hasta 1986 para poner fin a un viaje de más de 3 décadas de horror.
Michael Chaves se incorporó al Warrenverso con La llorona (2019) cinta que no estaba mal, pero que evidenciaba más que nunca las intenciones de popularizar el producto y hacerlo llegar a la mayor audiencia posible, aunque eso supusiera rebajar la dosis de terror y convertirlo en algo más comercial y casi incluso en “terror familiar” algo completamente nuevo también. Después de esto y por alguna extraña razón que años después sigo sin entender ni asumir, el maestro del terror contemporáneo James Wan decidió pasar el testigo a Chavez y dejar en su mano el destino de los Warren, asumiendo éste la dirección de la tercera y nefasta entrega Expediente Warren: Obligado por el demonio (2021), aunque por el camino se redimió dirigiendo muy eficientemente La Monja II (2023), demostrando así, que a veces sí sabe hacer las cosas. Referentes que le han llevado hasta hoy y dirigir el final del Warrenverso, una tarea que creo debió recaer en el padre de la saga y no en un alumno “aventajado” del mismo, pero que en honor a la verdad nos ha dejado una película muy entretenida que después de todo no está mal como cierre.

Expediente Warren: El último rito narra cómo Ed y Lorraine se enfrentaron a uno de sus casos más aterradores y peligrosos de toda su carrera y de cómo éste hizo que de alguna manera se retirasen para siempre. El caso, el de La familia Smurl, compuesta por Jack, Janet y sus hijas, que se mudan con ilusión a la casa de sus sueños, pero pronto su vida se convierte en una pesadilla. Ruidos inexplicables, olores insoportables y presencias oscuras comienzan a manifestarse en el hogar, afectando física y emocionalmente a cada miembro de la familia.
Desesperados, los Smurl recurren a los Warren, que descubren que la vivienda está infestada por una presencia demoníaca poderosa y violenta a la que ellos estuvieron vinculados mucho antes del comienzo de su carrera justo cuando estaban esperando el nacimiento de su hija Judy.

Ahora, casi veinte años después de aquel primer contacto demoníaco, los Warren tendrán que aunar fuerzas para combatir los entes que habitan la casa de los Smurl mientras están preparando casualmente todo para celebrar la boda de Judy. Unos acontecimientos que gracias a un revelador dato del pasado, descubriremos que están intensamente relacionados y destinados a desatar un mal como antes nunca habían tenido que hacer frente, el de un espejo maldito que sirve como canal para conectar con el otro mundo.
El matrimonio formado por los Warren, en colaboración con su hija y su prometido, serán ahora el principal foco del reflejo de todo el mal que ese espejo alberga en su interior y el resultado, sea cúal sea, marcará para siempre el final de todo lo que habíamos conocido hasta el momento.

Los sensacionales Patrick Wilson y Vera Farmiga regresan como los Warren y se despiden de su propio universo con un cierre digno y muy emotivo, que aunque esté lejos del nivel que Wan preestableció en las dos primeras y extraordinarias entregas de la saga, es un cierre que funciona y emociona. Lástima que por el camino nos quede una película de dos horas y 15 minutos de duración que se vuelve algo densa en su desarrollo del planteamiento, pero que honestamente, hace por enmendar la desgana de su anterior entrega y se “esmera” sobre todo en construir un prólogo que funciona muy bien como eje circular de la trama, que resulta con diferencia lo mejor de esta propuesta de cierre del universo. Por supuesto no se le puede negar a Chaves su capacidad para saber construir la atmósfera perfecta en torno al jumpscare, en especial en los últimos 30 minutos, la película da rienda suelta a una tralla demoníaca que casi no da tregua al espectador y que después de todo entretiene y asusta notablemente.
Expediente Warren: El último rito quizá – bueno estoy seguro – de que no es el final que esperábamos, ni que el queríamos de nuestra saga basada en los caso reales de nuestro matrimonio paranormal favorito. Pero es el que tenemos y una vez lo asumes como tal, el resultado es aceptable y los últimos minutos de cierre de la franquicia son realmente conmovedores y un regalo para los fans de las dos primeras entregas, así que al menos la despedida de los Warren en las manos de Chaves, aunque increíble, nos dejará un buen sabor de boca.
Título original: The Conjuring: Last Rites Director: Michael Chaves Guión: Ian Goldberg, Richard Naing, David Johnson Fotografía: Eli Born Música: Benjamin Wallfisch Reparto: Patrick Wilson, Vera Farmiga, Mia Tomlinson, Ben Hardy, Steve Coulter, Rebecca Calder, Elliot Cowan, Kíla Lord Cassidy, Beau Gadsdon, John Brotherton, Shannon Kook Distribuidora: Warner Bros. Pictures Fecha de estreno: 05/09/2025

