En el Hollywood contemporáneo pareciera que los proyectos solo salen adelante cuando otra persona decide adaptar el mismo material. Ya pasó en 2012 cuando de repente llegaron a nuestras carteleras hasta tres versiones del cuento clásico de Blancanieves con apenas unos pocos meses de margen. Algo similar ocurre con el espeluznante relato clásico de Henry James Otra vuelta de tuerca. Novela recientemente adaptada por la plataforma Netflix en formato miniserie bajo la producción de Mike Flanagan del nombre La maldición de Bly Manor, apenas un mes antes de que la última versión del mismo relato llegue hasta nuestros cines recuperando el nombre original de la inmortal novela de James, Otra vuelta de tuerca.
Vaya por delante que no estoy en absoluto en contra de los remakes, de hecho la verdad es que me gustan. Siempre he creído que hay algo muy interesante en readaptar un material para darle un nuevo enfoque o por qué no, hacerle un homenaje. El problema es que la novela de Henry James tuvo a manos de Jack Clayton la mejor versión hecha hasta el momento en 1961 de nombre Suspense y protagonizada por una inmensa Deborah Kerr, para después ser homenajeada por Alejandro Amenábar en 2001 en la que es una de las mejores películas de terror de todos los tiempos: Los otros, con una Nicole Kidman que ha calado muy hondo en el imaginario cinematográfico. Partiendo de esta base, se esperaba de esta nueva adaptación – a manos de la interesante directora Floria Sigismondi – que aportase algo novedoso o interesante, pero no, esta nueva versión Otra vuelta de tuerca revisita exactamente los mismos lugares comunes que sus predecesoras y lo hace con mucha menos enjundia e interés.
Floria Sigismondi, se ha labrado una reputadísima carrera como realizadora de videoclips, es cierto que su debut en el largometraje con la interesante The Runaways (2010) pasó un poco sin pena ni gloria, pero dejó de manifiesto un estilo visual curtido que es de lejos lo mejor de Otra vuelta de tuerca. Sigismondi capta bien la esencia del terror gótico de James y la elección del casting es bastante correcta, pero no es suficiente para remontar una película que llegado su segundo acto no sabe a dónde quiere ir y lo que es peor cómo hacerlo con coherencia.
Otra vuelta de tuerca nos sitúa a principios de los años 90 y nos presenta a una institutriz con el rostro de la siempre interesante Mackenzie Davis que entra a trabajar como interna en una mansión de las afueras a cargo de dos niños muy antipáticos Finn Wolfhard (uno de los más creciditos niños de Stranger Things) y Brooklynn Prince (la todoterreno niña de The Florida Project). Es quizá la relación entre Finn Wolfhard y Mackenzie Davis y su improbable atracción sexual, lo mejor y único aporte novedoso de esta nueva adaptación. Hay algo maravillosamente malrollero en el atrevimiento por parte de los guionistas Chad y Carey Hayes en insinuar que el niño preadolescente juega al gato y al ratón con su institutriz mientras que por el camino pareciera querer abusar de ella mientras la joven duerme. Pero el resto del relato es exactamente lo mismo que ya habíamos visto antes pero con mucha más desgana y abusando de los clásicos clichés efectistas del cine de terror más comercial.
Otra vuelta de tuerca se la juega todas a una con un desenlace que pretende ser un giro dentro de otro giro que irremediablemente acaba por desorientar y marear al espectador. El resto (sus dos primeros actos, sobre todo el primero) son bastante aceptables dadas las circunstancias, pero de poco sirve cuando ese final tira por tierra lo bueno expuesto anteriormente. Aún así, Otra vuelta de tuerca cumple con creces su función de entretener al espectador, pero siento que solo contentará quizá al menos exigente.
Título original: The Turning Director: Floria Sigismondi Guión: Chad Hayes, Carey Hayes Música: Nathan Barr Fotografía: David Ungaro Reparto: Mackenzie Davis, Finn Wolfhard, Brooklynn Prince, Niall Greig Fulton, Denna Thomsen, Mark Huberman, Barbara Marten Distribuidora: eOne Films Fecha de estreno: 11/12/2020