Joker – La sonrisa del caos | La Cabecita

La sonrisa del nuevo Joker ha llegado por sorpresa en la recta final del festival de San Sebastián tras alzarse con el León de Oro en el festival de Venecia, cuya expectación por parte de los profesionales del sector como por el público general ha sido altísima. Y no es para menos, pues la controvertida figura del Joker siempre ha poseído una gran curiosidad y un fuerte calado en el subconsciente colectivo.

Nunca antes se había investigado o expuesto en una película las principales motivaciones que hay detrás del Joker como su origen, su mentalidad, sus principios, sus ambiciones y motivaciones. Detonantes del personaje que convergen en un camino sin retorno. Y es que, acostumbrados a ser espectadores de esta figura como un papel secundario (a pesar de su gran relevancia), ninguno conocía, en un viaje en forma de fotogramas, quién y qué hay realmente detrás del comodín del caos.

Este viaje a los orígenes del Joker comienza con Arthur Fleck, un ser humano con una enfermedad mental que cuida de su madre y cuyo gran sueño es hacer reír en un mundo en llamas. Un mundo en continua lucha en una ciudad presa del egoísmo colectivo, impulsada por un sistema económico que destierra a aquellos condenados a subsistir y enaltece a quienes habitan su más alta esfera. Un ser humano condenado con la terrible losa de una enfermedad mental que le hace bailar en una constante dicotomía sobre la realidad y la ficción.

Este profundo debate interior comienza a invadir y a transformar a Arthur, como un germen que desea vengar y subirle a un tren sin retorno hacia la revolución, inclinando la balanza hacia el Joker, el fruto de sus terribles vivencias como  consecuencia de lo vivido y sufrido.

Todo ello llevado por un Joaquin Phoenix en estado de gracia. Y de maldad. Haciendo la que, con mucha seguridad, es la mejor interpretación de su carrera y una de las mejores interpretaciones masculinas que se recordarán en los últimos tiempos. Su simbiosis para con el personaje es tal que, por momentos, el espectador tendrá dudas sobre si es el quién interpreta al Joker o es el propio Joker quién interpreta a Joaquin Phoenix. Un actor servido de un guion hecho a su medida. Y a la del papel que representa. Dando lugar a una película que se rinde ante él, que le permite ejercer una libertad absoluta sin ningún tipo de límite.

Todd Philips no solo quiere que conozcamos al Joker, quiere que nos haga debatir. Que nos inclinemos en un terrible (pero necesario) debate ante la justificación y la comprensión o la condena hacia la actitud de su protagonista. ¿Quién ha creado realmente a Joker? ¿Una sociedad corrupta que abandona a quienes más la necesitan o un ser humano que se deja llevar por los entresijos de una mente maldita?

Joker es hija de su tiempo, de tiempos convulsos, de miedo, de caos, de revolución silenciosa. de conflictos. De optimismo escondido e ilusión melancólica. Tiempos en los que las sociedades que no han alcanzado la perfección deseada se dejan llevar por quienes las dirigen creyendo que serán quienes les guíen hacia la misma. Y entonces aparece la sonrisa del caos. Una sonrisa que se da lugar en una de las mejores películas del año (y de algunos otros), pues este Joker ha venido para quedarse.