A finales de los 80, el escritor norteamericano Stephen King creó “It”, una criatura capaz de transformarse en nuestros miedos más profundos. Una novela que fue adaptada para televisión a principios de los 90, y volvió en el año 2017, esta vez para la pantalla grande bajo la dirección de Andrés Muschietti. El cineasta repite tras la cámara dos años después para relatarnos el capítulo final de las aventuras de este grupo de jóvenes, que ahora como adultos deberán volver a enfrentarse con el payaso Pennywise, acabando definitivamente con la maldición que habita en la ciudad de Derry. Estamos ante una de las cintas más esperadas del año, sobretodo si tenemos en cuenta que la primera entrega se convirtió en el filme de terror más taquillero de la historia del cine.
El argumento de esta continuación planteaba un reto del que han conseguido salir bastante bien parados. Aunque no da respuesta a todas las incógnitas que rodean al origen de It, se nos dan pequeñas pistas para conocer mejor a la persona que hubo tras la criatura y como comenzó esta oleada de asesinatos. Matices interesantes que conforman un relato más consistente, pero en los que no puede ahondar demasiado, dada la complejidad del universo generado por Stephen King. No obstante, se agradece que hayan sabido meterse en un terreno complicado y que consigue generar de manera audaz el traspaso del legado entre las diferentes edades de sus personajes. Para ello utiliza los flashbacks como un recurso narrativo genialmente ejecutado, ayudando a la comprensión de los acontecimientos y la personalidad adulta de los protagonistas.
El director logra que nuevo equipo de intérpretes se asemeje al anterior, trasmitiendo sus miedos e inseguridades, en los que se percibe que a pesar del trascurso de los años mantienen sus fantasmas personales. La historia no deja de ser una metáfora sobre cómo enfrentarnos a nuestros temores, apoyándonos en la fuerza de las relaciones sociales, utilizando al personaje del payaso como mera excusa fantástica para crear un universo de ficción más interesante. Es una pena lo desaprovechado que se siente Bill Skarsgard. Aunque es el antagonista de la función, su participación no tiene el mismo peso o no consigue ser tan icónica como en su trabajo anterior, a pesar de estar magnifico. Destacar también la labor de Bill Hader, convertido probablemente en el personaje más elaborado del elenco, donde además de disfrutar de su inoportuno sentido del humor, se abre una ventana hacía su personalidad interior.
Lo mejor de esta película es que se percibe el amor de Muschietti por respetar el material original, que al igual que en el filme anterior, intenta conservar la mayor parte del material original de la novela con pequeñas licencias en las que poder introducir su propio universo creativo. Esta producción acaba siendo una montaña rusa emocional para los fans, repleta de easter eggs, como si de una producción de Marvel se tratase, visibilizando el cariño que se ha puesto por intentar crear una obra personal con la que pueda disfrutar el público y en la que se percibe el sentido del humor de King para reírse de sí mismo. Consiguiendo ser una continuación que perpetúa la estructura emocional, cayendo por desgracia en el exceso y en las reiteraciones argumentales a lo largo de la narración, provocando que el visionado de la cinta se vuelva pesado en sus casi tres horas de duración.
El largometraje acaba siendo demasiado desmedido en todos los aspectos. El afán del director por sorprender, está más cerca de las producciones de terror bizarras de los 80, donde las secuelas optaban por realizar un alarde de efectos visuales, que no dejaban un respiro al espectador. Dar más no siempre es resultado de que vaya a ser mejor. Claramente queremos más, sin embargo en esta cinta se acaba generando un esquema repetitivo, abusando de las reiterativas transiciones espectaculares, las escenas estrambóticas y el uso de los jump scares para asustar al espectador. Perdiendo esa delicadeza de la primera película para introducirnos en la atmosfera, echando en falta escenas como la que se veía en el tráiler promocional: cuando el personaje de Jessica Chastain visita a la anciana. Los recursos para generar miedo quedan un tanto deslucidos, en una fusión desigual entre efectos especiales que por lo general están poco conseguidos. Y escenas materiales, en las que el trabajo de producción realiza un trabajo visualmente atractivo y efectivo, en una atmosfera de tensión que está a la altura de lo que exigíamos.
Muschietti carece del tacto y el estilo que ofrecía el primer capítulo, pero la producción sigue siendo una propuesta digna para atraer a los jóvenes (y no tan jóvenes) al género del terror. La saga conforma una de las propuestas comerciales mejor construidas de los últimos años, pues su trasfondo nostálgico consigue que la audiencia se quede atrapada por esta historia en la que las pesadillas se entrelazan entre los valores de la amistad y la aceptación personal. Somos perdedores y a mucha honra, será difícil volver a encontrar una cinta de entretenimiento tan completa como esta.
Crítica escrita por Juan Carlos Aldarias
Título original: It: Chapter two Director: Andrés Muschietti Guión: Gary Dauberman, Jeffrey Jurgensen Música: Benjamin Wallfisch Fotografía: Checco Varese Reparto: Jessica Chastain, James McAvoy, Isaiah Mustafa, Jay Ryan, James Ransone, Bill Hader, Andy Bean, Bill Skarsgård, Xavier Dolan, Will Beinbrink, Teach Grant, Taylor Frey, Javier Botet, Sophia Lillis, Jack Dylan Grazer, Finn Wolfhard, Jaeden Martell, Jake Weary, Jess Weixler, Peter Bogdanovich Distribuidora: Warner Bros. Pictures Fecha de estreno: 06/09/2019