La primera parte de John Wick, mal llamada en España Otro día para matar, la dirigieron David Leitch y Chad Stahelski , se convirtió en un sleeper. Una obra que correspondía a lo amantes mas fervientes de la acción y a los amantes del cine en general. Por razones de distribución, no hizo mucho ruido en las salas internacionales pero apasionaba allá donde pisaba. Los críticos se rendían a los pies de un ejercicio de acción que rebosaba originalidad, divertimento y “buen hacer” a la hora de la puesta en escena.
Sus escenas de acción son una delicia visual y cuentan con un gran sentido de la estética postmoderna, debido al gran carácter de estos dos directores, que ya van camino de trasmutar el género de acción, otra vez. No hace mucho, la saga de Jason Bourne hacía lo mismo contaminando el género y sentando las bases de una “nueva acción” que era igualmente, estimulante y rentable en taquilla, un nuevo tipo de carácter para los personajes protagonistas, los cuales, llevan un marcado carácter melancólico, con un pasado que les perseguía allá donde pisase, provocando escenas espectaculares y con cierto calado emocional. Un personaje anónimo, a priori, que va descubriendo todo su mundo interior con el que empatizamos emocionalmente. Ya sea Jason Bourne con su memoria, James Bond con la perdida de un gran amor, o el reciente John Wick, que comienza el descenso a los infierno por el asesinato de su perro (símbolo de su profundo amor por su pareja, recientemente fallecida por enfermedad)
El personaje abstraído, frio, completamente roto, sin nada que perder Keanu Reeves de John Wick le viene como un guante. Hace un perfecto balance entre el interior del personaje, lo estúpido del mundo en el que trabaja y su propio potencial como “arma definitiva”.
Los problemas de enfrentarse a una segunda parte es, siempre, superar a la predecesora en todos los aspectos, y obviamente en el de la recaudación. Esta vez, en solitario, Chad Stahelski (ya que David Leitch, su compañero de marras en la primera parte, empieza su camino con la hermana gemela de John Wick, Atómica con Charlize Theron y la nueva secuela de Deadpool) se enfrenta al reto de la secuela. Y no sale airoso sino que lo hace por la puerta mas grande que pueda haber encontrado esta saga.
Su trama, sigue cuidando los detalles de la vida que llevó John Wick en su pasado y que ahora se presentan volviéndose cada vez mas grandes y complejos. También cuida, y esto es un grandioso acierto, a los personajes secundarios, personajes que tienen que estar al nivel de un personaje “todopoderoso”. Elementos que sirven para seguir encumbrando el misticismo del personaje y todo su mundo.
Las escenas de acción siguen siendo perfectos ejercicios de coreografía y aún mas adrenalíticas. Todo este tipo de aspecto de la película es “aún más” que la primera parte. Debe serlo.
John Wick: Pacto de Sangre, merece el éxito porque se ha molestado en ofrecer al espectador un gran divertimento hecho con mucha pasión y mucho sentido del espectáculo, cuidando, que es lo que muchos fallan, un buen arco emocional que siga con coherencia y respeto las bases en las que se asienta este universo. Lo mejor es que deja con ganas de mas, mucho más. Lo peor es que nos deja con ganas de más, mucho más., y casi no hay películas que puedan suplantarla. Esperaremos ansiosos a su hermana gemela Atómica. Y, quizá, algún crossover entre estas. Solo la idea me hace salivar como un perro de Pavlov.
Título original: John Wick 2 Director: Chad Stahelski Guión: Derek Kolstad Música: Tyler Bates, Joel J. Richard Fotografía: Dan Laustsen Reparto: Keanu Reeves, Riccardo Scamarcio, Bridget Moynahan, Ruby Rose, Peter Stormare, Ian McShane, Common, Alex Ziwak, Margaret Daly, Heidi Moneymaker, Laurence Fishburne Distribuidora: eOne Films Fecha de estreno: 21/04/2017