Si Robert Zemeckis no se hubiese descarriado hacia la manipulación y al sensacionalismo más hiriente de Hollywood con su Forrest Gump, el resultado final habría sido algo muy cercano a Corazón gigante. El elemento a discernir entre ambos trabajos es que Dagur Kári nunca se abandona a la condescendencia. Es sintomática la creación de un escenario hostil, ya no solo para que la construcción del personaje principal sea mucho más atractiva, sino porque otorga veracidad al conjunto. En este aspecto, el trabajo del actor Gunnar Jónsson es, además de complejo por la interiorización anímica, esencial. El director islandés no se apoya en florituras fútiles para forzar un mayor interés en el personaje; lo busca desde el conflicto con una sociedad en la que no encaja. Así como el personaje de Noi Albinoi –también dirigida por Kári en el año 2003– cree imposibilitado su progreso en el pequeño pueblo en el que vive, en Corazón gigante sucede algo similar. En este caso, Fusi parece verse obligado a atender cuestiones sociales como si se tratasen de una obligación.
Dentro de esta hostilidad, Fusi únicamente encuentra una amistad recíproca de alguien que aún se encuentra en la niñez, un estado del que el propio protagonista parece que aún no ha escapado. En este aspecto, la cinta intenta desligar la edad de ciertas actividades relativas al ocio, como el interés por las maquetas de la Segunda Guerra Mundial o comprarse un coche teledirigido. Quizá Kári establece un arquetipo demasiado básico en los distintos secundarios, pero lo hace para definir claramente su postura. Por lo tanto, cuando Fusi comienza a enamorarse de Sjöfn, una mujer deprimida que conoce en unas clases de baile a las que asiste por obligación de su madre, se incorporan unos secundarios totalmente nuevos y que establecen otro arquetipo, por lo que plantea una subjetividad en la perspectiva dependiendo de nuestra postura social.
El cine islandés que en los últimos años está llegando a España –desde Rams, que se estrenó el año pasado, como la ganadora de la Concha de Oro en el festival de San Sebastián de 2015, Sparrows, que tiene pendiente su estreno en el país– parece que mantiene una constante clave a la hora de cerrar sus películas, y es que son fieles al tono de la película. En ningún momento buscan contentar al espectador para que puedan salir con una sensación positiva. Antes que tachar de pesimistas a los distintos directores de las películas recién mencionadas, sería clave mencionar que sus trabajos están cerca de los estudios sociológicos sobre una sociedad en la que habitan. Y aunque sus finales puedan desprender un sentimiento muy amargo, en cierto sentido suponen una liberación para los personajes de los distintos relatos, por lo que son los más optimistas posibles dentro de lo que cabe. Lo que es cierto es que Dagur Kári –al que han llegado a comparar con el cineasta finlandés Aki Kaurismäki– se ha convertido en una de las miradas más talentosas del cine europeo.
Crítica realizada por Brian Garrido
Ficha técnica:
Título original: Fusi Director: Dagur Kári Guión: Dagur Kári Música: Heitor Pereira Fotografía: Rasmus Videbæk Reparto: Gunnar Jónsson, Sigurjón Kjartansson, Arnar Jónsson, Ilmur Kristjánsdóttir, Margrét Helga Jóhannsdóttir, Franziska Una Dagsdóttir, Sigurður Karlsson Distribuidora: Surtsey Films Fecha de estreno: 13/05/16