El cine de Pedro Almodóvar nunca ha sido santo de mi devoción. Le pongo bastantes peros incluso a las películas que más me gustan de su filmografía. Afortunadamente, Julieta tiene el privilegio de encontrarse entre mis preferidas (habrá que ver qué tal le sienta el paso de los días, pero no me extrañaría que se afianzara como mi favorita). Me asusta calificarla como la mejor película del manchego, pero no tengo ningún reparo en afirmar que nos encontramos ante su película más madura. También me parece la más equilibrada -seguida muy de cerca por Hable con ella-, y probablemente la historia más densa y poderosa que haya llevado nunca a la pantalla. No obstante, la cinta se construye a partir de las constantes de su cine; su sello está más presente que nunca en Julieta, condicionando sus virtudes y también sus defectos. Si acaso sería digno de mención el hecho de que en su nuevo trabajo no hay lugar para el humor -algo que ya estuvo muy cerca de conseguir en La piel que habito-, ni tampoco para personajes extravagantes. Julieta es, incuestionablemente, la obra más contenida del cineasta.
Julieta es una película que habla sobre la(s) pérdida(s), las físicas y las espirituales; de las consecuencias que traen consigo el paso del tiempo y todo lo que callamos: el dolor, la pérdida y la culpa. Como no podía ser de otra manera, el/los personaje(s) que aquejan esos males son femeninos. Julieta (personaje y película) no es, pues, sino el desdoblamiento de dos mujeres totalmente diferentes, que comparten nombre, apellidos y ADN, pero distanciadas por el paso del tiempo y la maduración del daño (infligido normalmente por la casualidad; por aquello que ocurre tras nuestros actos y decisiones). En Julieta, varios personajes deben enfrentarse a diferentes pérdidas, y es aquí donde adquiere sentido el melodrama tan característico de Almodóvar, las historias sobre (y en este caso, de) mujeres que tanto le interesan. No es ni mucho menos casual que los personajes masculinos sepan suplir las carencias de sus pérdidas, ni que las mujeres, por el contrario, comiencen un proceso de autodestrucción (aunque no lo notemos, detrás de las personas pueden esconderse vacíos enormes e irreparables) y pérdida de identidad. Cada cual tiene su forma de enfrentar los problemas, por ello en la película encontramos cambios de identidad tanto terrenales como espirituales. Julieta es también una película de dualidades, aunque algunas metáforas sean burdas y traicionen la esencia del propio relato.
Quizá encuentre más virtudes en el fondo de Julieta que en la forma. La mayoría de aspectos que me desagradan están relacionados con las decisiones visuales de Almodóvar, que con su brocha gorda resta gran parte del impacto emocional y me transmite una molesta sensación de artificialidad (como siempre me ha pasado con sus filmes). En esta película esos momentos no son demasiados, pero sí los suficientes para imposibilitar mi completa conexión emocional con la historia (aunque sería más adecuado hablar de la película, pues la historia me parece sobresaliente). Lo que sí podemos encontrar en el largometraje número 20 del manchego son algunas escenas de poética impostada, con un uso reprochable de la cámara lenta. No es Almodóvar un director hábil a la hora de otorgarle a la imagen más sentido del que tiene por sí misma, que aquí es capaz de eclipsar sin añadidos de ningún tipo. Los colores, los cuadros, los pasillos, las paredes… todo en Julieta simboliza el estado vital de su protagonista, interpretada por una Emma Suárez que merecería un texto aparte, y por una Adriana Ugarte que aguanta el tipo como muy pocas podrían haberlo hecho. Otro pequeña pega tiene que ver con la prodigiosa banda sonora de Alberto Iglesias, cuyo uso no siempre resulta satisfactorio, pues algunas melodías desvían este melodrama tan puro a los caminos más característicos del thriller. Puede que sea éste uno de los tics más peligrosos del director, cuyas películas acostumbran a convivir con subtramas de investigación criminal propias del género.
En definitiva, puede que Julieta sea la obra más densa y completa del endiosado director manchego. Los peros no son pocos, pero me convence bastante este Almodóvar, más preciso y comedido que nunca, capaz de viajar del pasado al presente y del presente al pasado con suma habilidad, haciendo un uso coherente y necesario de la elipsis, algo que a mi parecer tiende a descuidar. El poderío narrativo de esta historia permite que pase por alto determinados momentos imprecisos en la dirección y bastante simples y torpes en la escritura. Esta película le debe mucho a una pedazo de actriz como Emma Suárez, que se adueña de la pantalla y absorbe a su otra mitad desdoblada, como podemos apreciar literalmente en una escena de la película.
Ficha técnica:
Título original: Julieta Director: Pedro Almodóvar Guión: Pedro Almodóvar Música: Alberto Iglesias Fotografía: Jean-Claude Larrieu Reparto: Emma Suárez, Adriana Ugarte, Daniel Grao, Inma Cuesta, Darío Grandinetti,Rossy de Palma, Michelle Jenner, Pilar Castro Distribuidora: Warner Bros. Pictures/El Deseo Fecha de estreno: 08/04/16