La soledad es un sentimiento que se ha reflejado en innumerables ocasiones en el cine. No siempre se ha hecho de la misma manera y no siempre ha dado el mismo resultado, pero nadie duda que esa melancolía fruto de la añoranza (de algo o alguien) puede ser un punto de partida fantástico para emocionar y hacer pensar al espectador. La última película de Maria Sole Tognazzi indaga en ese concepto, el de la soledad, pero lo hace de manera tan nimia y simplona que la película termina por convertirse en una simple (pero simpática) dramedia que no aporta nada nuevo. Aunque Viajo sola tiene una virtud que la salva de la crítica meramente destructiva: es una cinta muy agradable de ver, porque puede que Tognazzi nunca llegue a aprovechar las posibilidades que un tema así ofrece pero no se puede negar que el visionado de su película es realmente llevadero.
Puede que el nombre de Tognazzi genere cierta curiosidad en el espectador, porque cuando un realizador está ligado a los premios (sean cuales sean, siempre que tengan algo de relevancia mediática) el interés por su trabajo incrementa de manera inevitable. Es el caso de Tognazzi, quien ha estado ligada a los David di Donatello durante toda su carrera. Ya con su primera obra, Passato prossimo (2003) la italiana consiguió una nominación en la categoría a Mejor ópera prima. Con su segunda película, El hombre que ama (2008), obtuvo la candidatura a Mejor canción original. Y su paso al cine documental con Ritratto di mio padre (2010) también fue reconocido con una nominación en el apartado a Mejor documental.
Si nos limitamos a estos hechos y nos guiamos por candidaturas, parece obvio pensar que Viajo sola es su película más completa, al menos en cuanto a trabajo de actores, porque de sus cinco nominaciones a los David di Donatello 2012 tres son para el cast de la película (las otras dos se van al guión y montaje). Candidaturas, por otra parte, que no me chirrían en absoluto, porque Viajo sola puede tener muchas carencias (argumentales principalmente) pero ninguna de ellas proviene de la labor de los actores. De hecho, es lógico que Margherita Buy recibiera el galardón a Mejor actriz porque teniendo en cuenta las posibilidades del filme y los límites que impone a sus actores, ella consigue ofrecer una actuación más que notable.
En Viajo sola se nos cuenta la historia de Irene Lorenzi, una mujer soltera, guapa y en la cuarentena que está entregada a su trabajo de inspectora de hoteles de lujo en Leading Hotels. Irene vive en la capital italiana, pero viaja constantemente disfrutando de los mayores placeres y los resorts más impecables, eso sí: siempre sola y de incógnito. Con ese pequeño gran inconveniente, Irene intenta encontrar el equilibrio entre su vida laboral, con sus glamurosos destinos y lujosos hoteles, y su vida «real», llena de rutinas diarias y relaciones complicadas. Cuando su mejor amigo y ex-pareja Andrea, que siempre ha sido una fuente de apoyo emocional, deja de estar disponible, Irene comenzará a replantearse si su éxito profesional la ha alejado de sus deseos más personales. Y es entonces cuando tomará la decisión de comenzar un viaje hacia su propia vida.
Viajo sola plantea una pregunta muy simple al público: ¿qué prefieres, el lujo o la felicidad? Sobre esa pregunta gira todo el largometraje y en esa disyuntiva se encuentra Irene, la protagonista de la misma. El problema es que Maria Sole Tognazzi desarrolla la historia aplicando la ley del mínimo esfuerzo. No se adentra en las cuestiones más complejas que pueden acompañar a una pregunta aparentemente tan fácil de responder, y lo peor es que la manera de inquirir en las posibles causas de la felicidad humana es tan vacua que termina por asentar una indiferencia absoluta en el espectador.
Aunque dentro de esa vaga reflexión que realiza Tognazzi hay que destacar pequeños momentos en los que se expone a la perfección cómo la actividad laboral puede limitar tu vida personal. Al comienzo del filme, por ejemplo, Irene está hablando con su jefe por teléfono y éste le dice que va a tener que hacer más horas porque el resto de trabajadoras quieren ser madres. Irene acepta consciente de que el prototipo de empleado perfecto de su jefe es alguien que no tenga (ni quiera tener) vida fuera de su trabajo. Ella es esa persona. Aunque siendo realistas, si Viajo sola hubiera buscado las cosquillas a este asunto es probable que tampoco hubiera salido una cinta sobresaliente, aunque seguramente sí estaríamos hablando de un producto superior.
En definitiva, Tognazzi ha concebido una obra muy agradable cuyas mejores bazas son Margherita Buy y la curiosidad del espectador, que seguirá encantado los pasos de Irene por los hoteles de todo el mundo mientras ésta escudriña cada rincón de los mismos. El problema es que Viajo sola no explota ni como drama ni como comedia y se queda simplemente en un filme-escaparate que, aunque eficaz, resulta enormemente previsible. Eso sí, si lo que quieres es desconectar, acompañar a Irene por los hoteles más lujosos del planeta no es un mal plan.
Ficha técnica:
Título original: Viaggio sola Director: Maria Sole Tognazzi Guión: Ivan Cotroneo, Francesca Marciano, Maria Sole Tognazzi Música: Gabriele Roberto Fotografía: Arnaldo Catinari Reparto: Margherita Buy, Stefano Accorsi, Fabrizia Sacchi, Gianmarco Tognazzi, Alessia Barela, Lesley Manville Distribuidora: Caramel Films Fecha de estreno: 01/08/2014