3 días para matar – Liamneesonizando | La Cabecita

M_147_DF5E8835_H_crop_cc

Hace años que Luc Besson perdió la cabeza (¿acaso alguna vez la tuvo?). La creación de Europa Corp. y los éxitos que llegaron a continuación con las entregas de Taxi y Yamakasi le hicieron ver una luz con forma de montaña de dinero que empezó a gestarse tras el estreno de Transporter. El plan era sencillo, resucitar por completo el cine de acción, el más loco, circense, estúpido, atrevido, inverosímil (y sigan poniendo aquí los adjetivos que les vengan en gana). Películas de hostias, tiros y disparos, donde cada línea de guión pareciera más otro disparo en la cabeza de algún malo que algo realmente escrito con más inteligencia que un mono, y para seguir perfeccionando su fórmula, fue a más, se fue a Hollywood, y empezó a llevarse a París a las grandes estrellas del cine americano (algo que ya había hecho con Bruce Willis en El quinto elemento), daba igual que estuvieran acabados, era capaz de reinventar lo que hiciera falta, porque fue Besson y su Venganza los que convirtieron a Liam Neeson en la estrella de acción que es hoy,  y lo ha intentado (con menos éxito) con otros como John Travolta, Guy Pearce o incluso Robert De Niro, o como hace ahora con Kevin Costner que llevaba cerca de cinco años sin protagonizar una película.

Ahora Besson, demasiado ocupado entre producir y escribir como para meterse a dirigir (aunque este año le volveremos a ver, tratando de convertir en esta ocasión a Scarlett Johansson en algo así como la mezcla perfecta ente su Milla Jovovich y Linda Hamilton) ha llamado a filas a un hombre que pareció nacido para alistarse con el francés, tan cool que sin ser nigga se hace llamar como si fuera una hamburguesa, o lo que es lo mismo, McG, ese realizador capaz de elevar el videoclip rapero (o hiphopero en toda su extensión) a la categoría de película de 120 minutos sin despeinarse. Por supuesto le ha llevado a París, porque una de las cosas que mejor subo patentar Besson (y los americanos no tardaron en darse cuenta, y si no, que se lo digan a Bourne), es que las calles europeas, mucho más románticas y clásicas son indudablemente más bonitas si hay que liarse a tiros que las cosmopolitas urbes sin alma de las principales estadounidenses. Y además, permite hacer chistes con temas siempre tan forofos como si el real fútbol de verdad es el soccer o el football, sangre y amor.

M_164_174579

3 días para matar nos cuenta la historia de un tipo de la CIA que tras ser diagnosticado de una enfermedad que le deja poco meses de la vida, decide retirarse del trabajo para intentar reconciliar la vida con su familia, a la que no ha visto en años. Así que su mujer, de la que lleva mucho tiempo separado, le dejará sin problema dormir en su sofá y hasta quedarse a solas con una hija adolescente a la que no veía desde que era niña, lo normal, vamos. Pero ahora este hombre, después de retirarse, encontrará en las calles de París una oferta que no podrá resistir, una última misión para matar un hombre al que se hace llamar El lobo, a cambio de de un tratamiento experimental para su enfermedad que le permitirá vivir un poco más para ver crecer a su pequeña. Así este hombre se enfrascará en una última misión, mientras que empieza a compartir cosas con su hija adolescente que todo padre debería vivir con sus retoños, como enseñarla a bailar, o a montar en bicicleta.

Siendo justos, 3 días para matar es una película mala, incluso yendo más allá, podríamos decir que hasta es horrible. No hay forma humana de cogerla, ni de interpretarla, ni de entender muy bien qué es lo que pretenden hacer aquí la unión desbarrada y completamente desenfrenada de McG y Luc Besson, es como si los dos hubieran unido sus mentes y hubieran decidido plasmar en pantalla cualquier idea loca que se les ha ido pasando por la cabeza, sin filtro, dejando pasar todo… y al final, esto también lo agradecemos, porque esta fiesta tan desfasada acaba convirtiéndose en un completo guilty pleasure que no podemos dejar de disfrutar.  Porque es una película tan ridícula como divertida, tan estúpida como entretenida, una obra perfectamente consciente de su condición, que jamás busca ir más allá de lo que realmente es y lo consigue con gracia, riéndose de sí misma, desarrollando sus tramas de la manera más completamente esperpéntica posible y lo mejor es que jamás deja paso al aburrimiento, te adentra en ese mundo espantoso de forma especialmente eficaz. Sí, es mala, ¿pero y a mi qué si consigue que me lo pase bien sin olvidarse de lo qué es?

M_136_DF5E1816

Poco más es 3 días para matar, un guilty pleasure total, donde se juntan dos de los mayores desfases del cine actual, y le ceden el protagonismo a un Kevin Costner que cumple tan bien que podríamos decir que está liamneesonizado, un tipo con el que jamás te querrías meter, ni le dejarías ser tu suegro, así que mucho cuidado con meterse con su pequeño retoño. Y al final, hasta nos quedamos con ganas de más, queremos ver a Costner repartiendo mamporros, porque nos ha conquistado de la misma forma que lo hizo Neeson en Vengaza y porque no, señor Besson, desde aquí le dejo la idea tan fantástica de hacer una especie de crossover protagonizado por estos dos abuelos mamporreros (perdón por la expresión) que podría llegar a ser lo más delicioso que hemos visto en años.

2.5_estrellas

Ficha técnica:

Título original: 3 Days to Kill Director: McG Guión: Adi Hasak, Luc Besson Música: Guillaume Roussel Fotografía: Thierry Arbogast Reparto: Kevin Costner, Amber Heard, Hailee Steinfeld, Connie Nielsen, Richard Sammel, Eriq Ebouaney, Tómas Lemarquis, Big John Distribuidora: TriPictures Fecha de estreno: 09/05/2014