Moebius – En el nombre del padre, de la madre y del hijo | La Cabecita

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En este 2013 hemos tenido la oportunidad de visionar varias películas con alto contenido sexual. Entre otras La vida de Adèle, El desconocido del lago o, más recientemente, la muy esperada Nymphomaniac. Todas películas que, a su manera, muestran un alto contenido erótico y hacen especial hincapié en el tema del sexo. Sin embargo, hay una película que bien podríamos meter en ese saco y que parece haber pasado un poco desapercibida: Moebius. A pesar de que la película no es erótica, en el más estricto sentido de la palabra, esta gira en torno al sexo, y a la familia.

Tras ganar el León de Oro en el Festival de Venecia el pasado 2012 con la excelente Pietá, el realizador coreano Kim Ki-duk volvió al gran festival de la ciudad italiana presentado su nueva obra. Aunque esta vez su cinta se quedó fuera de concurso.

Moebius y Pietá, dos películas que llevan la misma firma, pero que son bastante diferentes. Si Pietá era un retorcido pero convencional (teniendo en cuenta el tipo de cine que suele hacer Kim Ki-duk) thriller psicológico, Moebius es una fábula tenebrosa y divertida sobre el sexo y la familia. No tienen demasiado que ver una con otra, exceptuando los temas de la familia, el sexo y la redención, pero aunque parezca mentira solo ha pasado un año entre el estreno de ambas. No sabemos qué le habrá ocurrido al bueno de Kim Ki-duk para firmar dos obras tan distintas en tan corto espacio de tiempo. Lo que sí se puede ver perfectamente es que el coreano no anda muy bien anímica o mentalmente. Una persona feliz no sería capaz de escribir un relato tan retorcido y negro como este. Hay que tener en cuenta que Kim Ki-duk es un hombre capaz de regalarnos obras tan delicadas y bellas como Hierro 3 o Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera a la vez que nos da un mazazo en la cara con otras tan siniestras y sórdidas como Domicilio desconocido o La isla. Por el tono de sus últimas películas podemos intuir que el coreano no se encuentra en una buena fase de su vida en el plano personal. Si a eso le sumamos los problemas que tuvo en su país natal con esta Moebius por tener contenidos indecentes, no queremos imaginar lo que puede salir para su próximo proyecto.

La película la componen 3 actores principales además de algunos secundarios testimoniales. Por un lado tenemos a Jo Jae-hyun, haciendo de padre de familia. Por otro lado, Seo Young-ju, en el papel del hijo. Y finalmente Lee Eun-woo, compartiendo los roles de madre y de chica de la tienda. En torno a estos 3 actores (que en realidad son 4 personajes), Kim Ki-duk tejerá su macabro cuento familiar.

Un padre de familia mantiene una relación adúltera con una joven tendera. Su esposa es consciente de ello y vive atormentada. El hijo de ambos se siente atraído por la tendera y ve como su padre mantiene relaciones con ella. El estatus familiar se ve destruido cuando la madre, en un ataque de locura, intenta castrar a su marido y acabará castrando a su propio hijo. Veremos como el eje central de este tridente es el hijo, que después de la monstruosa mutilación que le aplica su madre tendrá que afrontar una vida sin placer sexual ante la mirada burlona de sus semejantes, y veremos como el padre intentará redimirse del error que ha propiciado la muerte sexual de su vástago.

Ante esta singular sinopsis ya podemos imaginarnos ante qué tipo película nos encontramos. Kim Ki-duk experimenta así un retorcido y a la vez divertido viaje por los lugares más oscuros del placer y de la destrucción del estamento familiar. La película puede, en determinados momentos, causar el repelús, el horror, la náusea o la carcajada. Pero jamás provocará en el espectador la indiferencia. Moebius es una de esas películas que al verlas sientes que estás viviendo una experiencia diferente con el cine. Puede gustar más o menos, pero no hay duda de que la sensación es única.  

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El film cuenta con algunas particularidades. En primer lugar, una desmejora de la estética respecto a trabajos anteriores. El coreano nos ha regalado esta vez una cinta más fea en cuanto al manejo de la cámara se refiere. También encontramos temas recurrentes que Kim nos suele mostrar en algunas de sus películas, como son la redención o la fe. Otra característica a mencionar es la ausencia total de diálogos en la película. De sobra sabemos que los personajes del cine de Kim Ki-duk no son demasiado locuaces, pero en Moebius lo único que oiremos salir de la boca de los personajes serán llantos, gruñidos, alaridos… Pero jamás oiremos articular ni una sola palabra. El coreano sabe que a veces no es necesario hacer uso de la palabra hablada para transmitir los sentimientos.

Una lectura interesante que se puede hacer de la película es la máxima que Kim Ki-duk parece mostrarnos a lo largo del film: el ser humano siempre siente la imperiosa necesidad de llegar al éxtasis. Nada es más importante que la sensación de placer, o eso parece intentar transmitir el coreano. Llegar a la catarsis de cualquier manera, aunque tengamos que clavarnos un cuchillo o destrozarnos con una piedra. Es uno de los temas que el espectador puede ver de manera repulsiva o de manera paródica. La intención del director es bastante clara: no va a dejar indiferente a nadie. La vida es placer y aunque no tengamos recursos para proporcionarnos ese placer, debemos buscarlo con otros métodos. En este caso, el dolor físico.

El otro gran tema que aborda Moebius, además del sexual, es el de la muerte de la familia como estamento. Además de cómo un cuento sexual siniestro, la película también ha de tomarse como un verdadero drama familiar. Una familia que de la noche a la mañana queda destruida por culpa del adulterio. Quizás el director coreano nos quiera mostrar la fragilidad de la familia de hoy en día, de cómo en cualquier momento el mínimo error puede devastar la vida de un grupo de individuos que comparten techo y sangre. Aparte de eso, también tendremos que lidiar con temas tan escabrosos como la violación o el incesto, tema que ya abordó de una manera muy diferente en su anterior obra. No se guarda ni una carta el vanguardista director coreano.

No sabemos con qué nos sorprenderá el señor Kim Ki-duk con su próximo trabajo, cuesta bastante imaginar qué camino va a tomar tras esta sórdida y divertida fábula. Ni siquiera sabemos cual será el veredicto del gran público a medida que vayan viendo la película. Está claro que Moebius encantará a muchos y será repudiada por otros tantos. No hay medias tintas, Kim Ki-duk ha creado una obra que seguro dividirá tanto al público como a la crítica. No es su mejor película, tampoco es mejor que la excelente Pietá, pero lo que está claro es que ver Moebius es una verdadera sensación cinematográfica digna de ser experimentada por todos aquellos que aman el séptimo arte.