La diez películas favoritas de Daniel Cruz | La Cabecita

Der-Pate

“Perteneciente o relativo al modo de pensar o de sentir del sujeto, y no al objeto en sí mismo.”

Siguiendo una de las definiciones del término subjetivo que ofrece la RAE, aprovecho para aclarar que el “decálogo cinematográfico” que paso a exponer a continuación atiende exclusivamente a razones de índole personal y que, por tanto, está completamente alejado de lo que yo entienda o no como las mejores películas de la historia del cine. Cada cierto tiempo uno escucha a la gente decir cosas como “la mejor película de la historia”, “el mejor disco de la historia”, “la mejor bolsa de pipas de la historia” etc, lo cual me hace preguntarme –y querer preguntar- cada vez “¿De verdad ha visto esta persona todas las películas de la historia? ¿Tanta música ha escuchado? ¿Tantas pipas ha comido?” Realmente no hace falta esperar una respuesta, porque ésta es obviamente negativa. Por tanto, la única explicación que se me ocurre para dar sentido a este tipo de afirmaciones tan categóricas como precipitadas es aquella basada en la incapacidad de esa persona para explicar por qué esa obra de arte en cuestión le ha gustado tantísimo.

Hace un tiempo vi con un amigo El Padrino –una de las películas que conforma mi lista (ups, spoiler)- e intenté hacerle ver no sólo por qué me gustaba tanto, sino por qué era una película tan magistral. Tras un buen rato debatiendo, terminé haciéndole reconocer que era una película muy buena, pero que a él no le había gustado. Simplemente le parecía muy larga y aburrida. Desde mi punto de vista, me parece algo casi inconcebible, pero también algo maravilloso que viene a resumir a la perfección la subjetividad que impera a la hora de apreciar no sólo el arte, sino la belleza y, por qué no decirlo, la vida. Dicho esto, y puestos a ir yendo al grano, creo que el término mejor en lo relativo al arte es tan desafortunado como difícil de justificar. Claro que siempre se pueden encontrar aspectos a los que agarrarse para explicar el motivo por el cual creemos que una película es mejor que otra u otras: su importancia para la historia del cine, su técnica, su profundidad, sus lecturas… Pero al final todo depende de la percepción que cada uno tenga del cine, y de cómo lo sienta y viva.

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Dejando de lado por tanto aquello de “mejor”, queda por delante la tarea de elegir nuestras películas favoritas. Una tarea que, a priori, se presenta como la más dolorosa de las torturas para todo cinéfilo que se precie. Yo, personalmente, he sudado sangre para poder decidirme, y una vez lo he hecho, reconozco que ni siquiera tengo claro el criterio que he seguido. Supongo que es algo a medio camino entre el cine que más me estimula y emociona a nivel visceral, y ese otro que me inquieta más en el plano intelectual y psicológico. Todo ello aderezado con un poco de nostalgia, cómo no.

Sin embargo, lo que me ha empujado a escoger estas diez maravillas del séptimo arte por encima de las incontables obras maestras que he visto a lo largo de mi vida cinéfila reside en la capital importancia que han jugado estas películas con relación a mi forma de ver y entender cine con el paso de los años. En este sentido, La naranja mecánica, El Padrino y Pulp Fiction pasarían a formar los pilares sobre los que comenzaría a desarrollar mi gusto por el cine desde mi más temprana adolescencia. Nada sería lo mismo desde que vi estas películas. La conjunción de su arrollador poderío audiovisual y su extraordinario uso de la narrativa hizo que me enamorase inmediata y perdidamente de ellas y de sus autores. Steven Spielberg sería otro nombre clave durante mis primeras andaduras en esto del séptimo arte: Salvar al soldado Ryan, Tiburón, Indiana Jones, Encuentros en la tercera fase… y por supuesto, La lista de Schindler, posiblemente la película más terriblemente bella que he visto nunca.

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Algún tiempo después descubriría el thriller, mi género cinematográfico favorito, de la mano de películas como Seven o Psicosis –entre otras muchas como El silencio de los corderos o Perdición-. Literalmente, no encuentro palabras para describir lo que sentí la primera vez que vi estas películas, o lo que aun siento cuando vuelvo a verlas. Es algo parecido a una droga. O a un orgasmo. Y aprovechando que hablo del thriller –o algo así-, no puedo dejar de mencionar una película y un autor que marcó un antes y un después en mis retinas, que no es otra que Mulholland Drive de David Lynch. A día de hoy, no he conocido autor cinematográfico que sea capaz de crear universos y atmósferas tan poderosas y cargadas de significado que este peculiar cineasta de Montana, y creo que su penúltimo largometraje supone el ejemplo más paradigmático de lo que es capaz de ofrecer (sin olvidar por supuesto esa genialidad que es Twin Peaks).

Creo que mi elección más personal de la lista es (500) Días juntos, por la sencilla razón de que pocas veces me he sentido tan identificado con un personaje en una película, al margen de su inspiradísima precisión a la hora de tratar cuestiones como la perspectiva, las expectativas o la ruptura en las relaciones de pareja. Es posible que las causas por las cuales he incluido la película de Marc Webb sean más vitales que cinematográficos, pero es que entre película y película eso es lo que ocurre, la vida.

Y para ir concluyendo, quiero salir del terreno anglosajón para mencionar dos películas de dos autores tan diferentes como igualmente fascinantes: Persona, de Ingmar Bergman, y El viaje de Chihiro, de Hayao Miyazaki. Ambas películas me abrieron los ojos a formas diferentes de, no sólo ver el cine, sino también de asimilar la complejidad de la psicología humana, por un lado; y de descubrir los fascinantes universos animados imaginados, no sólo por Miyazaki, sino por el emblemático estudio Ghibli.

Hoy por hoy estas son mis diez películas favoritas, pero posiblemente mañana la lista cambiaría de cabo a rabo, porque obras maestras como Magnolia, 2001, El apartamento, Blade Runner o Cinema Paradiso no son fáciles de olvidar. Hasta mañana pues.

  1. El Padrino, Parte I (Francis Ford Coppola, 1972)
  2. La naranja mecánica (Stanley Kubrick, 1971)
  3. Pulp Fiction (Quentin Tarantino, 1994)
  4. Se7en (David Fincher, 1995)
  5. Mulholland Drive (David Lynch, 2001)
  6. Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960)
  7. La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993)
  8. El viaje de Chihiro (Hayao Miyazaki, 2001)
  9. Persona (Ingmar Bergman, 1966)
  10. (500) días juntos (Marc Webb, 2009)