Desde hace unos lustros a esta parte, hemos tenido que aceptar una realidad en la que el cine de animación tradicional se ha visto arrasado por aquel animado por ordenador, quedando esos formatos clásicos en un claro segundo plano. No voy a pecar de demagogia y decir que la calidad media del cine animado se ha visto lastrada por las nuevas técnicas de animación por ordenador, principalmente porque no sería justo ni cierto. Sin embargo, y esto es por supuesto a título personal, creo que esos resquicios a modo de resistencia que persisten en el arte de la animación artesanal son los que producen las obras más arriesgadas y sorprendentes a nivel artístico, lo cual se puede apreciar en algunas joyas recientes del género como El cuento de la princesa Kaguya; Ernest y Celestine; la española Chico y Rita, o esta maravilla titulada La canción del mar.
Con una antigua y misteriosa leyenda irlandesa como excusa narrativa, Tomm Moore crea un preciosista y enigmático universo en el que la humanidad parece haber perdido la fe y el amor por ese mundo mágico con el que está destinada a convivir. Un padre que pierde a su esposa en misteriosas circunstancias relacionadas con el mar, y un hijo que desprecia a su hermana por ser la aparente causante de que su madre desapareciese.
A través de una madurez y una sensibilidad en la narración fuera de lo común, Moore triunfa al retratar un mundo en el que el dolor y la pérdida han de verse como algo natural, necesario e inevitable, todo ello con el objetivo de enmendar la inocencia prematuramente pérdida del niño protagonista, o el corazón roto de su padre. Resulta conmovedora esa transición mediante la cual Ben (el niño protagonista) va recobrando poco a poco el cariño hacia su hermana Saoirse, desprendiéndose paulatinamente de ese irracional desprecio que viene sintiendo hacia ella desde que perdió a su madre, en un improvisado viaje a contrarreloj en el que ambos hermanos, junto a su adorable perro Nu, se ven obligados a encontrar respuestas a los extraños eventos que tienen lugar en torno a la pequeña Saoirse.
Pero donde realmente se luce La canción del mar es en el apartado artístico, con un despliegue audiovisual asombroso, cuyo bellísimo imaginario se ve reforzado por una maravillosa banda sonora, cuyos toques ancestrales celtas terminan de redondear una joya que sabe brillar con luz propia en todo momento. No exagero cuando digo que en esta película he visto algunas de las imágenes más bellas y alucinantes del cine reciente, animado o no. Especial atención a los últimos minutos de la cinta, simplemente magistrales.
Volviendo un poco a ese tema-debate abordado en las primeras líneas del texto, no creo que el florecimiento de las nuevas y modernas técnicas de animación supongan necesariamente un mal en sí mismo para la animación, pero desde luego no puedo evitar incidir en un hecho incontestable, que no es otro que el pobre reconocimiento, tanto a nivel de premios como de éxito comercial, que reciben estas pequeñas producciones rebosantes de calidad.
Vista ahora, puedo afirmar retroactivamente que La canción del mar es la mejor película de animación de 2014, y una de las más bellas que he visto en los últimos años. Poco más que añadir.
Ficha técnica:
Título original: Song of the Sea Director: Tomm Moore Guión: Will Collins Música: Kila Distribuidora: Karma Films Fecha de estreno: 08/05/2015