Las expectativas para el segundo día de L’Alternativa estaban bastante más por encima que las de ayer. Hoy hemos tenido una sesión doble con Ben O Degilim (I’m not him) y Ventos de agosto.
El primer film, dirigido por el turco Tayfun Pirselimoglu, nos cuenta la historia de un lavaplatos que se acuesta y empieza una relación con una compañera de trabajo. Lo curioso es que la mujer tiene a su marido en la cárcel y se parece muchísimo al protagonista… A partir de ahí se empieza a desarrollar un retorcido juego de dobles. La trama está inspirada en la gran obra maestra de Hitchcock Vértigo. Tiene alguna que otra semejanza con esta película, pero es menor y compararla con semejante obra maestra no tiene sentido.
La película presenta una trama muy interesante a partir del juego de dobles, y de cómo el actor protagonista quiere adoptar la vida de alguien que es igual a su aspecto porque no le gusta la suya. Pero no triunfa a causa de varios problemas. El más evidente de ellos es su actor principal Ercan Kesal. El personaje que interpreta parece que está pasivo y no se inmuta ante cualquier situación durante los 124 minutos que dura el largometraje, como si está “enamorado”, o le ocurre una tragedia, o está siguiendo a alguien… Siempre con cara de indiferencia. Además, la trama (sobret odo hacia el final) tiene algún que otro momento estúpido o sin sentido, y giros ridículos (en especial uno), que sacan al espectador de la película y hace que la trama pierda su punto de interesante, e incluso de seriedad. Ya para colmo, abusa en cierta parte de los tópicos de las películas de dobles que tan recientemente se han estrenado (Enemy o The Double son buenos ejemplos de ello). Ben O Degilim es una interesante propuesta que acaba siendo mal trabajada.
Para finalizar la jornada, hemos asistido a Ventos de Agosto, film brasileño dirigido por Gabriel Mascaro. En un pueblo de la costa brasileña, el agosto trae grandes mareas, fuertes vientos… Una pareja de jóvenes enamorados que se dedican a pescar y a recoger cocos, encuentran un día un cráneo en el mar. Es realmente difícil realizar una sinopsis de esta historia, pues realmente apenas hay historia detrás.
Lo que el director nos muestra es un recorrido, más parecido al documental que al drama, por un pueblecito costero marginado de Brasil. Se nos muestra el día a día de estos jóvenes, cuando pescan en cráneo y acaban identificando a quién pertenecía (y realizan esta acción con cotidianeidad)… En fin, una serie de imágenes pasando que pueden ser visualmente potentes, pero que no aportan ninguna especie de trama. Asistimos a 77 minutos de imágenes bonitas sin un objetivo claro. También se le da importancia a personajes que no aportan nada como el hombre que se dedica a grabar el viento, no hace que la poca historia que hay avance y nos da igual lo que hace. En resumidas cuentas, una película que ha de verse como un análisis documental de los pueblecitos costeros de Brasil que como un drama sobre amor, muerte y memoria, porque encontrarán esos elementos, pero no con la fuerza suficiente para forjar un buen guión.
Además durante la proyección hemos tenido problemas técnicos con el sonido del film, quedándonos sin volumen a media proyección y teniendo que hacer un parón. ¿Los ecos de Sitges que aún resuenan?