Ella es una sexagenaria viuda desde hace años que vive con su ancianísima madre. Ella fue Miss Bretaña y no desea acudir a una reunión de ex-misses. Ella mantiene una relación muy tensa con su hija y apenas conoce a su nieto. Ella es dueña de un restaurante aquejado de serias deudas. Ella tiene un amante que le abandona por una chica cuarenta años más joven. ¿Alguien tiene un cigarrillo? Ella se va; Bettie se va, se marcha de su vida. Monta en su coche y comienza a conducir sin una meta fijada. Sólo quiere escaparse. Sólo tiene unas ganas inmensas de llorar. Sólo desea fumarse un cigarro. Sólo anhela seguir adelante con la vida, aunque aún no lo sepa.
Sin embargo, reconstruir una vida y labrarse un esperanzador futuro ya no resulta tan sencillo cuando estás entrando de lleno en la tercera edad: la frecuencia de los trenes de las oportunidades ha bajado hasta los mínimos. Bettie lo sabe y por eso huye, sin un itinerario prefijado, buscando una ruptura radical con su día a día y un escape a su crisis personal. Emmanuelle Bercot, directora y co-guionista de la película, sólo pensaba en construir a un personaje perdido que “sale a dar una vuelta y siempre encuentra una excusa para no volver”. Por eso, cada vez que Bettie para el coche, conoce a algún personaje que le aporta vitalidad, le enseña a desinhibirse y le dice que no hay marcha atrás, que siga adelante con su vida, que ella es la única persona capaz de escribir su historia. Si el tren está pasando de largo, hay que perseguirlo.
Para toda la galería de secundarios, Bercot optó por actores no profesionales en aras de resultar más francos en sus relaciones para con nuestra protagonista, hecho que le ha valido comparaciones con el cine naturalista de Truffaut. Esos cara a cara nos regalan algunos momentos fantásticos. Desde la enternecedora escena compartida con el viejo que le lía un cigarro, a la singularidad de las mujeres en el bar o la naturalidad y la espontaneidad del joven Marco.
En un momento dado, Bettie tiene la oportunidad de redimirse un poco cuando su hija le pide llevar a su nieto -interpretado por el debutante Nico Schiffman e hijo de la directora- a casa del abuelo paterno. Por fin su viaje tendrá una finalidad palpable, aunque nunca tan drástica como la latente: toda esa riqueza espiritual que pueda llegar a adquirir y le complete de nuevo. Y nuestra Bettie no sería posible sin la estupenda Catherine Deneuve, pues Bettie es un personaje escrito en exclusiva para esta mítica actriz francesa que, cómo no, vuelve a brillar con su enérgica interpretación. La cámara de Bercot se focaliza numerosas veces en ella, mostrando la belleza de su rostro, de sus facciones.
En su viaje, en esta singular road movie, Bettie rompe con la rutina caótica que le rodea. Su divagar sin un rumbo establecido, el encuentro con esos magníficos secundarios, su eterna mirada melancólica o, en otro plano, los bucólicos paisajes de la Francia más rural, convierten el visionado El viaje de Bettie en una experiencia liviana, agradable, positiva y buenrollista.
Título Original: Elle s’en va Director: Emmanuelle Bercot Guión: Emmanuelle Bercot, Jérôme Tonnerre Fotografía: Guillaume Schiffman Intérpretes: Carherine Deneuve, Nemo Schiffman, Gérard Garouste, Camille, Claude Gensac, Paul Hamy, Mylene Demongeot, Hafsia Herzi Distribuidora: Golem Fecha de Estreno: 31/10/2013