Hubo un tiempo, antes de que Nolan iniciara un modelo que se ha tratado de copiar hasta el hastío, en el que los grandes blockbuster de acción tenían a protagonistas normales, a protagonistas sin traumas, a héroes de a pie, que no necesitaban oscuridad en su vida para encandilar al público. Y pese que ahora, cierta juventud cinéfila, trate de buscar el alma corrupta de todos los grandes héroes de acción, el gran cine de acción no los necesitaba. John McLane simplemente se encontró en el sitio equivocado, en el momento equivocado, Harry Stampler sólo hacía lo que le tocaba hacer, porque sabía hacerlo mejor que nadie, y John Connor sólo era un chaval macarra acompañado de un robot, para el que el hecho de no tener padre, no significaba una gran losa en su vida. Del Toro ha querido retroceder a esos noventa para realizar su primera gran «big-budget» (es cierto que películas como Hellboy o Blade 2 también eran blockbusters, pero de alma bastante más pequeña a ésta). Ha bebido directamente del Michael Bay de los 90, más del de Armageddon que del Transformers, aunque esos robots enormes, nos recuerden irremediablemente a los de Bay. Ha ido más atrás, y ha fusionado el gran producto de entretenimiento con el cine de «kaijus», los grandes monstruos japoneses, que desde el fiasco de Godzilla, Hollywood había preferido no tocar demasiado.
En un futuro próximo, una raza alienígena ha encontrado la forma de llegar a la tierra gracias a una brecha en el mar. Estos alienígenas, que son monstruos gigantes, llegan a las ciudades y las destrozan por completo. La única forma que se ha encontrado de pararles ha sido diseñando unos robots gigantes que necesitan de dos humanos para poder manejarlos, estableciendo entre ellos una conexión neuronal. A mamporro limpio, estos robots se deshacen de los kaijus. Pero los ataques cada vez se producen en menores periodos de tiempo, las bajas son mayores, y ante la amenaza del fin de la humanidad, la única forma que se encuentra es construir unas grandes murallas (algo así como en Guerra Mundial Z) y huir. Pero cuando esto no funcioné, la única alternativa será trasladarse a Hong Kong, cerca de donde se abrió la brecha y tratar de cerrarla con los pocos robots que siguen quedando útiles y los mejores pilotos disponibles.
Lo que Del Toro ofrece son dos horas de pura diversión, de máximo entretenimiento sin lugar a respirar. Aunque se le pueda acusar a Pacific Rim de ser una película bastante tonta, de carecer de ningún tipo de profundidad, lo cierto es que nunca pretende tampoco tenerla, y al final, esto acaba siendo un completo acierto, porque Del Toro busca por parte del espectador la desconexión total. Así establece un pastiche perfecto que va de Godzilla, Armageddon, Power Rangers o Transformers e incluso deja pequeñas briznas de Origen, pero sin tratar nunca de plantear nada rebuscado, y funciona perfectamente como un parque de atracciones realmente completo. Además desvela a Del Toro como un estupendo director de acción, sabiendo cómo colocar la cámara para que el espectador no pierda detalle de lo sucedido, pero sin nunca marear en exceso. Incluso cuando las peleas cesan, todo en ella funciona, para que el espectador se vaya preparando para la próxima batalla, como entretenidos previos a un combate.
La fórmula para disfrutar es sencilla, dejen que salga el niño de diez años que llevan dentro, nunca se paren a pensar demasiado en el argumento de la película, no hagan demasiado caso de las frases estúpidas que adornan el guión (dónde por supuesto, no falta un discurso motivador enunciado por Idris Elba). Del Toro no quiere que pensemos en nada de esto, y de hecho, no nos da tiempo para hacerlo, con un ritmo vertiginoso que no cesa en dos horas, que lejos de parecer tan largas como en la mayoría de los blockbusters actuales, pasan completamente voladas. Disfruten con los impresionantes efectos especiales, con esas ciudades destruidas, con esos grandes monstruos, incluso con sus chistes tontos. Disfruten de ella, tal y como fue concebida, para no pensar demasiado en ella, y aunque el resultado, puede ser estúpido, es tan estúpidamente divertida y entretenida que es imposible no disfrutarla y cogerle tanto cariño como a los grandes productos de entretenimiento de los noventa, que aquí Del Toro, nos deja bien claro que él también ama.
Título Original: Pacific Rim Director: Guillermo del Toro Guión: Travis Beacham, Guillermo del Toro Música: Ramin Djawadi Fotografía: Guillermo Navarro Intérpretes: Charlie Hunnam, Diego Klattenhoff, Idris Elba, Rinko Kikuchi, Charlie Day, Burn Gorman, Max Martini, Robert Kazinsky, Clifton Collins Jr., Ron Perlman Distribuidora: Warner Fecha de Estreno: 09/08/2013