Napoleón – El mundo para Josephine | La Cabecita

A sus 85 años el maestro Ridley Scott se encuentra muy lejos de jubilarse. Tras una de las etapas más prolíficas de su carrera – hace menos de dos años estrenó El último duelo y La casa Gucci – estrena una gran epopeya histórica y bélica a la par que hace realidad uno de sus sueños como realizador, filmar una película sobre la impresionante historia de Napoleón Bonaparte de Francia. El legendario director de Gladiator, Alien el octavo pasajero o Blade Runner, demuestra estar en plena forma sacándose de la manga una de las películas más espectaculares de su última etapa y algunas de las secuencias de acción mejor rodadas de toda su carrera.

Napoleón ha sido siempre una de las figuras más populares de la Historia. Sus hazañas y su afán de conquistador alrededor del mundo han hecho de él una figura que goza de una popularidad a la altura de sus conquistas. Para contar, quizá la parte menos conocida de su vida – su vida privada – como catalizador de su arrogancia y empeños históricos, Ridley Scott cuenta con David Scarpa a cargo del guión, con quien ya trabajó en Todo el dinero del mundo (2017) una de sus últimas mejores películas. El film comienza en la fatídica mañana del 16 de octubre de 1793, momento en el que la Revolución francesa alcanzó su momento más álgido y devastador cuando la plaza de la Revolución de París acogió a más de 100 mil franceses para ver la decapitación en la guillotina de su soberana Maria Antonieta. A partir de aquí y en un exhaustivo y ligeramente acelerado orden cronológico, el film de Scott narra los orígenes del líder militar francés y su rápido y despiadado ascenso a emperador a través de la lente de la relación adictiva y volátil de Napoleón Bonaparte con su esposa y su único amor verdadero, Josefina.

Es acertado incluso decir que toda la película está construída a partir de la obsesión que supuso su amor por Josefina y su intención de conquistar el mundo entero para ella. El mundo para Josefina, sentenciaron en boca del emperador esas palabras de amor en el momento del enlace matrimonial con ella cuando fue coronada Reina en la catedral de Notre Dame en diciembre de 1804. La tormentosa relación de la pareja terminó cuando él se divorció de ella en 1809 tras no conseguir un heredero y ese fue el momento en el que Napoleón perdió la cabeza, el Norte y su imperio en la batalla de Waterloo en 1815. La película pasa por contarnos todo este impresionante periplo histórico centrándose sobre todo en unas espectaculares escenas de batallas y en la construcción de una estrategia de conquista tan despiadada como cruenta en muchas de sus escenas. Pero para llegar a eso la película advierte en esencia implícita, cómo todo eso se gestó a partir de los encuentros y desencuentros maritales de Napoleón y Josefina en una colección de momentos de alcoba que son en gran parte lo mejor (con mucha diferencia) de toda la película.

Napoleón está encarnado por uno de los mejores actores contemporáneos como es Joaquin Phoenix, quien por momentos parece estar totalmente absorbido por la figura del emperador. El ganador del Oscar realiza una de su más destacadas interpretaciones como ese rey emperador mezquino y a la vez ese sorprendente loco enamorado de una mujer que bien valía el peso de todo su imperio. Josefina Bonaparte está interpretada por la fascinante Vanessa Kirby, quien entrega una de las mejores interpretaciones de su carrera, siendo no solo el eje y alma de la película, sino también la obsesión compartida por Napoleón y un público que literalmente no puede mirar a nada que no sea ella cada vez que aparece en plano. El propio director ha confesado que el film ha sufrido excesivos recortes de metraje reduciendo el corte final de cuatro horas a dos horas y media. Llevándose por delante la mayoría de escenas referentes a la relación del atormentado matrimonio, en pro de agilizar el metraje en favor del rigor histórico para poder abarcar (muy por encima) todas las fases que llevaron al emperador a convertirse en una leyenda a la altura de muy pocas figuras en la Historia del mundo. En compensación a ello, el film resulta objetivamente ameno y ágil, aunque se percibe cierto nivel de aceleración y atropello, sobre todo en su tercer acto. Se espera que en algún momento cuando el film aterrice en la plataforma de Apple TV (productora de la película) lo haga concebido en su metraje original de 4 horas, algo que muchos, en especial yo, esperamos como agua de Mayo.

Hay algo realmente fascinante en la por momentos apabullante película de Ridley Scott sobre Napoleón. Un film que huye de cualquier sosiego o densidad en el relato y que atina muchísimo en retratar esa enfermiza necesidad de trascendencia histórica de un emperador que conquistó el mundo y perdió la cabeza por anteponer el amor de Francia al de Josefina. Napoleón es un film solemne, realmente entretenido, visualmente impecable y con esencia de clásico y de buen cine. Lo mejor de ella (junto a las escenas en el campo de batalla) es una vibrante Vanessa Kirby que atrapa en cada una de sus inquietantes apariciones que valen oro.

Título original: Napoleon Director: Ridley Scott Guión: David Scarpa  Fotografía: Dariusz Wolski  Música: Martin Phipps Reparto: Joaquin Phoenix, Vanessa Kirby, Ludivine Sagnier, Ben Miles, Tahar Rahim, Ian McNeice, Matthew Needham, Paul Rhys, John Hollingworth, Youssef Kerkour, Scott Handy Distribuidora: Apple TV+, Sony Pictures Fecha de estreno: 24/11/2023