En un momento en el que la solemnidad es una constante en los films que empiezan a colmar nuestras carteleras de cara a los próximos Oscars, es cuanto menos curioso que un director como Ridley Scott abrace su lado más mamarracho y por qué no decirlo, también su lado más queer, para realizar un abultado y divertido homenaje a una de las casas de moda más importantes de la historia del este siglo y que a la vez esto le sirva como excusa para rendir culto a aquellos seriales que en los 70 y 80 crearon sensación como Dallas, Dinastía y por supuesto Falcon Crest. Solo que aquí no tenemos ni a Joan Collins ni a Angela Channing de villanas, aquí tenemos a Lady Gaga y creedme, no tiene nada que envidiarle a ellas.
A sus formidables 84 años Ridley Scott ha adaptado la popular novela de Sara Gay Forden, publicada en 2001, y bajo el título: ‘The House of Gucci: A Sensational Story of Murder, Madness, Glamour, and Greed’, en donde se narran las desavenencias, envidias y juegos de poder y glamour de una familia de la moda italiana que coqueteó con la mafia napolitana y que para desgracia del legado Gucci, tuvo al frente a Patrizia Reggian, también conocida como “la viuda negra de Italia”, la villana perfecta de telenovela que en manos de la talentosa Lady Gaga es tan hipnótica como malsana de ver. Ridley Scott reúne a un reparto de lujo para representar su particular versión de El Padrino y ofrecer el entretenimiento más desprejuiciado y cuestionado de su carrera desde la sensacional e incomprendida El consejero (2013).
La casa de Gucci dura dos horas y media que se hacen notar, pero que no renuncian al entretenimiento en ningún momento. Su primera parte es una singular comedia con ínfulas de romanticismo clásico en la que Patrizia enamora a Maurizio Gucci, mientras que una vez se casan y ella ya es parte de la familia, el film pasa a convertirse en una sátira sobre el mundo de los negocios y la moda, sin renunciar a ninguno de los sensacionales clichés propios de las series de otro tiempo con toda la ostentación y excesos que la propuesta merece.
El colocar a Lady Gaga al frente del reparto y contar la historia (siempre) desde su punto de vista, es la mejor idea de toda la propuesta. Ella asume los deberes que su rol le impone y se convierte en esa mujer italiana ligeramente chabacana, ávida de dinero y poder a la que no le temblará el pulso para ordenar el asesinato de su marido, justo en el momento en el que éste le pida el divorcio. La casa de Gucci es el show de Lady Gaga y verdaderamente es la única razón para ver esta película. Ella está sorprendentemente natural y brillante y hace suyas unas líneas de guión tan arrabaleras como irremediablemente icónicas, es literalmente todo un descubrimiento que hace del film un instantáneo clásico trash.
A la diva del canto, la acompañan un correcto Adam Driver (como su marido Maurizio Gucci), un inspirado Al Pacino, un correcto y convincente Jeremy Irons, una hilarante Salma Hayek como la amiga adivina y compinche de Patrizia y un pasadísimo Jared Leto como el primo inútil, gay y carente de talento de toda la familia. Un cast impresionante que con sus más y sus menos, se apuntan a la fiesta que es La casa de Gucci y hacen que el espectador haga un desvergonzado viaje por los tejemanejes e incógnitas de esta charada de familia de la moda italiana.
Como todas las telenovelas, ésta película también tiene sus momentos menos carentes de interés o espectacularidad, pero en conjunto salvan con gracia los muebles. Es cierto que ya en el último tramo, cuando el personaje de Gaga sale quizá algo menos (hablo de tan solo 5 o 7 minutos, no nos alarmemos) la película decae por completo, lo cual refuta que ella es el alma y único atractivo de la misma, pero lo compensa para volver a aparecer en la secuencia final y cerrar el film con otra lapidaria e icónica frase que seguro también pasará a la posteridad cinéfila.
La casa de Gucci además de llamativas interpretaciones de un cast que evidentemente se lo estaban pasando muy bien mientras rodaban la película, ofrece también algunas atinadas pinceladas de cómo la firma Gucci influyó en la moda de este siglo y de cómo un por entonces un anónimo diseñador llamado Tom Ford, supuso la resurrección de firma y la presentación al mundo de un talento que hoy en día es uno de los mejores diseñadores y directores de cine del mundo. La última película de Ridley Scott es mi culebrón favorito de este 2021 y la reconfortante confirmación de que te guste o no, la Lady Gaga actriz ha venido para quedarse.
Título original: House of Gucci Director: Ridley Scott Guión: Roberto Bentivegna, Becky Johnson Música: Harry Gregson-Williams Fotografía: Dariusz Wolski Reparto: Lady Gaga, Adam Driver, Al Pacino, Jeremy Irons, Jared Leto, Salma Hayek, Jack Huston, Alexia Murray, Vincent Riotta, Reeve Carney, Gaetano Bruno Distribuidora: Universal Pictures Fecha de estreno: 26/11/2021