Nada podía presagiar que una historia que emocionó al mundo en 1976 volviera hacerlo, pero la leyenda de Rocky sigue viva 43 años después gracias a Creed II y previamente a Creed (Ryan Coogler 2015) porque no hay nada que le guste más a la gente que la superación personal y la adoraba nostalgia y ésta película es esas dos cosas y muchas otras cosas muy bien hechas.
Aunque hoy parezca increíble, Sylvester Stallone ganó un Oscar al mejor guión original por Rocky (1976). Una historia simple y efectiva a la par que emotiva. Con ella se asentaron las bases de lo que fue considerado como “cine de deportes” o “cine para heterosexuales”, un subgénero que en raras ocasiones posteriores volvió a brillar con la misma autenticidad, En 2015 y sin que nadie lo esperase Ryan Coogler (ahora nominado al Oscar al frente de Black Panther) sacó adelante una nueva secuela de La leyenda de Rocky que en muchos aspectos era incluso mejor que la primogénita. En esta ocasión se repetían los mismos patrones que encumbraron a la original, pero además de repetir esas estrategias efectivas, aportó un nuevo foco emocional y social al colocar como protagonista del relato a un joven afroamericano de clase baja que usaba el deporte como vía para tratar de ser una persona más digna, algo que caza al cien por cien con los fundamentos básicos del deporte, un discurso que hemos visto mil veces Million Dollar Baby (Clint Eastwood, 2004), o Cinderella Man (Ron Howard, 2005) y que sigue funcionando igual que la primera vez. Porque uno de los mayores aciertos de esta formidable película es que revive la fórmula de la saga original que invita a creer que el deporte te puede ayudar a ser una mejor persona, mientras que la dota de una veracidad y realidad social sin perder en ningún momento el foco narrativo de la historia. Una historia que sobre todo y por encima de todo funciona como una secuela narrativamente perfecta que cierra el círculo expuesto en su anterior entrega.
El prometedor púgil y estrella Adonis Creed, hijo del malogrado Apollo Creed, no siente que su vida sea plena pese a ser el campeón del mundo de los pesos pesados, debido a que siente que todavía tiene una deuda pendiente con su pasado. Un lastre que no le deja disfrutar plenamente de la felicidad junto a su familia y algo que le impide pasar página y sentirse como el digno sucesor de su padre. Un objeto narrativo que inesperadamente se convierte en una obviedad para su entorno y el resto del mundo, cuando el vástago de Ivan Drago (Dolph Lundgren) aparece para reivindicar la victoria de su padre, cuando éste años atrás acabó con la vida de Apollo Creed en el ring y ahora desafía a su relevo para comprobar si está o no la altura de su título de campeón del mundo. Una trama que funciona a la perfección ya que sirve como catalizador para “repetir” ese proceso de superación y creación del héroe americano, que en su día vimos personalizado en Sylvester Stallone y que ahora más que nunca es un icono popular y social para toda esa gente que se esfuerza día a día para salir adelante y alcanzar su meta en la vida y para una nueva generación que al igual que ocurre con el megalito Black Panther, ahora encuentra verdaderos e inspiradores referentes cinematográficos que hablen de su realidad. Cosa que como todos sabéis les encanta a los norteamericanos, porque no nos olvidemos que el cine después de todo está hecho y pensado para hacernos creer que nuestros sueños se pueden hacer realidad.
En esta ocasión la película no está firmada por Coogler sino por Steven Caple Jr., prácticamente un debutante que sorprende y alcanza niveles de brillantez con una película que por momentos llega a ser muy épica y más que una digna continuación. Creed II: La leyenda de Rocky es la secuela que nos merecíamos y que estábamos esperando con los brazos abiertos.
Una elegante e impecable dirección se complementan con unas formidables escenas de boxeo muy bien coreografiadas y rodadas con un tino y pulso firme apabullantes, que usan a su favor elementos artísticos como la música a cargo (en la ficción) por el personaje de Tessa Thompson que está maravillosa al servicio de una película en la que su personaje tiene mucho que aportar emocional y artísticamente.
Por otro lado uno de los más importantes aciertos del film, sino el más importante, es lo bien que vuelve a funcionar el emotivo tándem formado Michael B. Jordan y Sylvester Stallone que en más de una escena logran encogerte el corazón, incluso por encima de toda esa efervescente testosterona que impregna el film. Algo que por otra parte resulta perfectamente lógico si tenemos en cuenta que esta película es una película sobre el deporte. Eso sí, una muy buena película de deportes.
En Creed II: La leyenda de Rocky asistireís a un estupendo entretenimiento y a la consagración de una estrella absoluta como es esa bestia parda y fuerza de la naturaleza de Michael B. Jordan, alguien a quien la cámara quiere y desea tanto como nosotros.
Título original: Creed II Director: Steven Caple Jr. Guión: Sylvester Stallone, Ryan Coogler Música: Ludwig Göransson Fotografía: Kramer Morgenthau Reparto: Michael B. Jordan, Sylvester Stallone, Tessa Thompson, Dolph Lundgren, Florian Munteanu, Phylicia Rashad, Wood Harris Distribuidora: Warner Bros. Pictures